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Los supervisores, la pata coja del pacto de productividad de Codelco

Los supervisores, la pata coja del pacto de productividad de Codelco

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Mientras los trabajadores de planta firman un pacto para aumentar la productividad, la administración de la Corporación no ha logrado un acuerdo similar con los supervisores. Resulta difícil que alcancen un protocolo de este tipo en medio de los despidos. Ese no es el único problema que enfrentan los profesionales, que además están divididos respecto a quién le toca representarlos en el directorio.


El despido de 350 supervisores es una señal, pero está lejos de tener un impacto real sobre los costos operacionales de Codelco. Al menos en este último punto están de acuerdo tanto la administración como los sindicatos de profesionales. “El ahorro no llega al 0,53% de los costos operacionales de la Corporación”, dice Ricardo Calderón, presidente de la Federación de Supervisores del Cobre (FESUC), que reúne a 2.700 profesionales.

Y no hay muchos puntos más de consenso cuando se habla con una u otra parte. Las recriminaciones mutuas dificultan la posibilidad de trazar una línea divisoria entre quienes tienen la razón y quienes no. Mientras la FESUC señala que no ha habido espacio para participar en las mejoras operacionales y que no se les toma en cuenta, la administración afirma que son los profesionales quienes no están interesados en este tipo de conversación y que se tratan de igualar a las demandas de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC) que reúne a los trabajadores de planta.

“La productividad conlleva el mejoramiento de las prácticas y cuando hay sobredotación no hay interés por parte de ellos para aumentarla porque eso implicaría tener menos supervisores”, señala una fuente interna.

“La dotación que hay se debe a razones técnicas y de producción. Distinto es cuando se dice que el precio del cobre está malo, voy a dejar de producir y, por lo tanto, debo echar gente. Pero en Codelco se está produciendo más mineral y no menos”, acota Diego Jiménez, presidente del sindicato de supervisores de la Casa Matriz. Y agrega, “para producir un efecto económico relevante en la compañía, habría que despedir a la mitad de los trabajadores. Cuando se decide echar un 8% de la dotación de los supervisores, el efecto económico es marginal y el impacto humano es muy profundo. Yo creo que no lo han pensado bien”.

De acuerdo a las cifras de Codelco, si hay 13.904 trabajadores de planta y 4.032 supervisores a octubre, eso significa que hay un supervisor por un poco más de 3 personas del Rol B. El promedio del resto de la industria estaría en torno a 10 trabajadores por cada profesional.

La FESUC duda de estos números. Calderón dice que no se ha llevado una discusión seria al respecto porque en la Corporación del Cobre hay muchos profesionales que no tienen gente a su cargo o que están dedicados a administrar contratos de terceros, cuyo número bordeaba los 26.562 trabajadores a diciembre de 2014.

El sindicato del día después

Más allá de estos dimes y diretes, la vicepresidencia de Proyectos ha sido la más tocada con los despidos. Saldrían alrededor de 100 de un total de 923 profesionales de esta área, debido fundamentalmente a la adecuación que vivieron los proyectos estructurales y que hay tareas que no se van a hacer. Otros 50 de un total de 238 ingenieros serían o fueron despedidos de El Salvador, porque este yacimiento tiene que achicar su estructura si quiere sobrevivir.

Quedarían entonces 250 ingenieros y profesionales por enterar que se repartirían entre las otras divisiones que implica el egreso de 20 a 25 personas por división.

“En el 70 u 80% de los casos, estos profesionales se están acogiendo a los planes de retiro que tiene la empresa”, aseguran en Codelco. El 30 o 20% restante no tiene derecho a estos planes porque corresponden a operaciones más jóvenes como Gabriela Mistral y Ministro Hales que no tienen más de 4 años de antigüedad.

También está el caso del sindicato de supervisores de la Casa Matriz que optó por impulsar los planes de retiro voluntario entre sus 280 socios, antes que la empresa fuera la que decidiera quién se va y quién se queda. Jiménez señala que este trabajo se inició en abril y que concluye el 30 de noviembre. Lo califica de “exitoso”, aunque todavía no quiere entregar resultados.

Pese a lo “civilizado” que podría parecer el proceso, la administración se ha topado con problemas. El viernes pasado se constituyó el “Sindicato Interempresas de Supervisores y Otros”, integrado mayoritariamente por profesionales de divisiones del Distrito Norte. Esta organización fue compuesta por 36 profesionales, lo que les da un fuero de 30 días desde la formación legal del sindicato y un fuero retroactivo de 10 días previo a la constitución del sindicato, es decir, desde el 26 de octubre. O sea, la corporación no puede echar a ninguno de sus integrantes durante ese período y debiera recontratar a quienes salieron en ese lapso. Al interior de Codelco ya se les conoce como “el sindicato del día después”.

Calderón alega que el trato ha sido muy diferente según la división y que detrás de los despidos no hay una planificación, sino que simplemente se puso una cuota a cada división.

“Se van a ir contra los supervisores primero y luego contra el rol B. Tratarán de demostrar cifras de aumento de la productividad, pero solo sobre la base de dotaciones. Ese es un dato de corto plazo, porque el problema de Codelco no tiene que ver con el precio, ni con las dotaciones, ni con el costo laboral, tiene que ver con que la empresa no tiene un proyecto de desarrollo de largo plazo sustentable y que todos los actores estén comprometidos con él”, señala el dirigente.

Sin posibilidad de acuerdo estratégico

Hasta el momento, la administración de Nelson Pizarro ha logrado un mejor entendimiento con la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC) que reúne a gran parte de los mineros y que es liderada por Raimundo Espinoza. De hecho, la semana pasada volvieron a firmar un acta de intenciones en torno a aumentar la productividad en 18% al 2019 y bajar los costos de producción en US$ 0,50 la libra en 10 años, la que fue informada a la Presidenta Michelle Bachelet con bombos y platillos.

