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Imágenes y mensaje político Opinión

Imágenes y mensaje político

Guido Romo Costamaillère
Por : Guido Romo Costamaillère Director de Encuestas y Opinión Pública Gemines Consultores
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Las imágenes son poderosas por su capacidad para que evoquemos momentos o sensaciones; son, por lo tanto, tremendamente valiosas en comunicación política si se logra vincular sentimientos o emociones positivas con imágenes que las personas “graben” de la comunicación de una campaña, un candidato, una organización o Gobierno. Para ello es fundamental el conocer a los grandes segmentos que se quiere impactar. Estudiar, estudiar y estudiarlos es un factor crítico y una llave para lograr resultados. Saber transmitir y contar las historias para que queden grabadas, es otra.


Uno de los conceptos centrales de un discurso político es que logre comunicar eficientemente sus mensajes e ideas fuerza, especialmente aquellas que constituyen el corazón de sus postulados, aquello que lo debe distinguir, identificar y posicionar en sus audiencias.

Obviamente, para lograrlo, deberá competir por la atención y recordación entre sus distintos públicos objetivos con muchos otros temas, y especialmente con las ideas de sus competidores o adversarios. Y esto ocurre, y es importante recordarlo, no solo en período de campaña, debe ser todos los días, en cada intervención, un continuum que debe estar presente en toda acción comunicacional.

No estamos hablando de imágenes vacías, sin contenido. Se trata de generar imágenes con contenido en la mente de las audiencias. Imágenes que deben quedar grabadas para ser asociadas cuando el tema se vuelva a tocar. Las imágenes tienen que ver –obviamente–, con la realidad de cada uno, con su historia de vida, sus experiencias, ideas y sentimientos. (En Educación se dice que el aprendizaje ocurre cuando es significativo, esto es, que lo expuesto debe significar algo en la vida del oyente; por eso, cuando me explican, por ejemplo, la Tabla Periódica fuera de contexto, lo olvido rápidamente porque no me significa nada).

Es, por lo tanto, evidente que serán distintas para cada persona, pero el objetivo es lograr credibilidad, conocimiento y persuasión, para segmentos amplios, con elementos comunes que los unen o enlazan entre sí. No estamos hablando de campañas publicitarias específicas, de grandes gráficas o geniales comerciales. Hablamos de contenidos que se detonen en la mente y corazón de las personas como lo logra –por ejemplo– un gol de la selección de fútbol en una definición a penales.

Las imágenes son poderosas por su capacidad para que evoquemos momentos o sensaciones; son, por lo tanto, tremendamente valiosas en comunicación política si se logra vincular sentimientos o emociones positivas con imágenes que las personas “graben” de la comunicación de una campaña, un candidato, una organización o Gobierno. Para ello es fundamental el conocer a los grandes segmentos que se quiere impactar. Estudiar, estudiar y estudiarlos es un factor crítico y una llave para lograr resultados. Saber transmitir y contar las historias para que queden grabadas, es otra.

Solo después de entender qué es lo importante para ellos, podremos ser eficientes en comunicarnos, en transmitir nuestras ideas y sueños para la comunidad y cada uno de nosotros, enfocar y traspasar los contenidos que se pueden transformar en valor, sembrando con sabiduría, como lo haría un campesino con su tierra.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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