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Opinión: Un Parque de Esculturas para Santiago y la innecesaria polémica

Opinión: Un Parque de Esculturas para Santiago y la innecesaria polémica

Iván Poduje Capdeville
Por : Iván Poduje Capdeville Arquitecto, socio de oficina de urbanismo Atisba y profesor UC.
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«Es comprensible que ante estos cambios, algunos vecinos que viven frente al parque San Borja critiquen el proyecto, pero no es aceptable que insulten a sus promotores o que digan que esta será la ‘futura bodega’ de Mario Irarrázabal. Esta descalificación no solo es injusta con un artista que merece respeto por su trayectoria y por donar su obra; sino que refleja un nivel de intolerancia que se viene dando hace tiempo al momento de discutir sobre proyectos urbanos».


Un concurso de la Municipalidad de Santiago busca crear un museo abierto con 250 esculturas de Mario Irarrázabal en el parque San Borja, lo que fue rechazado por un grupo de vecinos del sector que piden un plebiscito para decidir su construcción.

Sus argumentos para oponerse al museo serían los cambios generados por la instalación de las esculturas, la construcción de un pabellón subterráneo y la reducción de la masa de árboles que afectaría las vistas de los departamentos, como lo muestran sus afiches.

Me tocó participar como jurado del concurso y considero que estas críticas desconocen el aporte del proyecto para el parque San Borja y la ciudad de Santiago.

Respecto a lo primero, el diseño elimina los muros que enfrentan las calles Jaime Eyzaguirre y Carabineros de Chile, reemplazándolos por jardines de suave pendiente, que incluyen un memorial en el sitio donde fue asesinado Daniel Zamudio. Con ello el parque se integra mejor al entorno, se reduce la inseguridad y el deterioro de las veredas, y estas pasan a ser nuevas circulaciones del parque.

Otro aporte es integrar este espacio al resto de la ciudad. Pese a su tamaño y centralidad, el parque San Borja se conoce poco, y el proyecto lo conecta con la Alameda, el Metro y el GAM mediante un nuevo paseo que aumentará el número de visitantes que podrán disfrutar de este gran espacio verde.

Es comprensible que ante estos cambios, algunos vecinos que viven frente al parque critiquen el proyecto, pero no es aceptable que insulten a sus promotores o que digan que esta será la “futura bodega” de Mario Irarrázabal. Esta descalificación no solo es injusta con un artista que merece respeto por su trayectoria y por donar su obra; sino que refleja un nivel de intolerancia que se viene dando hace tiempo al momento de discutir sobre proyectos urbanos.

Si la exigencia es mayor participación ciudadana, corresponde que se consulte a todos los santiaguinos que usarán el parque, ya que hablamos de un bien nacional de uso público y no un jardín de condominio. Para ello el plebiscito es el peor camino, ya que es difícil que todos los usuarios lleguen a votar, y ello le restaría legitimidad al proceso. Además un plebiscito no permite evaluar opciones, ni mejorar lo que existe. Solo define si el proyecto se hace o se paraliza.

Es mejor que la autoridad municipal escuche las distintas posiciones con mecanismos de participación más proactivos, y que tome una decisión considerando el bienestar de los habitantes que viven y trabajan en la comuna de Santiago. Esto fue lo que ocurrió en el caso de la remodelación del Portal Bulnes, y gracias a ello, la ciudad pudo recuperar un espacio público notable.

Iván Poduje
Arquitecto

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