Fue la invitada estrella del seminario que organizó la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras la semana pasada. Esta economista de la Universidad de Stanford plantea que los bancos no están acostumbrados a justificar su modelo de negocio y argumenta a favor de que los dueños de las corporaciones financieras pongan más de su dinero para asegurar el sistema de pagos.
No es casualidad que Anat Admati abriera el seminario de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif). Su acento en la responsabilidad de los bancos hacia sus depositantes es uno de los ejes que Eric Parrado quiere destacar. “Cuando preguntamos a quién protege la Sbif, la respuesta común entre la gente es: a los bancos. Y están completamente equivocados, nuestra responsabilidad es defender a los depositantes”, dice la autoridad de gobierno.
Después de escuchar a esta profesora de Stanford, los ejecutivos de la banca presentes probablemente llamaron a la “unidad coronaria”. Y es que sus planteamientos van en desmedro de las utilidades para los accionistas de las entidades financieras y a favor de crear un sistema más estable y seguro para los depositantes.
Coautora del libro El traje nuevo del banquero, Admati figuró como una de las 100 personas más influyentes según la revista Time. En este texto que explica de manera fácil cómo el sistema de pagos funciona, plantea que los grandes bancos mantienen un endeudamiento muy alto y que deberían basar sus operaciones más sobre el equity (activos menos deuda).
“Quiere un ratio de equity entre 20 o 30%. Esto no es una locura. El caso se basa en la teoría financiera que los banqueros aplican a todos, menos a ellos”, señaló Martin Wolf, el reputado editor y columnista del Financial Times, cuya crítica favorable a su argumentación anda trayendo fotocopiada Admati en su portadocumentos y la utiliza para reafirmar sus dichos.
La economista argumenta que, si el sistema tiene bancos más transparentes, donde el dinero de los dueños esté más comprometido (equity), se reducen las probabilidades de default, disminuyen los problemas de liquidez, mejoran las decisiones que hacen las entidades a la hora de invertir, y la política monetaria se transmite de manera más eficiente.
La primera declaración que esta economista hace es que los mercados no crean estabilidad financiera porque los depositantes son acreedores muy pasivos. El default (o falencia de pago) de un banco es tan costoso para la sociedad, que los bancos se vuelven unos privilegiados al contar con el apoyo en última instancia de los bancos centrales y al tener la garantía estatal sobre los depósitos.
“Si yo hago un depósito y el banco usa mi dinero, la institución me debe plata a mí, pero no se comporta como si me debiera dinero”, afirma. “Los bancos toman ese dinero y lo transforman en préstamos por los que cobran intereses y ellos se llevan la diferencia entre las colocaciones y las captaciones. Ellos intermedian entre depositantes y deudores y los dueños de los bancos se pagan a sí mismos por este rol», detalla.
Y continúa: «La pregunta que surge es qué pierden los dueños de los bancos cuando pierden nuestro dinero. ¿Quién al final es responsable por esos depósitos? El punto que yo hago es que los depositantes no se comportan como acreedores y sí lo con”.
-Eso se debe a que hay un discurso oficial que señala que sus depósitos tienen un seguro de garantía.
– Así es, entonces la banca obtiene el dinero de la gente sin condiciones y luego lo colocan, siempre con riesgo, y se llevan la diferencia.
El ejemplo de las ambulancias
-¿Cree usted que el sistema financiero es más arriesgado que hace 15 años, por ejemplo?
-Lo que yo creo es que este mundo tiene suficientes riesgos provenientes del medio ambiente, de los terremotos y tantos males más…, que no es necesario que el sistema financiero le agregue más.
-Sin embargo, cuando se produjo la crisis subprime, el discurso de las autoridades fue que reaccionaron mejor frente a esta coyuntura que durante la Gran Depresión…
-Eso es real, pero es un argumento muy peligroso. Ellos tuvieron el coraje de evitar un descalabro mayor, pero no tuvieron la valentía de prevenirlo. Dejaron que el sistema se volviera frágil. Usted puede tener modernas ambulancias para hacer frente a emergencias durante un terremoto, pero si no tiene edificios bien construidos el daño puede ser terrible.
-Bueno, en Chile nos jactamos de que la construcción resiste comparativamente bien grandes terremotos.
-Exacto. Y construir bien es más difícil que adoptar los resguardos de seguridad para el sistema bancario, porque se trata de ajustar las obligaciones financieras (financial claims). Las personas que toman las decisiones cuando ponen el dinero en bonos, deben estar conscientes que ese dinero lo tienen que devolver a los depositantes y no lo hará el gobierno en última instancia.
-¿Cómo se fortalecen las estructuras en que se funda el sistema financiero?
-Hay que hacer que los dueños de los bancos coloquen más de su dinero con el objeto de asegurar que los depositantes recibirán de regreso el suyo.
-Suena difícil lo que está proponiendo.
-Lo que digo es que, dependiendo del nivel de riesgo que ellos tomen, deben poner más dinero. Queremos evitar que otros tengan que hacerse cargo de los costos por los riesgos que ellos tomaron. Eso es todo.
-¿Su planteamiento es que, mientras más deuda tomen los bancos, más arriesgadas son las operaciones que llevan a cabo con el objeto de tener mejores retornos?
-Sí, porque ellos quieren aprovechar todo el upside (la subida) que la economía les puede dar, pero cuando el mercado va en caída, ellos comparten el daño. Los períodos de auge son muy buenos para los gerentes y para los CEO de las corporaciones bancarias y cuando se producen los períodos de baja, ellos suelen salir impunes y si tienen seguros de por medio son incluso menos cuidadosos. Cuando alguno de ellos está muy endeudado, al final del día no es su dinero el que se arriesga, sino el de otros. Si los depositantes no se preocupan, los reguladores tienen que preocuparse de que los bancos no abusen con el dinero de los depositantes.
