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Los «tiempos difíciles» de Piñera: el zapato chino del desempleo y el mercado laboral MERCADOS

Los «tiempos difíciles» de Piñera: el zapato chino del desempleo y el mercado laboral

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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El Gobierno ha intentado poner paños fríos para contener la amarga sensación que ha dejado en el país la situación de la economía. El lunes, el Mandatario puso sobre la mesa el proyecto de portabilidad bancaria, aunque en el sector privado abundan las dudas sobre qué tan avanzada esté la iniciativa. Es claro que La Moneda quiere y necesita «blindar» el flanco económico, pero, a pesar de sus esfuerzos comunicacionales, en el ámbito financiero consideran que hay un aspecto que se puede transformar en la pesadilla de la administración piñerista: el empleo o, en realidad, la falta de este.


La economía no pasa un buen momento. Se ha transformado en un dolor de cabeza para La Moneda, sobre todo cuando a nivel externo los embates de la guerra comercial están golpeando a todos los países y Chile no ha sido la excepción. Según datos del Banco Central, durante julio los envíos de cobre retrocedieron 10% y, a la par, este lunes 5 de agosto, se conoció el Imacec de junio que mostró un avance solo de 1,3% de la actividad.

El Gobierno de Sebastián Piñera ha intentado poner paños fríos para contener la amarga sensación que ha dejado en el país la situación de la economía. El lunes el Mandatario puso sobre la mesa el proyecto de portabilidad bancaria, aunque en el sector privado abundan las dudas sobre qué tan avanzada esté la iniciativa y temen que, por ahora, solo exista la «cáscara» comunicacional del anuncio presidencial. «No se conoce proyecto nuevo más que el que ya había anunciado en junio», comentaron desde el sector privado.

No solo eso, Piñera literalmente frente al Pizarrón –en el matinal «Mucho Gusto» de Mega– estuvo hablando de las bondades del proyecto.

Es claro que La Moneda quiere y necesita «blindar» el flanco económico, pero, a pesar de sus esfuerzos comunicacionales, en el ámbito financiero consideran que hay un aspecto que se puede transformar en la pesadilla de la administración piñerista: el empleo o, en realidad, la falta de este.

[cita tipo=»destaque»]El gerente de estudios de la consultora Gemines, Alejandro Fernández, explicó que en cierta medida estamos en «un punto de oscuridad», pues todas las mediciones actúan a ciegas con los nuevos datos del mercado laboral. «Si analizamos si la cifra oficial de 7,1% es alta o baja, es alta. La única manera de decir si es alta o baja es comparar con años anteriores, y este año no solo el último dato, sino todos los de este año, son más altos que todos los años anteriores, excepto el 2011, aunque efectivamente existen datos distorsionados de la migración», agregó el economista.[/cita]

El INE, por medio de su encuesta nacional, informó que el desempleo a nivel nacional se situó en 7,1%. La semana anterior, la encuesta del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile estableció que la desocupación en el Gran Santiago llegaba a 8,4%, cifra que ha sido la más alta registrada desde marzo de 2016: más de 280 mil personas sin poder colocarse en el mercado laboral.

El Gobierno se defendió como pudo. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y Piñera cuadraron una estrategia y afirmaron que esas cifras responden a que el casi millón de personas que se ha incorporado a la fuerza de trabajo ha implicado que el número de desempleados prácticamente no varíe. «Vamos a poner orden», aseguró el Mandatario.

Bien a contrapelo de la realidad, el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, señaló que «es un hecho positivo que la encuesta trimestral del INE demuestre lo que otras encuestas también están diciendo hace bastante rato, que Chile está creando cada vez más empleos formales».

Es un hecho que existe una base muestral con errores, debido a que las mediciones del INE se están haciendo con el censo de 2002 y no incorporan a los inmigrantes a la medición, lo que debería «ajustarse» de aquí a fin de año o inicios del próximo. Pero, pese a ello, en el sector privado consideran que lo anterior no va a solucionar el vertiginoso cambio del mercado laboral: más faenas por cuenta propia, freelance, jornadas parciales y automatización. Todo avanza más rápido de lo que el Estado reacciona.

El investigador de la Fundación Sol, Marco Kremerman, apuntó a que existe un desempleo «encubierto», ese que responde a todas las personas que aspiran a trabajar en jornadas completas, pero no pueden hacerlo porque el mercado ya no se los ofrece y, también, a una fracción de personas activas laboralmente, pero que después de un tiempo cesaron su búsqueda. «En Chile se sigue midiendo el empleo como si estuviéramos en 1980 y eso no resiste análisis», criticó.

