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Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas: ¡ahora! Opinión

Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas: ¡ahora!

Patricio Walker
Por : Patricio Walker Presidente del Senado
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Como ciudadano de nuestro país, invito a quienes tengan interés a leer los informes públicos del trabajo que se realizó en la comisión de Medio Ambiente del Senado en el período 2014-2018 (en que me correspondió presidir la comisión ) y, respetuosamente, hago un llamado a los integrantes de la comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados a aprobar este año el Proyecto SBAP, permitiendo que Chile de una vez por todas pueda contar con las herramientas necesarias para promover la preservación y conservación de nuestras especies, ecosistemas y genes, es decir, para permitir un desarrollo sustentable a las futuras generaciones.


Distintos científicos nos han recordado que la conservación ambiental es clave para proyectar nuestro país hacia el futuro y esto solo puede lograrse a través de una gestión integrada, con base científica, en todo nuestro territorio y maritorio. Además, han destacado el valor que tiene la biodiversidad para el combate al cambio climático, estimando que un 37% de la solución a este drama global debe provenir de la conservación de la naturaleza.

Un referente obligado en nuestro continente es Costa Rica, país que aprobó la Ley de Biodiversidad en el año 2018 y que, con un presupuesto de más de U$60 millones anuales, invierte 38 dólares por hectárea, mientras Chile solo invierte 2 dólares por hectárea.

Nuestro país goza de ecosistemas de un alto valor ambiental como el mediterráneo o la selva valdiviana, los humedales altoandinos o las turberas más australes del planeta, además del rico y enorme patrimonio natural existente en su mar (que es 15 veces superior a la superficie del territorio).

Sin embargo, Chile carece de un servicio público dedicado exclusivamente a la conservación de nuestra biodiversidad y de un sistema que gestione de manera integral todas las áreas protegidas del país, tanto terrestres como marinas, públicas y privadas.

Este es justamente el vacío que viene a llenar el proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SBAP), que aprobamos en el Senado el año 2018, actualmente en tramitación (en segundo trámite constitucional) en la comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados.

Muy importante ha sido el apoyo al proyecto SBAP de la Sociedad Ecológica de Chile (que tuvo un rol fundamental en la suscripción del protocolo de acuerdo suscrito por la comisión de Medio Ambiente del Senado y el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, representado por el ministro del Medio Ambiente de la época, Pablo Badenier), principal sociedad científica de Chile en temas de ecología y conservación, la que, a través de la plataforma Change.org ha desarrollado una valiosa campaña que busca sensibilizar a los parlamentarios de la necesidad de aprobar el SBAP.

En lo que respecta a las áreas protegidas, el proyecto establece que los parques nacionales solo podrán ser desafectados por ley, dando cumplimiento a la Convención de Washington. Además, considerando que la biodiversidad no reconoce fronteras administrativas, se establecen instrumentos de conservación de especies y de ecosistemas fuera de las áreas protegidas, como los planes de manejo para la conservación de ecosistemas amenazados, planes de restauración ecológica para áreas degradadas y planes de prevención, control y erradicación de especies exóticas invasoras.

Además, con el objeto de conservar la biodiversidad (sobre la base de los principios de participación, jerarquía, preventivo, de precaución, de no regresión, de información, de valoración de los servicios ecosistémicos), el Servicio va a promover la incorporación de prácticas sustentables, incluyendo prácticas de conservación de la biodiversidad de comunidades locales y pueblos indígenas, en procesos y actividades productivas a través de: la certificación y el ecoetiquetado, la promoción de contratos de retribución de servicios ecosistémicos, los acuerdos de producción limpia, el establecimiento de sitios prioritarios, zonas de amortiguación, paisajes de conservación y reservas de la biósfera, la conservación ex situ (bancos de semillas, de germoplasma, jardines botánicos), la protección eficaz de humedales, entre otros instrumentos.

Uno de los aspectos a destacar del proyecto consiste en un mayor financiamiento de las áreas protegidas, aumentando el presupuesto destinado a la conservación y preservación ambiental de $15.000 millones a $30.000 millones, presupuesto que sigue siendo insuficiente y que esperamos aumente significativamente a través de las futuras leyes de presupuesto.

Asimismo, el SBAP contempla creación de un Comité Científico Asesor del SBAP y del fondo nacional de la biodiversidad, fundamentalmente con el objeto de financiar iniciativas privadas de conservación y tendrá la función de pronunciarse sobre los impactos de los proyectos o actividades en materia de biodiversidad (incluyendo las medidas para mitigar, restaurar o compensar sus efectos, y su relación con el cambio climático).

Como ciudadano de nuestro país, invito a quienes tengan interés a leer los informes públicos del trabajo que se realizó en la comisión de Medio Ambiente del Senado en el período 2014-2018 (en que me correspondió presidir la comisión ) y, respetuosamente, hago un llamado a los integrantes de la comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados a aprobar este año el Proyecto SBAP, permitiendo que Chile de una vez por todas pueda contar con las herramientas necesarias para promover la preservación y conservación de nuestras especies, ecosistemas y genes, es decir, para permitir un desarrollo sustentable a las futuras generaciones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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