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Un balde de agua fría para Hacienda: economía se contrajo en agosto y la palabra “recesión técnica” aparece en el debate

Un balde de agua fría para Hacienda: economía se contrajo en agosto y la palabra “recesión técnica” aparece en el debate

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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En su presentación del Estado de la Hacienda Pública ante el Congreso, el ministro Valdés recortó nuevamente la proyección de crecimiento para este año. Aunque Hacienda las minimizó, las magras cifras del Imacec tuvieron a la curva de tasas en UF invertida durante más de una hora. Santander estima que necesidades de financiamiento del Banco Central y el fisco el año próximo tendrían “un impacto significativo en las tasas de interés” equivalente a 30 pb.


Un lunes de realismo tuvo el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

Comenzó temprano cuando el Banco Central publicó el Imacec de agosto, que reveló que la actividad económica de dicho mes sorprendió a la baja, anotando una fuerte caída de 1,0% respecto del mes anterior en términos desestacionalizados, lo que corresponde a un crecimiento anualizado de apenas 1,2%.

De acuerdo al BCI, la contracción intermensual es la mayor desde febrero de 2013 e implica el menor nivel de crecimiento observado durante el año.

El magro crecimiento fue resultado del bajo desempeño del comercio y de la fuerte contracción de la minería y el sector manufacturero.

JP Morgan destaca que es la primera lectura negativa luego de cuatro meses consecutivos de crecimiento y es una señal de que el crecimiento, aunque débil, se estancó.

“La cifra de agosto vuelve a caer a niveles de mayo, demostrando que la esperada recuperación aún no llega. Con este dato peligra en forma fuerte alcanzar el 2% de crecimiento para 2015”, fueron las conclusiones del Banco Penta.

El consenso en el mercado es que las cifras confirman que la desaceleración aún no toca fondo, la inversión no repunta y el comercio se desacelera. Y ello pese al fuerte crecimiento del gasto público.

Para el BBVA, las cifras de agosto son un nuevo balde de agua fría para las expectativas, “que puede dejar el crecimiento del 3T respecto al 2T en territorio negativo, y con aquello, levantar con mayor fuerza voces de recesión luego de dos trimestres con contracción desestacionalizada”.

Y, asimismo, cuestiona si el Banco Central seguirá pensando en subir la TPM “en el corto plazo cuando el riesgo de recesión técnica aumenta”.

Reacción del Mercado

Esa visión tuvo eco en las mesas de dinero de los bancos y corredoras por la mañana de ayer. La curva de tasa en UF, temprano y por varias horas, estuvo invertida, lo que refleja que el mercado estaría empezando a ver síntomas de recesión.

“Hoy como a las 11 estaba totalmente invertida, ahora se levantó un poco la parte 20Y, pero ojo que las de hasta 12 años están invertidas”, explicaba un inversionista que opera en el mercado en forma regular.

Ya en la tarde la curva estaba bastante plana, situación que para un estratega significa que el mercado está apuntando a un estancamiento de la economía y no recesión.

Una recesión se define como dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo.

Hacienda vuelve a recortar proyecciones

A las pocas horas de la publicación del Imacec, el ministro Valdés presentaba el Estado de la Hacienda Pública ante la Comisión Especial Mixta de Presupuestos del Congreso.

Allí volvió a recortar las proyecciones de crecimiento para el presente año. Reveló que la economía chilena crecería 2,25% este año y 2,75 % en 2016

A mediados de año había rebajado la estimación para este 2015 de 3,6% a 2,5%.

Las nuevas estimaciones están en línea con el recorte de las proyecciones que efectuó el Banco Central en el IPoM de septiembre.

En su presentación en el Congreso Valdés destacó que, sacando al sector minero, la economía experimenta una leve recuperación en la demanda interna, pero añadió que la inversión “continúa aún débil y recuperarla es la gran tarea que tenemos en la macroeconomía”.