Al mirar los datos del INE, las cifras de tasa de ocupación y tiempo parcial involuntario son sorprendentes. «A partir del crecimiento de los ocupados a tiempo parcial involuntario (3,3%) y los desocupados (0,3%), la tasa combinada de desocupación y tiempo parcial involuntario aumentó 0,2 pp (puntos porcentuales), situándose en 16,8%», reza el boletín del Instituto Nacional de Estadísticas.

Los que laboran y buscan una jornada completa, pero que por la presión del mercado no logran colocarse en jornada full time, se explican principalmente por una mayor cantidad de trabajadores por cuenta propia y por los sectores hogares y construcción como empleadores.

Un problema relevante también se le abre al Gobierno con los trabajadores informales. De acuerdo a la encuesta, aumentaron 1.3% en el período, alcanzando a las 30.750 personas, aunque cifras extraoficiales hablan hasta de 70 mil personas en este segmento. «El problema es que en ese segmento no se diferencia la calidad del trabajo por cuenta propia. Puedes tener a una persona vendiendo dulces en total precariedad o a un trabajador de Uber en mejores condiciones», agregó Kremerman.

El gerente de estudios de la consultora Gemines, Alejandro Fernández, explicó que en cierta medida estamos en «un punto de oscuridad», pues todas las mediciones actúan a ciegas con los nuevos datos del mercado laboral. «Si analizamos si la cifra oficial de 7,1% es alta o baja, es alta. La única manera de decir si es alta o baja es comparar con años anteriores, y este año no solo el último dato, sino todos los de este año, son más altos que todos los años anteriores, excepto el 2011, aunque efectivamente existen datos distorsionados de la migración», agregó el economista.

Inquietud empresarial

Mientras el ministro de Hacienda «reza» para que la economía mejore y la guerra comercial entre China y Estados Unidos no siga afectando las perspectivas de crecimiento de Chile, los empresarios cruzan los dedos por que se cumplan algunas promesas que el Ejecutivo les ha hecho: la primera y central, que se apruebe rápidamente la Reforma Tributaria, algo en lo que el Gobierno se comprometió para septiembre, pero que con los vaivenes de las negociaciones parlamentarias parece difícil de cumplir.

Desde el sector privado reconocieron que están en un compás de espera para arriesgar mayor inversión y, con ello, fomentar la creación de empleos, una suerte de compás de espera que se viene arrastrando desde el 2018, pero que ahora se ha profundizado con la guerra comercial. «Esperar y ver», afirmaron en el sector.

No por nada los cálculos apuntan a que la principal creación de trabajo ha venido desde el sector público, de donde han surgido cerca de 45 mil plazas laborales.

El año pasado la inversión fue, principalmente, en maquinaria y en renovaciones, lo que no generó nuevos puestos de trabajo y solo 2,7% de la inversión se refirió a acciones que tienden a generar empleo.

Pese a que los gremios y diversos sectores empresariales han trabajado en diversas instancias con el Gobierno y su agenda de reformas, en el sector admitieron que les inquietan las decisiones que tome La Moneda en un contexto de bajo crecimiento. «Independientemente de que las apoyamos, en matemática la Ley de Sala Cuna, la Reforma Laboral, los proyectos de menos horas laborales, ya sea el del Gobierno o de los parlamentarios, generan un aumento del costo laboral», manifestó un representante del sector privado.

Lo que tampoco contribuye a un ambiente favorable para la creación de empleos, puntualizaron entre los empresarios, es la falta de certeza, sobre los proyectos y decisiones gubernamentales que, a ojos del sector privado, atentan contra el crecimiento económico. Ponen dos ejemplos: uno, la decisión del Tribunal Ambiental de Valdivia en relación con el desarrollo de Mina Invierno (que revirtió permisos ya visados); y dos, las señales del Gobierno de poner en evaluación la concesión de la sanitaria Essal.

A la lista, en el sector privado sumaron que los tiempos de tramitación de proyectos en el SEIA siguen aumentando.

El economista Fernández afirmó que, para lo que queda del 2019, la mejoría laboral debería darse por algunas faenas más intensivas por estacionalidad, como las agrícolas, pero subraya que lo cierto es que «el panorama no es para nada muy auspicioso para lo que resta del año, tampoco para el próximo. El desempleo debería bajar algo por estacionalidad y mayor actividad en la construcción, pero nada muy significativo».

Raya para la suma, la pista está cuesta arriba para La Moneda y su principal promesa de campaña: la generación de nuevos empleos. Quizás Larraín no estaba tan equivocado y en Palacio solo les queda «rezar».

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