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Libro «HD» de Óscar Petrel: No hay futuro en el sur profundo CULTURA|OPINIÓN

Libro «HD» de Óscar Petrel: No hay futuro en el sur profundo

Gonzalo Schwenke
Por : Gonzalo Schwenke Profesor y crítico literario
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El volumen es un proyecto que señala los niveles en la que la macroindustria se ha instalado con cercos de alambradas, y donde el capitalismo globalizado es la política nacional impregnada de cotidiano. De todas maneras, el hablante se sitúa en la ciudad de Puerto Montt con una lírica breve, llana, de extensión reducida como el epigrama o el haiku, pero más ligada a las imágenes de la realidad que la utilización de la retórica..


HD (Pez Espiral, 2018) es el tercer libro de poemas de Óscar Petrel (Puerto Montt, 1981), quien es músico, profesor y amigo de sus amigos en el circuito literario.

El volumen es un proyecto que señala los niveles en la que la macroindustria se ha instalado con cercos de alambradas, y donde el capitalismo globalizado es la política nacional impregnada de cotidiano. De todas maneras, el hablante se sitúa en la ciudad de Puerto Montt con una lírica breve, llana, de extensión reducida como el epigrama o el haiku, pero más ligada a las imágenes de la realidad que la utilización de la retórica.

[cita tipo=»destaque»]El proyecto poético de dimensionar la problemática ambiental que está alejada de los propósitos comunes, es decir una expresión del género donde las relaciones económicas son incoherentes entre el ser humano y el ambiente, lo que sucede en poblaciones imbuidas en macropolíticas-económicas de extractivismo salvaje. En consecuencia, «HD» es un libro donde su estructura es irregular quedando desnivelado en la primera parte, lo que no se condice con la última parte donde el trabajo es más claro y mejor encaminado. En todo caso, para los propósitos de la Escuela de Ecocrítica, en defensa del paisaje, es suficiente.[/cita]

El registro fotográfico del paisaje de día y el de noche, que lo cierra, es la representación de lugares donde los que viven en las urbes creen idílicos: un paraíso de paz, tranquilidad y armonía. Sin embargo, en este trasfondo están los desechos. En efecto, no hay mayor complejo de ironía y de horror que la travesía de químicos salmoneros en el poema “navegando el futuro” en la que la alimentación orgánica termina, a modo de elipsis, en nuestra dieta. Práctica que ocurre en aquel territorio salmonero. Nada más propio que lo definido: “El Lago Llanquihue registra/ zonas máximas de coliformes fecales./ Puerto Varas, por ejemplo, supera/16 veces la norma permitida” (25), y nada más real que el paisaje del neoextractivismo como las montañas de astillas que se trasladan a las industrias chinas.

De igual forma, se registran préstamos de norma y habla dubitativos en el que no cierra lo coloquial en la expresión formal: “¿Te hai dado cuenta/ que los hielos de la piscola/ ahora se derriten más rápido?” (32), o incomprensiblemente se utiliza normativamente el signo de interrogación, no así en las exclamaciones. Lo que más que un gesto político, es una falta, porque en otros versos están regulados.

La ciudad de Puerto Montt no es que destaque en su paisaje. Los puertos sobresalen por la fealdad como símbolo de progreso. Aspecto que el hablante da cuenta de la precariedad estética personificada en la reventa de huevos, los paraderos sureños que son realizados económicamente por empresas de arquitectos santiaguinos y “los monos feos”, entre otros. Además, la configuración las relaciones es una cuestión de pragmática económica como el Colegio de orden Jesuita a la que pertenece el Papa Francisco que no se condice con las altas mensualidades para la permanencia del o la estudiante. Asimismo, la diferencia entre el Colegio Alemán y la Escuela Alemania. Características en la que Valdivia y dicha ciudad las hacen bastante similares.

En el último segmento, llamado “materialidad de la sangre”, abundan poemas cortos (tanta abundancia parece norma en aquellos parajes) donde resaltan discursos de ficción y no de autoficción. En esta fracción, se ha alcanzado la máxima decadencia previamente a un desastre no anunciada. En perspectiva distópica, no tiene la visual tremendista, sino que es parte de lo habitual y se materializa en el continuo intercambio del plástico que interviene en cada nivel de subsistencia. En esta dimensión, no hay revuelta, ni revolución que predomine, el tono destaca por el declive.

El proyecto poético de dimensionar la problemática ambiental que está alejada de los propósitos comunes, es decir una expresión del género donde las relaciones económicas son incoherentes entre el ser humano y el ambiente, lo que sucede en poblaciones imbuidas en macropolíticas-económicas de extractivismo salvaje. En consecuencia, HD es un libro donde su estructura es irregular quedando desnivelado en la primera parte, lo que no se condice con la última parte donde el trabajo es más claro y mejor encaminado. En todo caso, para los propósitos de la Escuela de Ecocrítica, en defensa del paisaje, es suficiente.

HD, Óscar Petrel, Pez Espiral ediciones, 2018, 98 páginas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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