Norbert Blüm, ministro del gobierno de Helmut Kohl, se comprometió profundamente con los derechos humanos en Chile. En 1987, en plena dictadura, vino al país por el tema de Colonia Dignidad y también visitó a Carmen Gloria Quintana. De paso se entrevistó con el dictador.
El político alemán Norbert Blüm, ministro del Trabajo del gobierno conservador de Helmut Kohl, falleció este viernes a los 84 años.
Blüm, militante de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), se comprometió profundamente con los derechos humanos en Chile. En 1987, en plena dictadura, visitó el país por el tema de Colonia Dignidad y se reunió con Carmen Gloria Quintana. También fue recibido por el dictador Augusto Pinochet.
Medios alemanes recordaron en 2016, a propósito del estreno de la película sobre la colonia alemana, que en aquella ocasión su primera frase fue: «Señor presidente, usted es un torturador».
Blüm le preguntó directamente por el caso de Quintana -la joven estudiante quemada viva por una patrulla del Ejército en plena calle- y Pinochet le respondió que «seguramente ella misma se había quemado».
Pero Blüm insistió irónicamente: «Claro, y después se fue a tirar 16 kilómetros en algún lugar apartado».
El general cambió el tema y comenzó a alabar a los alemanes y le dijo que «el único error de Hitler fue haber perdido la guerra».
Pinochet le mostró una cruz de madera que tenía colgada en su despacho y le dijo a Blüm «a esa cruz le rezo todos los días».
Blüm le respondió: «Dios conoce todos los nombres de las sus víctimas. Señor presidente, usted no irá al cielo, usted arderá en el infierno».
En ese momento, Pinochet le mostró a Blüm papeles con una lista de nombres. Eran los nombres de 16 personas, para cuya ejecución sólo faltaba la firma, según el dictador. Insinuó que si Alemania quería, podía dar asilo a los condenados.
Blüm recordó luego que intuyó que Pinochet quería dejarlo como un tipo poco serio, que hablaba mucho y hacía poco. También sabía que Pinochet tenía muchos amigos dentro de la derecha alemana (CSU). Pero no se dejó manipular.
Muchos años más tarde, Blüm visitó a su hija que estaba trabajando como voluntaria en una toma en Santiago. La hija los llevó a pasear a La Vega.
Cuenta Blüm que estando ahí, se le acerca un hombre y le dice: «¿Usted es Blüm?». Blüm asiente y relata: «El hombre me abrazó muy fuerte, tan fuerte que me empezó a faltar el aire. Y luego me dijo: ‘usted me salvó la vida. Yo estaba en esa lista, era uno de los 16 condenados a muerte'».