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De la urgencia de la remediación ambiental: la eterna espera del ex vertedero Lo Errázuriz en Estación Central Opinión

De la urgencia de la remediación ambiental: la eterna espera del ex vertedero Lo Errázuriz en Estación Central

Rosario Gaymer, Pablo González y Caroline Stamm
Por : Rosario Gaymer, Pablo González y Caroline Stamm Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC/ Centro de Estudios de Conflictos y Cohesión Social (COES)
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Después del cierre del antiguo relleno sanitario, ha habido diversos intentos de remediación, los cuales no han llegado a concretarse, habiendo incluso malversación de fondos públicos. Sin embargo, luego de casi tres décadas, se está desarrollando desde el 2019 un proyecto de remediación que busca revertir el daño ambiental, a través de la construcción de un parque de 40 hectáreas. Este proyecto, liderado por el Gobierno Regional, desarrolló procesos participativos con el fin de incluir a la comunidad en el diseño de este tan esperado parque. No obstante, a pesar de esta iniciativa, las comunidades locales aún no han visto los cambios y el proceso de remediación se vuelve incierto. A partir de entrevistas y visitas al lugar pudimos observar que aún persiste el daño, tanto a nivel ambiental, social, como del paisaje mismo. Los microbasurales, las chimeneas para la emanación de gases y las plagas de ratones caracterizan el paisaje, así como los sentimientos de incertidumbre y confusión definen la eterna espera de superar una vida marcada por el sufrimiento ambiental. 


El tema de la injusticia ambiental se ha difundido ampliamente estos últimos años en relación con las denominadas zonas de sacrificio, como Quintero-Puchuncaví, Huasco o Coronel, pero poco se habla de lo que pasa en la capital chilena. Santiago no es ajeno al tema y alberga de hecho grandes pasivos ambientales, que han sido invisibilizados, a pesar de los riesgos y de los impactos ambientales y sociales asociados. 

Ese es el caso del antiguo relleno Lo Errázuriz, terreno de 40 hectáreas, situado en la comuna de Estación Central, en medio de la ciudad de Santiago. Este relleno sanitario se cerró en 1995, con la apertura del relleno sanitario Loma Los Colorados (ubicado en Tiltil), después de haber recibido durante 11 años la basura de 14 comunas del Gran Santiago, es decir, más del 60% de la producción de residuos sólidos de la Región Metropolitana. Es sorprendente y preocupante, ante todo, saber que a 26 años de su cierre todavía no se han realizado los procesos esperados de remediación ambiental. Solo un cuarto del terreno del relleno sanitario fue restaurado, gracias al rol que jugaron las organizaciones vecinales y la Red Ambiental Naturaleza Viva. El resto del terreno es un no man’s land, una gran planicie de tierra que espera hace décadas la promesa de construcción de un área verde, como una forma de remediación.

Más allá de la historia de sufrimiento ambiental, asociada al funcionamiento de lo que fue el primer relleno sanitario construido como tal en Chile, lo que planteamos en esta columna es la necesidad urgente de cumplir con la remediación ambiental de este ex vertedero, que va más allá de la gestión técnica de un pasivo ambiental. No hace falta decir que no es grato vivir cerca de la basura, que implica riesgos para el medioambiente y la salud y que esta acumulación de basura ha sido el escenario de sistemáticas vulneraciones e injusticias ambientales para las comunidades aledañas. Estas poblaciones vecinas ya existían cuando se instaló el relleno sanitario, como lo ilustran los casos de las poblaciones Los Nogales y Alessandri –fundadas en la década del 40– o los proyectos de autoconstrucción de viviendas de la Operación Sitio de la década del 60, que dio origen a las poblaciones Robert Kennedy, Villa Francia, Villa España, Población Santiago y Padres Carmelitas. Pero lo urgente es revertir esta situación después de años de abandono y construir por fin el parque prometido hace décadas. 

Después del cierre del antiguo relleno sanitario, ha habido diversos intentos de remediación, los cuales no han llegado a concretarse, habiendo incluso malversación de fondos públicos. Sin embargo, luego de casi tres décadas, se está desarrollando desde el 2019 un proyecto de remediación que busca revertir el daño ambiental, a través de la construcción de un parque de 40 hectáreas. Este proyecto, liderado por el Gobierno Regional, desarrolló procesos participativos con el fin de incluir a la comunidad en el diseño de este tan esperado parque. No obstante, a pesar de esta iniciativa, las comunidades locales aún no han visto los cambios y el proceso de remediación se vuelve incierto. A partir de entrevistas y visitas al lugar pudimos observar que aún persiste el daño, tanto a nivel ambiental, social, como del paisaje mismo. Los microbasurales, las chimeneas para la emanación de gases y las plagas de ratones caracterizan el paisaje, así como los sentimientos de incertidumbre y confusión definen la eterna espera de superar una vida marcada por el sufrimiento ambiental. 

La construcción del parque es una iniciativa necesaria para empezar con el proceso de reparación, sin embargo, falta agregar que la remediación debe ir más allá de solo limpiar un paisaje tóxico. Se debe así –a nuestro juicio– incluir una reconstrucción de la historia del lugar, abordando aspectos éticos y morales definidos desde las comunidades locales afectadas, para así ser una verdadera oportunidad de reparar el territorio. Asimismo, la confianza social es un atributo de vital importancia que se debe considerar en este tipo de procesos que implica la gestión de riesgos, con el fin de lograr una remediación efectiva que se ajuste a revertir de forma sustantiva el daño ambiental y social a nivel de territorio. En el caso de Lo Errazuriz, es necesario asegurar este proceso, así como seguir con el compromiso de involucrar a la ciudadanía en aquello.

Este caso emblemático no es el único. Más allá de la urgencia del proyecto de parque en Lo Errazuriz, para remediar ambientalmente este territorio caracterizado por el sufrimiento y la injusticia ambientales durante décadas, es necesario pensar en reforzar principios de remediación y restauración ambiental en las políticas públicas e integrarlos en el marco del proceso constitucional actual. En ese tenor es que el gobernador de la Región Metropolitana también debe cumplir un rol activo en propiciar principios de justicia para las comunidades afectadas. No se trata solamente de evitar futuros proyectos no sustentables, sino también de sanar los territorios contaminados y revertir las desigualdades ambientales.  

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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