-En Chile la capitalización que se les exige a los bancos es bastante baja y se está discutiendo elevarla para quedar a los niveles de Basilea III.
-En mi libro lo que planteo es que, entre más dinero de los propietarios de los bancos haya de por medio, es mejor. A los banqueros no les gusta mi propuesta, especialmente durante el período de transición, porque están acostumbrados a no justificar su modelo de negocios. Yo quiero que vayan donde los inversionistas y tengan que explicar qué hacen con el dinero de otras personas.
La crítica a Bernanke
-Es más fácil llevar este tipo de discusión en países como EE.UU., que acaban de sufrir una crisis financiera, pero Chile no ha vivido una desde la década de los ochenta y existe la convicción de que es un sistema muy estable.
-No, en Estados Unidos es muy difícil esta discusión a raíz de la política. Por ejemplo, los reguladores estadounidenses no se han hecho responsables por su incapacidad para hacer del sistema financiero un lugar más seguro antes de la crisis. Escribí en Bloomberg hace poco que Ben Bernanke –ex presidente de la FED, entre 2006 y 2014– tuvo el coraje de actuar durante la crisis, pero no de prevenirla.
-¿Puede explicarse mejor?
-En el verano de 2007, había muchas señales de que el mercado hipotecario tenía problemas serios. Había muchos deudores que no podían pagar sus cuotas. Algunos hedge funds comenzaron a fallar y el banco de inversiones Bear Stearns se vendió a JP Morgan Chase y este hizo un gran negocio porque JP Morgan Chase estaba muy expuesto a lo que sucediera con Bear Stearns y, si este se iba a la bancarrota, JP Morgan saldría muy dañado. Y pese a esta situación, la FED todavía pensaba que todo estaba bien y dejó que los bancos pagaran dividendos, pese a que necesitaban ese dinero para resguardarse. ¡Los bancos estaban cada día más débiles, la tierra temblaba, y ellos todavía distribuían dividendos!
Entre el verano de 2007 y fines de 2008, que incluye ya a la crisis subprime, el gobierno puso US$ 160 billones entre los 9 mayores bancos y estos pagaron al mismo tiempo la mitad de esa cantidad en dividendos. Esto es lo más loco que podría haber sucedido y Ben Bernanke no menciona este hecho en su libro (Mis años en la Reserva).
Cuando el gobierno tuvo que realizar el rescate financiero, debieron pasar por el Congreso para poner US$ 260 billones y los hechos demuestran que muy poco de este dinero se fue a ayudar a los deudores hipotecarios. Ellos perdieron sus casas.
Todos sufrieron, menos los bancos. Para ellos fue un mal día, pero no tan malo gracias a la inversión del gobierno. Ahora bien, como al fisco no le gusta perder, comenzó a comportarse solo entonces como acreedor. Les dijo a los bancos que no podían repartir dividendos ni pagar bonos a los altos ejecutivos. Sin embargo, antes de que terminaran de pagarle la deuda al gobierno, los bancos decidieron que era hora de distribuir ganancias nuevamente a sus dueños.
-Pero también comenzaron a hacer las pruebas de estrés.
-Esas pruebas son muy tontas. Se imaginan escenarios, se preguntan qué sucedería si esto baja o esto otro sube y construyen los modelos. De ahí, surgen medidas de capitalización que no significan nada. Durante la crisis, los números que mostraban los balances eran buenos. La realidad es que cuando uno les pregunta a los banqueros qué sucedería si se produce algo muy malo con China o en otro ámbito, la respuesta es: «¡No sabemos!». Pero ellos no admiten públicamente que no saben.
Que los dueños de la banca pongan más dinero
-¿Cuál es el paso correcto a dar? ¿Usted quiere más regulación?
-No, no quiero más regulación sino mejor regulación. Más costo/beneficio. Yo quiero más beneficios para la sociedad. Hay algunas regulaciones que son muy costosas para la sociedad, porque tenemos que terminar pagándolas de manera colectiva. Quiero una regulación que corrija aquellas situaciones donde el mercado no opera.
-¿Qué tipo de cosas hay que corregir?
-Creo que un aspecto clave es tener más equity en la banca y asegurarnos de monitorear el riesgo que están tomando.
-¿Qué entiende por equity?
–Equity es el dinero retenido de las ganancias que obtienen los dueños. Son los activos menos la deuda, es como el capital, aunque este concepto es un poco confuso porque la gente piensa que son las reservas en efectivo y eso no es. Es el dinero que no se presta y que pertenece a los dueños.
Hay un periodista del The Guardian que escribió “Nadando con tiburones”, que señala que nada se aprendió de la crisis, ya que los grandes bancos constataron que ellos pueden salirse con la suya… En Chile, si tienen bancos relativamente simples con una buena supervisión, estarán bien.
-Sin embargo, aquí carecemos de una supervisión consolidada de los conglomerados financieros, por lo tanto, cada regulador ve su área, pero difícilmente hay una mirada global sobre la situación de cada entidad.
-Siempre hay distintos problemas para distintas instituciones, la pregunta es si el sistema financiero está poniendo los recursos en los lugares correctos. Yo quiero que las decisiones sean eficientes. Las corporaciones, cuando tienen que afrontar mucha deuda, no toman decisiones adecuadas.
-¿Hay algún país donde los depositantes se comportan de manera activa?
-No lo necesitan, porque hay seguros de garantía para los depósitos en todos los países. Ese es el problema, delegan en el regulador. Los depositantes lo único que quieren es firmar un cheque y confiar que su dinero está seguro.