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Inflación: omisiones y medias verdades Opinión Crédito: Agencia Uno

Inflación: omisiones y medias verdades

Luis Machuca
Por : Luis Machuca Ingeniero Comercial (U. de Concepción), Magister en Planificación y Gestión Educacional (UDP), docente universitario y consultor.
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Ya a contar del tercer trimestre del año 2020 se comenzaron a hacer patentes los efectos económicos de la pandemia, evidenciados en las contracciones de la oferta, producto inicialmente de las restricciones a la movilidad de personas y posteriormente la reducción del tráfico de mercancías, materias primas, insumos y repuestos. El tráfico marítimo de bienes se vio además fuertemente afectado por factores tan puntuales como la no disponibilidad de contenedores, debido a que estos quedaban acumulados en los puertos por la no disponibilidad de bienes disponibles para exportar. Por supuesto, los valores de los fletes internacionales experimentaron incrementos significativos, que no se han revertido.


El tema económico hoy en día y ya desde hace al menos un año y medio, es la inflación. Fue invocada como la principal razón para rechazar la idea de un cuarto y quinto retiro. Principalmente el último. No obstante la copiosa evidencia de que los factores detonantes de la inflación no eran exclusivamente –ni siquiera principalmente– los tres retiros efectivamente cursados.

Ya a contar del tercer trimestre del año 2020 se comenzaron a hacer patentes los efectos económicos de la pandemia, evidenciados en las contracciones de la oferta, producto inicialmente de las restricciones a la movilidad de personas y posteriormente la reducción del tráfico de mercancías, materias primas, insumos y repuestos. El tráfico marítimo de bienes se vio además fuertemente afectado por factores tan puntuales como la no disponibilidad de contenedores, debido a que estos quedaban acumulados en los puertos por la no disponibilidad de bienes disponibles para exportar. Por supuesto, los valores de los fletes internacionales experimentaron incrementos significativos, que no se han revertido.

A inicios del presente año, se comenzaron a acentuar los riesgos de un conflicto entre Rusia y Ucrania, lo cual se materializó en febrero. Fue el factor definitivo para acelerar el proceso inflacionario mundial en curso que ha marcado récords en economías tan disímiles como Reino Unido, EE.UU. y Chile. Los incrementos en los precios de los combustibles ya se venían dando desde mucho antes del conflicto bélico. Este solo acentuó la tendencia.

Hoy, las autoridades ya no insisten en señalar como causas de la inflación en Chile a los retiros de fondos previsionales. Incluso reconocen que un 75% de la inflación que tenemos es originada por factores externos. Por cierto, se suele omitir señalar que en EE.UU., por ejemplo, nadie culpa de la inflación actual a las cuantiosas transferencias directas a las personas efectuadas por la administración republicana. Y también se suele olvidar la cuantiosa cantidad de liquidez producto del IFE. Más bien se prefiere cargar la responsabilidad a los retiros desde las AFP.

Quizás sea necesario recordar que lo que ocurra en la economía o la política en Chile prácticamente no incide en la economía mundial. De hecho, el PIB de Chile no alcanza a representar el 2% del PIB mundial. Pero estamos absolutamente expuestos a lo que ocurra más allá de nuestras fronteras. Prácticamente importamos el 100% de los combustibles y porcentajes significativos de granos.

Así, por ejemplo, solo para mencionar el caso del trigo, más de la mitad de la demanda interna se debe importar. Y si bien ni Rusia ni Ucrania son proveedores habituales, estos dos países representan un tercio de la producción global y, por tanto, el conflicto se traduce en presión al precio de este grano a nivel mundial. Adicionalmente, consumimos 140 kilos por persona. Más del doble del promedio mundial.

Y existe además un factor adicional que se omite absolutamente en los análisis: la especulación. Conocido es el nivel de concentración que existe en la economía chilena y también es conocido el historial de especulación y acaparamiento que en determinadas épocas y circunstancias han afectado a la población económica y socialmente más vulnerable. Por consiguiente, no debe caber duda en cuanto a que un porcentaje de la inflación presente es causado por este factor.

Es altamente previsible que el escenario actual de inflación conducirá en algún momento a una fuerte presión por transferencias directas e incluso se podrían resucitar los proyectos de los denostados retiros de fondos previsionales. De hecho, es muy llamativo que la población se esté mostrando tan poco proactiva en este sentido. ¿Deseos de no complicar aún más la gestión de la actual administración?

A estas alturas es claro que las mejoras marginales en el valor de la asignación familiar o en la PGU no resuelven nada. En el primer caso, la ayuda es marginal porque la base es paupérrima: la asignación familiar tiene un valor máximo de algo más de $15.000, equivalentes a algo así como 7 kilos de pan. En el segundo caso, solo se trata de un reajuste a la PGU en función de inflación pasada. En términos reales la PGU no se incrementa.

Por cierto, el actual Gobierno proponía en campaña una pensión básica universal, concepto equivalente a la PGU, de $250.000. Ya debería haberse presentado un proyecto para avanzar hacia ese valor, de forma similar a como se hizo con el ingreso mínimo. El tema es que los pensionados, a diferencia de los empresarios, trabajadores y estudiantes, no tienen capacidad de ejercer presión. Por consiguiente, tanto respecto a incrementos reales en la PGU como de las pensiones pagadas por la AFP, solo pueden esperar. De hecho, respecto de las últimas, ya han esperado 15 años.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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