Valdés señaló que el repunte que espera para el próximo año se basará en la debilidad del peso, que “promueve una reasignación de recursos hacia sectores exportadores y sustituidores de importaciones, que generan inversión y empleo».

A eso se suma una política monetaria expansiva por parte del Banco Central, lo que debería ayudar a un repunte en las decisiones de inversión y consumo.

Aunque la inflación seguirá siendo un factor preocupante, su proyección es que se mantendrá sobre el rango meta el resto de este año y el próximo. Hacienda también recortó su pronóstico para el cobre a US$2,52 la libra para 2105.

Lo más esperado en el mercado era lo que el ministro diría sobre el balance estructural. En dicho marco, Valdés defendió la necesidad de avanzar gradualmente en un proceso de consolidación fiscal que vaya reduciendo el déficit estructural.

La semana pasada admitió que lograr un balance estructural no se logrará durante este Gobierno e informó que se irá reduciendo el déficit estructural en aproximadamente un cuarto de punto porcentual del PIB por año hasta 2018.

“Partimos de un déficit elevado y hay que disminuirlo. Tenemos tiempo para hacerlo gradualmente gracias a que tenemos una situación financiera que es sana, tenemos deuda que es baja, tenemos activos. Pero eso no significa que podamos tener déficit para siempre”, afirmó.

Y ante las críticas de que el presupuesto no es lo suficientemente austero, comentó que “un ajuste fiscal mayor implicaría no solo construir hospitales más lento, salas cuna más lento, sino que ir a otras cosas que resulta cada vez más costoso gradualizar. Y desde el punto de vista macroeconómico, dado el estado del ciclo, tampoco pensamos que sea prudente, bueno para la economía, hacer un ajuste estructural mayor”.

Reveló, además, que el para 2016 el déficit estructural será en torno a 1,3% del PIB y el proceso de consolidación permitiría terminar el 2018 con un déficit estructural de 0,8% del PIB, es decir, la mitad del déficit estructural de 2015.

El Presupuesto 2016 establece un máximo de US$ 9.500 millones, comparado con el máximo de US$ 8.000 millones del ejercicio anterior y también establece un tope de US$ 1.000 millones para obligaciones que se contraigan con el objetivo de solventar el pago de bonos de reconocimiento.

Las conclusiones del Santander son que la expansión real del gasto público propuesta por el ministro “es de 6,6% del producto, ley contra ley. Esto es mayor a nuestras proyecciones que suponían una expansión de 3,4% del producto”, al tiempo que agrega que eso significa que las necesidades de financiamiento del gasto deberán ser cubiertas con emisión (US$ 10.500 millones), “las que chocarán con importantes vencimientos del Banco Central durante 2016”.

El informe consigna que el “total de necesidades de financiamiento del Banco Central y el fisco, tendrían un impacto significativo en las tasas de interés, de alrededor de 30 pb debido al aumento en la oferta”.

Y remata diciendo que “si bien es cierto que la expansión del gasto público en 2016 es menor a la que se observará en 2015 (9,5%), no deja tampoco de ser cierto que no es un presupuesto todo lo austero que esperábamos”.

El análisis del Banco Security sostiene que el déficit efectivo “sería similar al de este año, mientras que el gasto público como porcentaje del PIB subiría a 24%. Además, el impulso fiscal sería cercano a cero e incluso levemente negativo, ratificando nuestra visión respecto a que la economía chilena tendrá un bajo dinamismo en los próximos trimestres”.

Dilema para el Banco Central

Las magras cifras del Imacec, en combinación con lo informado por Hacienda, pone en una encrucijada al Banco Central.

No son pocas las voces en el mercado que estiman que una subida de tasas en medio de una profunda desaceleración puede terminar poniendo mucha presión sobre la actividad.

“El dato de inflación del jueves se torna tremendamente importante, pues si se ubica por debajo de las expectativas, el Banco Central no subiría la TPM. A esto se suma la reciente decisión de la Fed de mantener la tasa”, reza un informe de los economistas del Banco Penta.

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