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Mesa de Diálogo de la Jibia y la violencia «Pérez Cruz» de las siete familias Opinión

Mesa de Diálogo de la Jibia y la violencia «Pérez Cruz» de las siete familias

Fernando González
Por : Fernando González Empresario PYME, Proyecto Anchoados Biotecnológicos. – Socio Gerente de Salazones y Ahumados Patagonia S.A. y Bio Garum Flavors Spa. Miembro del Comité de Defensa del Borde Costero, con sede en Puerto Montt.
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La discusión de la «Ley de la Jibia 2» es la oportunidad para que el Congreso dote al Estado de un presupuesto robusto, entre otros, para una fuerte inversión pública en infraestructura de mercados mayoristas a lo largo del país y en logística de distribución para el consumo interno, equivalente a la Línea 3 del Metro; políticas de fomento a la inversión en flotas de pesca artesanal con modernas tecnologías de conservación a bordo para el consumo humano, ya que sin hacerse cargo de lo anterior, seguiremos como país colocando la carreta delante de los bueyes y justificando que el problema del pobre consumo de pescado es cultural y que el remedio son campañas de promoción, que han probado por décadas ser un fracaso.


Los gremios de la gran empresa pesquera Sonapesca , Asipes ( siete familias) y el presidente de la CPC, Alfonso Sweet, han exigido al Gobierno rectificar lo hecho hasta ahora en torno a la defensa de sus intereses en el negocio de la jibia. Para ello instruyeron que diera inicio a un diáalogo entre los representantes de sus intereses y los dirigentes de los pescadores artesanales , lo que significa en los hechos no reconocer que el espacio de diálogo dentro de nuestra democracia esté depositado en el Congreso.

En la estrategia de la CPC, el resultado de la Mesa de la Jibia debe terminar en una «Ley de la Jibia 2», validada por ellos y luego por parte del Congreso, de esta manera se consigue un doble propósito: quedarse con una ley hecha a su medida y que los legisladores después de aprobarla se puedan lavar las manos ante la ciudadanía, de la mano de una prensa presta a construir una posverdad -distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública-, estrategia ya usada antes con éxito en el caso de la Ley Longueira. De allí la advertencia de Sweet a su sector político representado en el Congreso, colocando que esta es una nueva oportunidad para que se alineen con su propósito y de pasada perdonarles el que hayan extraviado el camino cuando votaron favorablemente la «Ley de la Jibia 1»: «Creo que se apresuraron cuando hay presión desde la calle»

No cabe duda que a las siete Familias les ha resultado cuesta arriba replicar lo conseguido con el cohecho y la corrupción del Congreso cuando lograron aprobarse la Ley Longueira, ya que ahora se han encontrado con la barrera que los congresistas tienen temor a que la ciudadanía no los reelija, con lo que se habría acabado el tiempo en que una buena cantidad de ellos podían mamar de dos tetas (del presupuesto del país y del cohecho -financiamiento de la política, pagado por la grandes empresas pesqueras).

David contra Goliat. Al imponer al Gobierno la Mesa de Diálogo de la Jibia inmediatamente aprobada la ley de la Jibia, Sonapesca y ASIPES, de la mano de la CPC, han transparentado que su sector no acepta el derecho de los pescadores artesanales ( David) de empoderarse de su rol político dentro del estado de derecho, y que como resultado de su movilización ciudadana hayan conseguido que los legisladores actuaran en coherencia con el mandato popular que representan dentro de la democracia, esto es, legislar en favor del país.

Los pescadores artesanales ( David), en el caso de la recién aprobada Ley de la Jibia, han sido autores y protagonistas de una estrategia exitosa, ya que la misma puso al Congreso por primera vez ante el dilema de resolver a favor del país y de la mayoría ciudadana o seguir siendo parte de una institucionalidad que actúa en forma servil a una minoría que decide el destino del país de acuerdo a la violencia Pérez Cruz, donde la élite piensa que los recursos pesqueros del país -como la playa para Pérez Cruz- son parte de su propiedad y de sus negocios; por lo mismo, la ley debe construirse y validarse por el Congreso a partir de esta premisa.

