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Un chileno viaja a Siria a rescatar a sus 7 nietos huérfanos de un yihadista PAÍS

Un chileno viaja a Siria a rescatar a sus 7 nietos huérfanos de un yihadista

La hija de Patricio Gálvez llegó a Siria de vacaciones en 2014 con cuatro hijos y su esposo noruego, quien invitaba a unirse al EI y hacer atentados en Suecia. La pareja tuvo tres hijos más en el país. Ambos murieron.


Patricio Gálvez, un chileno residente en Suecia, ha viajado a Siria para intentar rescatar a sus siete nietos huérfanos, cuyo padre era un conocido yihadista noruego-sueco y que se encuentran en el campamento de refugiados de Al Hol (noreste).

En Al Hol, bajo control de las autoridades kurdas, conviven unos 80.000 desplazados -entre ellos miles de extranjeros-, según la Cruz Roja, familiares de combatientes del grupo yihadista Estado Islámico (EI) que huyeron tras la caída hace medio mes de Al Baguz, último bastión del grupo que creó un califato en el norte de Siria e Irak.

La rendición de Al Baguz el día 23 convenció a Gálvez de que tenía que irse a Siria, adonde llegó hace unos días sin saber ni dónde se encontraban sus nietos ni si todos estaban vivos, explica a Efe en conversación a través de mensajes de texto de teléfono.

«No he tenido ninguna ayuda, solo la de un guía», cuenta sobre un viaje a una zona «complicada», donde la desconfianza es «continua» y con limitaciones de movimiento y de comunicación.

Gálvez, cuyo drama ha recibido gran atención en medios suecos, se pudo reencontrar con sus nietos, de entre uno y ocho años, a principios de semana, una experiencia que le produjo sensaciones encontradas.

«Fue maravilloso comprobar que están vivos, pero al mismo tiempo muy angustioso verlos a todos desnutridos y enfermos. Los kurdos no tienen recursos para ayudarlos», se lamenta Gálvez, quien da por seguro que no se le permitirá de nuevo el contacto directo.

Asume que los niños «morirán uno tras otro» si no es capaz de sacarlos pronto de Al Hol, pero eso solo ocurrirá si las autoridades suecas contactan con las denominadas Fuerzas de Siria Democrática (FSD), alianza de milicias mayoritariamente kurdas que controlan la zona, para proporcionar la documentación y permisos necesarios.

A diferencia de países como Francia, Suecia no contempla de momento repatriar a los hijos huérfanos de yihadistas suecos que viajaron a Siria para unirse al EI, aduciendo que la situación jurídica y de seguridad es muy complicada.

«Son unos cobardes que no respetan la convención internacional de los derechos de los niños. Hoy no se trata de pasaportes ni de documentos consulares. Se trata de una acción humanitaria», lamenta Gálvez, de 50 años y desde hace tres décadas viviendo en Suecia, adonde llegó inicialmente para visitar a un hermano.

En Suecia, donde hay una numerosa colonia chilena desde la década de los años setenta del siglo pasado (muchos exiliados de la dictadura de Pinochet), ha habido voces críticas con la hipotética repatriación de los familiares de yihadistas, al igual que ocurre en otros países, una postura incomprensible para él.

«Deberían aprender un poco más de humanidad y, al mismo tiempo, ir a un curso de empatía. Los niños han sufrido ya suficiente y son inocentes de todo esto. Son solamente víctimas», resalta Gálvez, cuya hija, Amanda, falleció en diciembre en un ataque aéreo.

A Siria había llegado en 2014 vía Turquía, adonde viajó de vacaciones desde Gotemburgo (oeste de Suecia) con sus cuatro hijos -tuvieron tres más en Siria- y su esposo, Michael Skråmo, ambos convertidos al islam.

Nacido en Noruega pero criado en Gotemburgo, Skråmo se había hecho conocido por los vídeos grabados desde el califato de Siria, en los que invitaba a otros suecos a unirse al EI y a cometer atentados en Suecia, país que forma parte de la coalición internacional contra ese grupo yihadista.

Según ha confirmado su madre a la televisión pública sueca SVT, Skråmo murió a mediados de marzo en el ataque a Al Baguz.

Llegar al noreste de Siria ha supuesto un sacrificio económico para Gálvez, quien supedita todos los esfuerzos a la «necesidad» de estar cerca de los niños, a pesar de que asume que las autoridades kurdas no se los dejarán volver a ver por el momento.

Gálvez, cuyos familiares en Suecia han iniciado una campaña de recogida de firmas para pedir la repatriación de los niños, tiene claro no obstante que no regresará a casa solo: «De aquí no me voy sin los niños».

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