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Sergio Infante, director de «El país de las montañas prohibidas»: «La naturaleza está por debajo de los intereses de la elite» CULTURA|CIENCIA Crédito: Sergio Infante

Sergio Infante, director de «El país de las montañas prohibidas»: «La naturaleza está por debajo de los intereses de la elite»

Sergio Infante -autor de la cinta que todavía se encuentra en desarrollo- tiene una crítica visión sobre el acceso a las montañas en Chile, tema que le apasiona y que, según su experiencia, tiene responsables con nombre y apellido: las mineras y el Estado. Además, el montañista y documentalista plantea que si no fuera por la invisibilización de la Cordillera de los Andes, que es vista por la gente «como un muro», los chilenos y chilenas tendrían más consciencia acerca de la importancia de protegerla.


«Le he preguntando a la gente qué es la cordillera y dicen que es un muro, que es muy peligrosa, que es muy fría; generalmente adjetivos negativos», confiesa con resignación el montañista y documentalista Sergio Infante, autor de la cinta El país de las montañas prohibidas, que aborda los conflictos de acceso a los cerros y que, según Infante, también pretende mostrar la belleza y la importancia de la cordillera.

Cuando Infante habla de las montañas, parece como si estuviera hablando de su propia casa: lo hace con nostalgia, con delicadeza. Tiene más de 10 años de experiencia subiendo cerros y eso lo ha puesto de frente, como es de costumbre para muchos  montañistas, con obstáculos que toman distintas formas: portones, permisos de acceso, trámites burocráticos… y la lista sigue.

Le ha tocado, además, ver el dramático cambio del valle la Engorda, a los pies del Volcán San José de Maipo, donde instaló sus operaciones la empresa Alto Maipo; y le ha tocado irse a Argentina para subir el volcán Maipo porque, del lado chileno, el acceso estaba restringido. «Eso te demuestra que es mas fácil traspasar la frontera que traspasar los límites de la propiedad privada», se lamenta.

Para la realización de su documental, Infante se negó a postular a fondos estatales y a recibir aportes de marcas. Quiso, dice, conservar su libertad y darle un sello de transparencia a su cinta.

Crédito: Sergio Infante

-¿Cuándo nació la idea de mostrar el complejo acceso a los cerros de Chile?

-En febrero se cumplen 2 años desde que se gestó como idea y un año desde que empecé a trabajar. Ahora el proyecto se encuentra en la recta final: estamos comenzando el montaje, que debería tomar 3 meses. Esa parte es delicada, ya que tienes que reducir todo lo que tienes a una hora y media. Ahí la obligación es transmitir el mensaje, la tesis del documental.

-Que sería…

-Se pueden sacar varias tesis en limpio, una de ellas es algo que vengo confirmando: Chile es un país donde la propiedad privada es casi sagrada y donde la naturaleza está por debajo de los intereses de la elite política y económica. Tenemos una visión como sociedad respecto de la naturaleza que es profundamente extractivista, como que ella nos da recursos para sacar minerales y nada más. Eso, a diferencia de lo que pensaban los pueblos originarios, donde la relación era distinta, donde existía respeto, donde se tomaba lo justo. Los incas, por ejemplo, tenían una relación sagrada con las montañas , como con el cerro El Plomo, lo veían como un punto de conexión con sus divinidades. Aquí, en cambio, se ve como un lugar que provee minerales, que provee dinero, pero ese dinero no se ve reflejado ni siquiera en la ciudadanía, dado que se lo llevan las mismas empresas de siempre.

-¿Tienen nombre y apellido las «montañas prohibidas»?

