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Partidos mueven sus fichas de cara a las parlamentarias: entre los «viejos estandartes» y la renovación de la política PAÍS

Partidos mueven sus fichas de cara a las parlamentarias: entre los «viejos estandartes» y la renovación de la política

Las colectividades han tenido extensas e intensas reuniones por estos días, intentando cerrar las nóminas de sus listas parlamentarias. En la izquierda las tensiones han aumentado, en especial en Chile Digno, donde han tenido diferencias sobre la presencia de las colectividades más chicas. En Unidad Constituyente están a la espera de la determinación definitiva del PRO de inscribir o no en la presidencial a Marco Enríquez-Ominami: si lo hacen, deben abandonar el pacto parlamentario, según sus socios. En Chile Vamos, en tanto, el nudo ha sido encontrar nombres nuevos que quieran competir. Con todo, algunas colectividades han apostado por figuras más conocidas y con una mayor experiencia política para las senatoriales, y conjugar en las diputaciones nombres que van a la reelección con candidaturas que no tuvieron éxito en los comicios de convencionales constituyentes y las municipales, así como candidatos sin experiencia en cargos políticos.


La inscripción para las elecciones de noviembre está a la vuelta de la esquina y cada pacto atraviesa por estos días los momentos más tensos de la negociación parlamentaria, cuando las listas comienzan a depurarse y queda poco para cerrarlas. Una conversación que no está exenta de roces y discusiones, y donde habitualmente se generan distancias por el espacio que tienen los partidos más pequeños frente a los más numerosos o con mejores resultados en las últimas mediciones electorales.

La mayoría apuesta por el hecho de que esta semana puedan depurarse lo más posible las nóminas, entendiendo que el reloj está prácticamente encima, quedando menos de una semana para formalizar ante el Servel. Cada pacto tiene sus propias problemáticas y también sus criterios a la hora de postular los nombres, todo además inevitablemente marcado por el escenario presidencial.

A modo general, las colectividades han apostado por diputados en ejercicio, políticos conocidos o exparlamentarios para los cupos senatoriales, sumado esto a quienes van a la reelección. Para las diputaciones, el abanico va desde excandidatos que compitieron en las elecciones municipales o de convencionales constituyentes y no ganaron, pero tuvieron resultados positivos. También incluye a antiguos dirigentes políticos que estuvieron alejados de la “primera línea” de la política, y a dirigentes territoriales, sin experiencia en cargos conocidos, más quienes van a la reelección y uno que otro nombre más mediático.

Una de las piedras en el zapato en los pactos de la oposición ha sido la hegemonía que instalan los partidos con mejores resultados electorales en las últimas mediciones, como la DC y el PS en Unidad Constituyente, y el FA y el PC en Apruebo Dignidad. En las tiendas con más cupos fue común el comentario de que “hay partidos chicos que se pasan de roscas y se ponen exigentes”, mientras que desde las colectividades con menos espacios señalan que “hay partidos que pasan la máquina y nos miran en menos”.

La incidencia de ME-O

Uno de los principales flancos en Unidad Constituyente es qué va a pasar con el Partido Progresista (PRO). Esto, porque se espera que esta jornada el Tribunal Constitucional (TC) resuelva el futuro de sus derechos políticos, que hasta ahora ha sido el freno para oficializar su opción a La Moneda. Y si bien aguardarán esa resolución, en el PRO hay confianza por el precedente que se fijó con el caso de Cristián Warner, exasesor de ME-O, caso en el que el TC acogió de manera unánime el requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, recuperando así sus derechos políticos y ciudadanos.

Si bien la decisión final la tomará el PRO el domingo, luego de la consulta ciudadana de Unidad Constituyente, son varios en el partido los que sostienen que “no hay razones para no ir”. Esto –dicen– no significa necesariamente romper el pacto parlamentario con el resto de los partidos del bloque. El resto de las colectividades se apuraron en descartarlo. “Si van con candidato presidencial propio, tienen que irse de la lista parlamentaria. Fuimos claros con ellos desde el día uno”, dijo un dirigente del bloque. La eventual salida del PRO significa –asumieron en Unidad Constituyente– reacomodar nombres para cerrar la nómina definitiva.

