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Rusia quema reservas para defender el rublo mientras resuena lección de crisis de Suez de la Guerra Fría

Rusia quema reservas para defender el rublo mientras resuena lección de crisis de Suez de la Guerra Fría

La historia demuestra por qué Vladimir Putin no buscará –ni podrá buscar– por ahora una salida obvia a los problemas económicos de Rusia. Entonces, como ahora, los Estados Unidos vetaron los préstamos del FMI.


La invasión generó la ira de los Estados Unidos mientras el agresor quemaba reservas para defender su moneda antes de terminar por recurrir al Fondo Monetario Internacional.

No se trata de la Rusia del siglo XXI sino del camino que siguió Gran Bretaña en 1956. No es Ucrania sino el Canal de Suez.

La historia demuestra por qué Vladimir Putin no buscará –ni podrá buscar- por ahora una salida obvia a los problemas económicos de Rusia. Entonces, como ahora, los Estados Unidos vetaron los préstamos del FMI.

“Es una situación que exige la participación del FMI”, dijo Phillip Swagel, un ex funcionario del FMI y el Tesoro de los Estados Unidos que en la actualidad es profesor de la Universidad de Maryland. “Rusia necesita la ayuda, pero cuesta imaginar que Putin la pida (consideraría que es capitular). También existe la posibilidad de que los Estados Unidos pueda usar el pedido ruso como ventaja geopolítica”.

Eso fue lo que hizo hace casi seis décadas el entonces presidente Dwight Eisenhower en una confrontación que involucraba a su más estrecho aliado.

Junto con Francia, Gran Bretaña siguió a Israel en una incursión en Egipto en 1956, luego de que el presidente Gamal Abdel Nasser nacionalizara el paso comercial global y expulsara al consorcio que lo administraba.

Gran Bretaña quedó en situación vulnerable cuando la libra fue objeto de un ataque especulativo. Los inversores apuntaron contra su paridad fija respecto del dólar de US$2,80 y obligaron al Banco de Inglaterra a agotar las reservas en su defensa.

Para Gran Bretaña, “Suez fue también una crisis económica”, según un estudio de 2001 del historiador del FMI James M.Boughton.

Mientras se esforzaban por mantener el mínimo de US$2.000 millones considerado necesario para evitar una devaluación, los funcionarios británicos empezaron a buscar ayuda. Sabiendo que era improbable que los Estados Unidos ayudaran de forma directa, recurrieron al FMI, que en ese momento tenía 10 años.

Veto de Estados Unidos

Ni un centavo. El secretario del Tesoro estadounidense, George M.Humphrey, dijo a Gran Bretaña que sólo obtendría su respaldo en el FMI cuando “acatara las decisiones de las Naciones Unidas en lugar de desafiarlas”.

Al borde de tener que revelar que sus reservas habían traspasado el umbral de los US$2.000 millones, el gobierno británico cedió y anunció una retirada de tropas de Egipto. Eso liberó préstamos internacionales de US$1.300 millones. La libra se salvó.

Para Boughton, “la necesidad británica de ayuda financiera dio a los estadounidenses el resorte perfecto”.

Puede compararse esa situación con la actual.

El papel de Rusia en Ucrania ha generado sanciones internacionales que, sumadas a la caída del precio del petróleo, han llevado a un derrumbe del rublo. Las reservas en moneda extranjera del país han bajado unos US$100.000 millones respecto de los US$470.000 millones de fines de 2013.

“Hay una marcada dicotomía entre la justificación económica para una participación del FMI y la realidad política”, dijo Alessandro Leipold, un ex funcionario del FMI que se desempeña ahora como economista jefe del Consejo de Lisboa, un grupo de análisis de Bruselas.

“El argumento económico es el de una clásica crisis de país emergente, y es casi de manual. La realidad política de que eso pueda ocurrir pronto, sin embargo, es de cero”.

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