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[Opinión] El fantasma del «Príncipe Charles»

[Opinión] El fantasma del «Príncipe Charles»

Como pocas veces, un partido amistoso sirvió tanto para sacar conclusiones de cara al proceso clasificatorio que arranca en octubre. La gran interrogante, sin embargo, no quedó con una respuesta del todo clara: ¿quién reemplazará a Aránguiz?


Si despelusamos el amistoso Chile-Paraguay de todas esas partículas polémicas que suelen envolver a la Roja en víspera de cualquier compromiso (¿se fijan ustedes que ninguna convocatoria se realiza en un ambiente de total tranquilidad?), los 90 minutos vividos en un Estadio Nacional, con apenas 20 mil espectadores, dejaron muchas conclusiones interesantes de cara a las Clasificatorias.

La principal tiene que ver con el sustituto del lesionado Charles Aránguiz. Si bien no existen los jugadores imprescindibles (quizás Lio Messi sea el único en la actualidad), hay algunos más influyentes que otros en cualquier equipo. En ese paradigma entra el actual volante del Leverkusen.

Aránguiz reúne las características más puras de un volante mixto: ubicación en la cancha, aplicación táctica, salida limpia, generación de fútbol y acciones ofensivas con y sin balón.

El aporte del puentealtino resulta particularmente útil en un equipo, como la Roja, que asume riesgos y que suele liberar a sus laterales como auténticos punteros. El retroceso de los volantes cuando se suceden las réplicas del cuadro enemigo, es fundamental para evitar que nuestra defensa quede mal parada o en desventaja numérica.

Sabemos que Marcelo Díaz cumple con ese objetivo, parándose muchas veces como un tercer central, aunque, por los costados, Chile deja zonas desprotegidas y permeables a los contraataques.

Arturo Vidal no es confiable en tal sentido. La exuberancia física y su concentración «levemente dispersa» del mediocampista del Bayern Munich no lo convierten en un futbolista consistente para asumir ese rol. Si bien en Europa, Vidal muestra mayor disciplina táctica, en la Selección el técnico Jorge Luis Sampaoli aún no consigue ordenarlo (ni dentro ni fuera de la cancha).

Por eso la presencia del «Príncipe Charles» es tan importante en la Roja.

Frente a Paraguay -sin Aránguiz y sin Vidal-, el estratego optó por alinear a Felipe Gutiérrez y a Matías Fernández. Y, a pesar de los goles del primero, creo que el ex colocolino sacó claras ventajas.

Matías se reencontró con la confianza y el protagonismo que no exhibía en el equipo desde la época de Bielsa. Jugando atrás de Valdivia, dialogó constante con el «Mago», sin toparse ni sobreponerse en la función de enganche. Mostró retroceso y ordenamiento táctico, y se hizo dueño de los balones detenidos.

A pesar de su esfuerzo, no alcanzó para cumplir con el desdoblamiento que se le exige a un volante mixto, quizás porque tampoco esa era su instrucción primigenia. De allí nacieron, en parte, los problemas defensivos que mostró la Roja ante las esporádicas cargas guaraníes: esporádicas, pero que siempre hicieron daño, al punto que dos veces perforaron la resistencia de Johnny Herrera (débil en ambos goles) y obligaron al portero de la U a un achique notable en el primer tiempo.

Ni hablar de la desatención en el juego aéreo y que nos costó la segunda cifra (Isla se dejó anticipar con la ingenuidad de un quinceañero por el ariete Benítez). Nuestra zaga sigue dependiendo en demasía de Gary Medel, otro jugador que se eleva por sobre la media, si bien deben existir otros movimientos colectivos que nos protejan de rivales con más variantes y jerarquía en ataque.

Al término del juego contra los guaraníes, entonces, nos quedamos con las siguientes sensaciones:

a) Si Fernández mantiene su nivel, pero con más compromiso en la recuperación y en las coberturas, debiese ser el reemplazante de Aránguiz en el comienzo de las Clasificatorias.

b) Si Matías no conjuga tales condiciones, habrá que pensar en un volante central más clásico (¿Carmona, Pulgar?) para acompañar a Díaz en sector de la cancha, manteniendo -obvio- a Vidal y a Valdivia.

c) ¿La opción de David Pizarro? Una incógnita, pese a que el wanderino ha dado pruebas de suficiencia en algunas ocasiones (no en todas).

d) Dosificar más la subida de los laterales, para que no desprotejan tanto sus espaldas. Esto ya es más complicado, conociendo el concepto futbolístico de Sampaoli, aunque, en atención a la fragilidad defensiva de Chile, es una opción que podría manejarse.

De mediocampo hacia arriba, con la incorporación de Edu Vargas, la habilidad (exagerada, por momentos) de Sánchez y el talento de Valdivia, el escenario asoma más sólido. Sin embargo, el «forado» que provoca la ausencia de Aránguiz todavía genera incertidumbre, reflexión y debate.

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