Pero además algunos marcaron sus reparos a la posibilidad de que el PRO acoja finalmente una candidatura senatorial de Rodrigo Peñailillo, exministro que fue investigado en el caso SQM, sobre financiamiento ilegal de la política. Esto, porque el PRO, en un gesto político, ofreció el cupo al exsecretario de Estado, quien recibió el portazo del PPD y el PS. Sin embargo, por ahora no hay un acuerdo, puesto que la intención de Peñailillo es competir por la Región del Biobío como senador, donde el PRO quiere defender con uno de sus filas el actual puesto de Alejandro Navarro.

“Sería cargar con un muerto que nadie quiere, meternos en el barro sin ningún sentido”, enfatizó un dirigente de uno de los partidos de Unidad Constituyente, sin embargo, en el PRO enfatizaron que Peñailillo no fue formalizado y que en la mesa está el principio de presunción de inocencia.

Entre las cartas que ha puesto en la mesa el PS al Senado, está la de Juan Luis Castro, y en el Bío Bío se cuentan Manuel Monsalve y Gastón Saavedra, actuales diputados, y también los otrora diputados Clemira Pacheco y Daniel Melo –que generan ambos ciertos resquemores internos, especialmente Melo, por su vinculación a delitos de violencia intrafamiliar–; en Coquimbo, Daniel Manouchehri, abogado y exdirigente estudiantil; Romanina Morales, en el distrito 12, quien compitió como candidata a constituyente por ese mismo sector; entre otros.

En el PPD una de sus mayores apuestas está en la actual presidenta del partido, Natalia Piergentili, así como Domingo Namuncura como diputado en La Florida. También María José Díaz, quien fue candidata independiente en cupo PPD por el distrito 16 en la elección de convencionales constituyentes, y otros liderazgos jóvenes, como Marcos Pérez, en Tarapacá.

En la DC resurgen nombres como los del exministro Alberto Undurraga. También, como candidato al Senado en la Región Metropolitana, Eugenio Ortega Frei, hijo de la presidenta del partido, Carmen Frei.

El Partido Radical tiene como mayor apuesta llegar con la diputada Marcela Hernando al Senado. Además, traería de regreso al expresidente del partido, Ernesto Velasco, y a su excandidato presidencial, José Antonio Gómez. Y –según reconocieron algunos–, si Carlos Maldonado no triunfa este sábado, podría asimismo asumir un cupo parlamentario.

En Apruebo Dignidad la tensión fue protagonista este martes. El Frente Amplio (FA) presentó una fórmula para distribuir los cupos que fue bien acogida. Sin embargo, en sectores de Chile Digno reclamaron que el Partido Comunista (PC) apostó por minimizar al resto y hacerse de más cupos. En el PC apuestan, entre sus cartas más fuertes, por Guillermo Teillier para un sillón en el Senado por la RM. Y si bien aspiran a mantener su actual presencia en la Cámara de Diputadas y Diputados, la salida de Camila Vallejo causó preocupación, en especial por tratarse de un distrito grande, con comunas como La Florida y Puente Alto.

En el FA los nombres pasan por Karina Oliva, quien fue candidata a gobernadora regional; el exfiscal Carlos Gajardo; el RD Pablo Paredes por el Distrito 10, y el actual diputado Miguel Crispi, que podría apostar al Senado. En la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), las apuestas a la Cámara Alta son con Alejandra Sepúlveda y Esteban Velásquez.

A estas conversaciones en curso se suman otros pactos de oposición, como el del Partido Igualdad y Partido Humanista, además de las candidaturas independientes, como las de la Lista del Pueblo, que buscan patrocinios para llegar a inscribirse el 23 de agosto, y donde destaca entre sus más conocidas Fabiola Campillai, quien apuesta a llegar al Senado por la Región Metropolitana.

Los nudos de Chile Vamos

A diferencia de ocasiones anteriores, el gran problema del oficialismo para conformar las listas parlamentarias, hoy no tiene que ver con que tal partido le pasa por encima a otro ni por diferencias respecto a escaños protegidos, como suele suceder en estas instancias. El nudo, hoy por hoy, consiste en la dificultad de encontrar rostros nuevos que quieran competir para un cupo en el Parlamento en un contexto en la «marca» Chile Vamos está completamente a la baja, así por lo menos lo reconocieron transversalmente en el oficialismo.

A lo anterior se suma la complejidad de cumplir con los requisitos impuestos por el candidato presidencial del conglomerado, Sebastián Sichel, y que consisten en llevar nombres jóvenes y que no arrastren una mochila con la marca de un partido político, todo esto cruzado con la dificultad que ha significado, para unos más que otros, completar las cuotas de género que la ley impone.