La alianza de la ciudadanía con los pescadores artesanales

Si los pescadores artesanales deciden participar de la Mesa de Dialogo, no deben olvidar representar el consumo de jibia para beneficio de los hogares de nuestro país, ya que este es un interés impostergable de la ciudadanía. La movilización social que permitió ganar la batalla de la jibia dentro del estado de derecho se hizo con «el apoyo de la calle»; por lo mismo, los pescadores artesanales deben resistir la estrategia de la CPC-Sonapesca-Asipes, en cuanto a que la Mesa de Dialogo solo incumbe a los que capturan la jibia y a los que son parte de su negocio de exportación.

Si el Congreso al momento de legislar el destino de la riqueza pesquera del país sigue dejando de lado a las organizaciones ciudadanas, las siete familias seguirán explotándola según el modelo «Pérez Cruz»; esto es, que la jibia y el resto de la riqueza pesquera del país (anchoas, sardinas, jurel),  se destine en un 100% a sus negocios de exportación para aumentar sus fortunas multimillonarias, postergando una vez más la alimentación saludable de los hogares de nuestro país.

La alimentación saludable de los chilenos está en juego en la Mesa de Dialogo de la Jibia. La pesca artesanal tiene la oportunidad -con la Mesa de Dialogo para la discusión de «La ley de la Jibia 2»- de exigir al Congreso que siente a la mesa a las federaciones de estudiantes, de empleados públicos, de trabajadores, organizaciones de pobladores, colegios médicos, etc. para colegislar con los anteriores la prioridad del consumo de la jibia para beneficio de la alimentación saludable de todo el país. En Perú, el principal recurso pesquero de consumo de los hogares de ese país es la jibia, con cerca de 50 mil toneladas por año. El bajo precio de la jibia, su abundancia y que sea rica en proteína marina y Omega 3 da una excelente oportunidad para que el Congreso acorte la distancia de lo hecho por nuestro vecino país en las últimas décadas, en cuanto a convertir la riqueza pesquera país en clave para la alimentación saludable de su población. Con mayor razón, enterados de que Chile padece de una crisis sanitaria -obesidad y sobrepeso- por malnutrición de tono alarmante en mujeres, niños y entre los sectores más pobres.

La discusión de «la Ley de la Jibia 2» es la oportunidad para que el Congreso dote al Estado de un presupuesto robusto, entre otros, para una fuerte inversión pública en infraestructura de mercados mayoristas a lo largo del país y en logística de distribución para el consumo interno, equivalente a la Línea 3 del Metro; políticas de fomento a la inversión en flotas de pesca artesanal con modernas tecnologías de conservación a bordo para el consumo humano, ya que sin hacerse cargo de lo anterior, seguiremos como país colocando la carreta delante de los bueyes y justificando que el problema del pobre consumo de pescado es cultural y que el remedio son campañas de promoción, que han probado por décadas ser un fracaso.

Todas las leyes de pesca aprobadas por el Congreso hasta la Ley de la Jibia hacían pensar que a los diputados y senadores les costaba aceptar que dentro de una democracia NO se les elige para proteger y decidir los mejores escenarios económicos para los negocios pesqueros de las siete familias, sino para legislar en beneficio de todos los ciudadanos del país. Vale recordarles a nuestros diputados y senadores que en palabras de Abraham Lincoln el fin último de la democracia : «es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

Es importante recordar que la jibia y la riqueza pesquera que posee Chile -rica en Omega 3 y proteína marina- es crítica para garantizar la alimentación saludable de todos los que habitan este país, y que ello va de la mano del derecho a la salud que se encuentra reconocido en la Constitución. De allí que los pescadores artesanales y la ciudadanía deben actuar de la mano y exigirle a los legisladores que cumplan el rol que les compete dentro de una democracia, aunque a las siete familias lo anterior les resulte tan insoportable como a que Pérez Cruz le invadan su playa.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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