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AFP: transparencia, ética y estética

Cristina Orellana Q.
Por : Cristina Orellana Q. Ingeniera en agro negocios. Ex vicepresidenta de la DC.
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Las pensiones son un problema de todos, es una discusión que exige la mirada integral desde lo ético, lo humano y lo solidario. Y por eso, el Congreso, Gobierno y la oposición deben actuar de cara a la ciudadanía, pensando en los próximos 50 años de los chilenos y las chilenas, no en ventajas cortas y consignas que solo sacan aplausos fáciles.


Es cierto que en nuestro país la actual tasa de cotizaciones de 10% es más baja que la que teníamos en el sistema antiguo, que era más de 19% y, asimismo, es más baja que en los países de la OCDE donde en promedio es del 18%.

Para especialistas en economía, este frío número puede ser una de las causas importantes de la insuficiente pensión que, al momento del retiro, reciben y recibirán miles de chilenos. Pero, sin lugar a dudas, cuando hablamos de la vida, el final de la vida, no podemos centrar la discusión solo en números que no reflejan lo que ha sido el sacrificio y esfuerzo de los sectores trabajadores del país.

Cuando hablamos de pensiones, la ética y la estética deben ser los ejes centrales de la discusión, puesto que el fondo y la forma en que se discute el futuro de todos, debe apuntar como objetivo principal a mejorar la calidad de vida de la clase media.

Cómo pedir a quien, con esfuerzo y apenas, reúne dinero para su jubilación, que contribuya al aporte solidario o cómo entender que la discusión se centre en quién administra el 4%. ¿No será que debemos centrar la discusión en el ingreso de las personas, en la reglamentación de cómo y dónde se invierte, en cuál es el costo de la AFP estatal y una AFP aprobada, cuál es el cobro real que debemos pagar por el hecho de que alguien administre nuestros fondos?

[cita tipo=»destaque»]Esta nueva ley requiere sobre todo transparencia, ética, estética y sentido país, no peleas pequeñas y de repartijas del poder por el poder. En este sentido, se requiere trabajar sobre la base de un buen diagnóstico, donde todo apunte a mejorar el monto de los ingresos de las personas, lo que hará que las pensiones sean acordes a una vejez digna, lo que se consigue no tan solo aumentando el porcentaje de las cotizaciones, sino analizando la calidad de los sueldos de los trabajadores y el aporte que pueda concretar el Estado.[/cita]

Esta discusión no será fácil, porque enfrenta a cada uno con los valores que declara creer y con aquellos con los que auténticamente vive. Cómo no entender a quienes están hartos de que alguien disponga de su dinero y es que cuando la plata es mía y se reúne con esfuerzo, resulta bastante difícil compartirla. Estamos en una construcción basada en el éxito individual y no colectivo, ya que aunque aludamos al gran valor de la solidaridad, eso dura hasta que tocan el bolsillo, porque el esfuerzo personal no quiere participar de la repartición colectiva.

La discusión del futuro de las AFP interesa a todos los chilenos, jóvenes, adultos y viejos. De allí que el cómo se tramite la Ley de Pensiones obliga a estar a la altura de los desafíos y exige que sea tratado como un tema país, no como una discusión partidista o del Gobierno de turno. La discusión debe ser de cara a nosotros, los ciudadanos, quienes lo merecen y demandan públicamente.

La reforma no puede discutirse sobre la base de consignas trasnochadas, eso sin duda es práctica de otro siglo, donde la gente tenía limitados los canales de información. Hoy es imposible tapar el sol con un dedo, porque para los chilenos el tema de las pensiones es prioritario, pues les toca directamente el bolsillo ahora o lo hará en el futuro.

Esta nueva ley requiere sobre todo transparencia, ética, estética y sentido país, no peleas pequeñas y de repartijas del poder por el poder. En este sentido, se requiere trabajar sobre la base de un buen diagnóstico, donde todo apunte a mejorar el monto de los ingresos de las personas, lo que hará que las pensiones sean acordes a una vejez digna, lo que se consigue no tan solo aumentando el porcentaje de las cotizaciones, sino analizando la calidad de los sueldos de los trabajadores y el aporte que pueda concretar el Estado.

AFP, es un problema de todos, es una discusión que exige la mirada integral desde lo ético, lo humano y lo solidario. Y por eso, el Congreso, Gobierno y la oposición deben actuar de cara a la ciudadanía, pensando en los próximos 50 años de los chilenos y las chilenas, no en ventajas cortas y consignas que solo sacan aplausos fáciles.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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