Pero todos saben que la pata está coja si no logran el compromiso de los supervisores, quienes son los que se relacionan directamente con los trabajadores del Rol B y ese acuerdo no lo han alcanzado hasta el momento. De hecho, el ex vicepresidente de Codelco Norte entre 2006 y 2010, Sergio Jarpa, dijo a El Mercurio: “Desde afuera llama la atención que con un estamento de trabajadores se firme un acuerdo que es muy positivo, pero no se incluya a los supervisores”.

Sólo algunos pocos tienen claras cuáles son las razones para que un acuerdo de este tipo no se produzca. Hay otros, como Diego Jiménez, quien dice que hasta el día de hoy no entiende por qué no se puede llegar a una alianza. “Participé en las mesas de trabajo que se generaron en forma paralela entre la administración, la Fesuc y la FTC. Pero el diálogo con la Fesuc se fue trabando y no prosperó. Ignoro las razones de ello. Ahora con 350 despidos es muy difícil que se llegue a un acuerdo como el de la FTC que yo lo valoro profundamente”, explica el dirigente.

Al interior de la empresa consideran que hay que pasar a un escenario de normalidad porque ya la organización está muy estresada. Primero, la administración informó la reducción de 50 puestos de ejecutivos que estaban contemplados en el presupuesto de 2015, luego de terminado el conflicto con los profesionales de Radomiro Tomic anunció el despido de los 350 supervisores, por lo que la próxima oleada debería tocarles a los trabajadores de planta.

Sin embargo, se señala que los sindicatos del Rol B han apuntado a acogerse a los planes de retiro voluntarios. Se señala que 1.300 trabajadores se han acogido a ellos desde 2013 a la fecha y podría haber un nuevo impulso para llegar a unos 500 más.

Por otra parte, ya se están viendo efectos claros en la mano de obra subcontratada donde se ha reducido en poco más de 2.500 trabajadores la dotación.

Una silla vacía en el directorio

Mientras tanto los supervisores continúan sin representación en el directorio. La pugna obedece a que la FESUC –que es una organización sindical– no reconoce a la Asociación Gremial Nacional de Supervisores del Cobre (ANSCO) su derecho a sentarse en esa mesa por ser justamente una asociación gremial y no una sindical.

ANSCO fue creada en 1969 y fue reconocida como una gremial en 1980, reuniendo a 1.200 supervisores Rol A y Rol E.

Desde que los trabajadores y supervisores tuvieron representación en el directorio de Codelco hasta 2011, esos puestos fueron ocupados por un dirigente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC) y por un socio de ANSCO.

Cuando se elaboró la ley que dio pie al nuevo gobierno corporativo de Codelco en 2010, solo se estableció que en el directorio debería haber un representante del Rol B y otro de los supervisores.

A esa altura ya la capacidad de organización de la FESUC –que había sido fundada en 1993– era inobjetable, por lo que resultaba poco comprensible que no participara en el directorio. Por eso, bajo la presidencia de Gerardo Jofré en el directorio de Codelco –en 2012–, ANSCO llegó a acuerdo con la FESUC para alternarse en el cargo y así está escrito en la revista n.° 13 de esta federación, del año 4.

“Es importante agradecer la disposición de ANSCO para llegar a este acuerdo que permitió que esta primera quina de alternancia partiera con la FESUC”, señalaba dicha publicación.

Pero el conflicto se produjo este año cuando la FESUC se negó a firmar la quina elegida por ANSCO. “La FESUC desconoce el acuerdo firmado e insiste en que no va a firmar nada hasta que ANSCO no declare públicamente que se sale del proceso y que apoya el cambio de ley que ellos propician, de que solo la FESUC nombre el representante de los supervisores en el directorio de Codelco”, señala la página oficial de esta Asociación con fecha del 1 de octubre.

Calderón explica la posición de la Federación de la siguiente manera: “En noviembre del año pasado, un grupo de parlamentarios de la Comisión de Minería presentó un proyecto que corrige la anomalía que existe en materia de representación de la supervisión. Hay una discriminación porque la FTC está sola, en cambio nosotros tenemos que competir con una asociación que no es sindical, sino que gremial. El proyecto pasó a la Comisión de Constitución y Justicia, se conversó con la ministra de Minería, en Hacienda, en la secretaría general de la Presidencia, pero el gobierno no la empuja».

Y añade: «Nosotros estamos esperando que esto se solucione porque no sería bueno que esté representado en el directorio de Codelco una asociación gremial a la cual le despidieron incluso a dos dirigentes y no tiene cómo enfrentarlo… Esperamos que los profesionales de ANSCO analicen el escenario y nos ayuden a mejorar nuestra posición negociadora”.

Esta pugna ha significado que desde mayo de 2015 no haya ningún representante de los supervisores en el directorio. El cargo tiene una duración de 4 años. Calderón señala que “las bases entienden perfectamente el tema. Se sabe que los despidos y la mala gestión de Nelson Pizarro no pasan por un voto en el directorio”.

Sin embargo, están perdiendo la posibilidad de influir o, al menos, tener voz en las directrices de la compañía. “A mí me da lo mismo que nuestro representante sea de ANSCO o de la FESUC. Hay que buscar un acuerdo transversal y que el director sea escogido entre hombres buenos y que reporte a ambas entidades… Los supervisores somos los que pensamos la Corporación y no podemos estar al margen cuando se está delineando hacia dónde va Codelco”, opina Jiménez.

Mirado desde la administración sostienen que no se ve una solución fácil para este conflicto “porque ANSCO no le va a dar la pasada a la FESUC y la FESUC no está disponible para cumplir su compromiso”.

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