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Opinión: El desempleo de la mujer en Chile y la deuda con sus derechos

Opinión: El desempleo de la mujer en Chile y la deuda con sus derechos

Paola Cabezas
Por : Paola Cabezas Abogada y militante de Ciudadanaos
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«En 2012 se fijó como meta que el 60% de las mujeres trabajaran para el 2020, pero al actual gobierno dicha meta parece no importarle. Cada reforma que inicia mina más dicho objetivo, desincentivando la inversión, haciendo subir el desempleo, y lo peor de todo, olvidando medidas fuertes para incentivar la incorporación de la mujer al mundo laboral».


La última cifra de desempleo en Chile dio una alerta: comenzó el alza del desempleo en la mujer.

El desempleo subió a 6.6%; en hombres fue de un 5.7% y en mujeres un 7,8%, lo peor, en mujeres bajo 25 años, la desocupación se alza hasta el 20,5%.

El 7,8% de desempleo en mujeres es un dato que viene en aumento desde 2013, que fue un 6.5% y en 2014 fue de un 6,6%, disparándose este año en más de un punto.

Esto no debiera ser novedad, ya que estudios de Flacso señalan que desde hace 20 años el desempleo de la mujer es más alto, incluso, en épocas de recuperación; los primeros puestos de trabajo son tomados por hombres, por tanto la recuperación del empleo femenino es también más lenta.

En 2014 hubo 1.352.676 mujeres inactivas, correspondiendo eso al 97,8% de todos los inactivos, y si bien técnicamente «inactivo» no significa que quiera trabajar, el número es abrumador (Cifras INE).

De las casi 9 millones de mujeres en Chile, el 79% está en edad de trabajar, pero solo el 45,2% lo hace. La principal razón es de corte familiar permanente, o en español, los eventuales sueldos y beneficios a los que podrían acceder no les sirven/motivan para dejar los quehaceres del hogar y educación de los hijos.

Esto, por supuesto, ocurre en el último quintil, donde solo 28 de cada 100 mujeres trabaja, a diferencia del quinto quintil, donde 60 de cada 100 mujeres sí trabajan. Este dato que nos entrega el Ministerio de Desarrollo Social nos da un fuerte remezón para ver porqué la pobreza y las brechas sociales no se superan efectivamente en Chile.

El mismo ministerio fijó en 2012 como meta que el 60% de las mujeres trabajaran para el 2020, pero al actual gobierno dicha meta parece no importarle.

Cada reforma que inicia mina más dicho objetivo, desincentivando la inversión, haciendo subir el desempleo, y lo peor de todo, olvidando medidas fuertes para incentivar la incorporación de la mujer al mundo laboral.

Seamos justos, existe el subsidio al empleo joven, subsidio al empleo mujer, capital semilla, y otros, pero son absolutamente insuficientes. Se necesitan acciones de fuerza.

– La reforma tributaria: ¿Incentivo el acceso de la mujer al Mundo laboral? No. ¿Podría hacerlo? Sí. Cómo no va a existir un incentivo tributario de algún tipo para que la mujer obtenga beneficios reales en su familia, al salir de la casa, y dedicarse a tener un ingreso más.

– La reforma laboral: hay una sola norma referente a la mujer, y su objetivo a sentarla obligatoriamente a negociar, independiente de sus capacidades. Esto no le genera más ingresos. La XV Conferencia interamericana de Ministros del trabajo enfatizó en la necesidad de incorporar a la mujer al mundo sindical y formarla. Nuestra reforma lo olvidó… curioso al menos, cuando es únicamente esa la parte del código del trabajo la que estamos reformando.

La flexibilidad laboral para mujeres (y otros, como el adulto mayor), que quieren dejar la casa pero no completamente está demonizada como trabajo precario… Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, señaló en el último día internacional de la mujer el dato de que en los años 80, en los Países Bajos, los contratos de media jornada hicieron crecer la participación femenina en más de un 80%.

– Educación y capacitación: nos estamos olvidando de la primera. Hay mucha capacitación en Chile, pero incentivar la educación universitaria, o técnica… ¿Quién lo hace? ¿Hay planes que motiven a una mujer a estudiar una carrera corta y que genere buenos sueldos? De hecho, la gratuidad universitaria ya se recortó para la mayoría de las universidades donde estudian los hijos e hijas de las familias con menos ingresos.

– ¿Y Respecto de derechos? También estamos en deuda. La Declaración y plataforma de acción de Beijing nos llama (entre muchas otras medidas) a educar y capacitar a la mujer, sobre todo en conocimientos jurídicos, conocimientos que no veo esparciéndose más allá del tríptico de la inspección del trabajo, lo que es insuficiente.

La mujer migrante en Chile, como las colombianas, peruanas y otras siguen en el circulo vicioso de entrar con Visa de turista, tratando de cambiarla a ‘de trabajo’ con sueldos miserables y largos trámites que las envían a trabajar al margen de la ley, muchas veces en venta callejera y similares.

Y en cuanto a derechos civiles de la mujer casada en sociedad conyugal, aunque ya no incapaz, sigue necesitando la autorización del marido para varios actos jurídicos, y lo peor o más feo de todo, Chile no ha ratificado el Protocolo facultativo de la Convención sobre la eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer. Este protocolo permite que se hagan denuncias en contra del estado por faltas a la convención, pero convenientemente el Estado de Chile no lo ha ratificado. Simplemente vergonzoso. Con una presidenta del género femenino, yo esperaría se ratifique.

La deuda con la mujer en Chile es gigantesca. Actuemos.

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