-El volcán Maipo es uno de ellos. Hay montañas prohibidas en toda la zona central de la quinta a la sexta región, donde hay una frontera interna que divide a la ciudadanía de las montañas. Me llama la atención el glaciar Olivares, cerrado por el norte y el sur; se ha restringido el cerro Negro, que antes era como el Leonera, muy frecuentado durante los fines de semana. En la sexta región está el volcán Palomo, otro ejemplo más. Pero creo que la zona central es la más restringida. Ahora, de hecho, salió la noticia de que quieren explotar el Juncal. Es difícil con el lobby de la minera que ve a la montaña como el lugar donde sacan sus recursos. Es muy difícil lograr acceso.

-Pero tu has subido el volcán Maipo… aunque no precisamente por el lado chileno.

-Primero, hay que decir que el paso del Maipo tiene antecedentes de que fue habitado por gente hace más de 4 mil años , ¡es absurdo porque estamos súper cerca y tener que salir a Argentina te demuestra que es mas fácil traspasar la frontera que traspasar los límites de la propiedad privada! Ahora último, debido a la presión, se logró un protocolo de acceso, que es bastante poco inclusivo porque está diseñado solo para gente con experiencia en montaña. ¿Qué pasa con la gente que quiere disfrutar del paisaje? No pueden tener ese permiso. Es absurdo, además, porque el Maipo le da nombre al valle más importante de la zona central y provee de agua a casi el 90% de las plantaciones. Se dice, además, que el 70% del agua que se toma acá viene de ahí. Chile se vende como destino de montañas, se vende para afuera solamente, porque cuando quieres subir ese cerro, prácticamente no puedes hacerlo.

-También en el sector del Cajón del Maipo está el volcán San José, que si bien no tiene problemas de acceso, sí tiene una fuerte intromisión empresarial.

-Yo conocí ese lugar antes de que comenzaran las faenas de Alto Maipo y el cambio es dramático: la contaminación de agua, la contaminación acústica, es chocante. Da lata pensar que, para el colmo, es un proyecto anacrónico: si ves como va el desarrollo de la energía en el mundo mundo, esto no tiene sentido. Por otra parte, el valle de la Engorda, que está muy cerca del glaciar el Morado, ¡en cualquier parte del mundo sería un parque nacional! Son sacrilegios contra la naturaleza, existiendo alternativas que tienen menos efectos. Cuando se instaló Alto Maipo subí todas las montañas del sector: El Marmolejo, el Volcán San José, pensando que no lo podría hacer de nuevo.

Crédito: Sergio Infante

-Cuéntame con más detalle de qué se trata el documental, que tengo entendido verá pronto la luz.

-La montaña es el protagonista y el tema del acceso está pensando para mostrar la cordillera desde un punto de vista raro para el ciudadano, que no conoce realmente los cerros de Chile. A lo que llegué es que la gente no sabe lo que es la cordillera, derechamente no saben. En el colegio te enseñan que es un muro que divide al resto del mundo, entonces el documental, una de sus misiones, es mostrar la cordillera desde el punto de vista de que hay vida, ecosistema, hay comunidades, que no solamente es una línea, que son valles que se cruzan. Quiero mostrar la cordillera de una manera real.

-¿Cómo sabes que la gente no sabe lo que es la cordillera?

-Le he preguntando a la gente en la calle qué es la cordillera y dicen que es un muro, que es muy peligrosa, que es muy fría; generalmente adjetivos negativos, cuando los que hacemos montaña sabemos que es mucho más que eso.

-¿Y cuando habas de montañas prohibidas, te refieres solo en el sentido de su acceso físico?

-No, de hecho, también en el sentido de la falta de información, dado que al no existir conocimiento de la cordillera, tampoco hay educación medio ambiental, no te enseñan a desenvolverte en la montaña, a cuidarla. Lo que me han dicho varios montañistas es que si das libre acceso, puede quedar la escoba. El problema de fondo, es la educación. La cordillera está prohibida tangiblemente desde el punto de vista del acceso, pero también de manera intangible, desde la educación… si no te enseñan lo que es, cómo la vas a cuidar.