Para el oficialismo la conformación de las listas es una situación de “vida o muerte”, pues luego de haber perdido más de 30 municipalidades, haber logrado solo 1 de 16 gobernadores regionales y haber quedado muy por debajo de las expectativas en la Convención Constitucional, perder el Parlamento significaría quedar fuera de juego en todos los espacios mayores de toma de decisiones del país.

De esta manera –y si bien el plazo de inscripción vence el lunes 23 de agosto– es que en Chile Vamos han tenido que aplazar en dos ocasiones la presentación del acuerdo parlamentario, el que buscaba de alguna manera diferenciarse de la oposición, en relación con la capacidad de gobernar que tendrían unos y otros.

Pero no ha sido posible. La cita del comité electoral transversal del conglomerado oficialista, que estaba agendada para este martes 17 de agosto, tuvo que ser suspendida, debido a que tanto desde RN como de Evópoli acusaron problemas de agenda, una forma elegante de decir que aún tienen varias complejidades por resolver.

Y si bien el espíritu sería el de seguir las indicaciones de su abanderado presidencial, en cuanto a encontrar rostros frescos con disposición a los cambios de manera gradual –que es la estrategia que Sichel ha aplicado para diferenciarse de la oposición–, el Senado al parecer corre con sus propias lógicas.

Tal cual indicaron, “para competir por un escaño senatorial se necesita un mayor nivel de conocimiento”, por ende, las reglas en esta ocasión no serían parejas para una Cámara y otra. De esta manera, nombres como los de Manuel José Ossandón, Jacqueline Van Rysselberghe, Iván Moreira, entre otros, están aún sobre la mesa esperando su ratificación.

De todas formas, una de las lógicas primordiales para esta instancia, y que fue aceptada por todos, es la de no obstaculizar el camino de quienes tienen la posibilidad de ir a la reelección. Esto, considerando que el oficialismo fue el sector que más salió perjudicado al momento de haberse aprobado la ley que les puso límites a las reelecciones. Para contextualizar, fue la aprobación de esta ley la que finalmente le costó el puesto al exministro del Interior, el Evópoli Gonzalo Blumel, puesto que la UDI nunca se lo perdonó, acusándolo de haber tenido una “inmensa falta de visión política”, que hasta el día de hoy se lo refriegan cuando recuerdan la magna derrota en las municipales.

Por ahora en la UDI está agendada para el día jueves en la tarde la sesión de su consejo general, para ratificar su lista, la que aún no consigue cerrarse. Son doce los diputados que no podrán reelegirse, entre ellos Celso Morales, Javier Hernández, Iván Norambuena o Enrique van Rysselberghe –quien apostaría por pasar al Senado en el Biobío–. A ellos se suman los nombres del presidente de la UDI, Javier Macaya –quien postularía al Senado por la sexta región–; la secretaria general, María José Hoffmann, que también suena como carta senatorial; Issa Kort, que dejó su cargo para asumir como embajador de Chile en la OEA; y Ramón Barros, a quien están intentando convencer de pasar a la Cámara Alta también.

En el caso de RN, en las diputaciones, hay un mapa más o menos claro, aunque no sin dificultades para llenar los cupos de quienes no pueden reelegirse. Mientras que en el distrito 8 iría Camilo Morán –reemplazante de Mario Desbordes–, junto a Cristián Pino –pareja de la ministra Karla Rubilar–, en el distrito 9 la apuesta será la reelección de Eduardo Durán y Erika Olivera. En el 10, se repetiría el plato el diputado Sebastián Torrealba, y lo acompañaría en la lista Tomás Fuentes.

En el 12, es Ximena Ossandón quien va apostar por la reelección, y al no poder participar Leopoldo Pérez, se está sondeando el nombre de una exconsejera regional. El distrito 11 mantendrá la nómina de sus tres diputados: Catalina del Real, Gonzalo Fuenzalida y Karin Luck.

Parte del puzle aún irresuelto pasa por convencer al diputado por La Araucanía, Miguel Mellado, de competir, toda vez que no quiere hacerlo; también, a Frank Sauerbaum de apostar por la Cámara Alta, considerando que él quiere reelegirse en su diputación; y, finalmente, de buscar un acompañante de Marcela Sabat y Manuel José Ossandón para la senaduría por la Región Metropolitana.

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