-Dicen que la montaña a sube por lo general personas de mayores ingresos económicos…

-Existe un mito de que la montaña es para los ricos, pero no es tanto un mito, porque son deportes que se realizan por gente de nivel socioeconómico más alto, siendo que podrían ser disciplinas realizadas por cualquier persona. Que estos deportes no sean democráticos, se debe a que la gente no sabe el potencial que tienen. Mi teoría es que desde la educación surge el problema porque en el colegio no te enseñan que puedes subir un cerro, lo único que hacen, de hecho, es generar distancia entre la gente y la geografía y eso provoca que se normalicen las rejas, total nunca te enseñaron que ahí hay vida, hay agua, que vive gente. La gente dice que da lo mismo que pongan la mina, porque ahí no hay nada. Si la gente supiera el valor que tiene la naturaleza, no se normalizarían los portones.

Crédito: Sergio Infante

-Es culpa, a tu juicio, del Estado…

-La gente no sabe y no es culpa, es culpa del sistema que los mantiene preocupados de otras cosas que no importan.

-Después de hacer este documental, ¿cambió tu mirada acerca del futuro de la cordillera en Chile?

-Soy pesimista: mientras exista la gran minería y leyes como el tratado binacional del cobre, ese que permite explotar indistintamente la frontera y que si una empresa encuentra mineral expropia por los dos lados y simplemente genera una frontera internacional entre dos países, que fue lo que pasó en Pascua Lama, creo que es muy difícil que la situación mejore.

-¿Y se está haciendo algo actualmente para mejorar el acceso a las montañas?

-Se ha tramitado la ley que regula acceso a montañas, que pretende que las montañas sean bien común de uso público y que tengan la servidumbre de paso, pero no sé en qué estado se encuentra en el Congreso… La solución para mí es que se visibilice la Cordillera de los Andes. La gente que tiene consciencia sobre la cordillera tiene un cierto privilegio. Subir una montaña, estar a los pies, contemplarla, es un privilegio. Por otra parte, yo no conozco gente que habiendo conocido la montaña, no deje de quererla, de sentirle necesidad imperiosa de volver.

-¿Cuáles son a tu juicio las razones más importantes para conservar la cordillera?

-La Cordillera de los Andes es un territorio que merece ser conservado porque toda el agua que tomamos viene de ahí, por ese solo hecho debería ser cuidada. También está el hecho de que sea el lugar de residencia de la comunidad de arrieros, que merecen que sus tradiciones sean conservadas. Por otro lado, están los pueblos del sur, los Pehuenches, quienes nunca vieron la cordillera como frontera. Hay que respetar toda esa relación que hemos tenido como seres humanos, desde siempre, con los cerros.

-Y también está toda la esfera espiritual, esa que conocen mejor los montañistas.

-Claro: exponerse al viento, al frío, cuando uno está acostumbrado a la calefacción y a la comida asegurada, te hace reevaluar la vida. Ver esos paisajes puede ser una razón para cuidarlas. La montaña es parte de nuestra identidad, los poetas le han escrito, si ir más lejos, Gabriela Mistral le escribió un montón a la cordillera. El arte se ve influenciado por la cordillera. La cordillera es parte esencial de nuestra identidad, si tú le preguntas a un exiliado en la dictadura, que es lo que mas echaban de menos, te decían «la Cordillera de los Andes».

-Eres conocido por ser alguien muy bueno para hablar con la gente que, como tú, sube montañas. ¿Qué te dicen los montañistas veteranos con respecto a los cambios que ha tenido la cordillera en Chile?

-Siempre dicen que había más nieve, que la sierra del Ramón se veía nevada hasta diciembre y ahora hay solo una nevazón en invierno y se va en semanas.

-¿Algo más que te gustaría decir, que yo no te haya preguntado?

-Sí. Una de las cosas mas satisfactorias del documental ha sido compartir con las comunidades, conocer el terreno, en primera persona, y ver cómo le afecta a las comunidades el tema del acceso a los cerros.

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