Publicidad
El impacto en los trabajadores y la productividad de los primeros 100 mil evaluados de ChileValora Opinión

El impacto en los trabajadores y la productividad de los primeros 100 mil evaluados de ChileValora

Es uno de los grandes avances en materia de certificación laboral que ha tenido el país, pero es solo el comienzo. El futuro próximo traerá nuevas exigencias y debemos estar preparados para continuar haciendo una contribución importante en la formación de las personas, el mejoramiento de la equidad y la productividad del país.


La certificación de competencias laborales es una herramienta clave para potenciar el desarrollo de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país por medio del reconocimiento de su experiencia laboral, sus conocimientos, habilidades y destrezas, sin importar cómo los hayan adquirido y considerando que muchos oficios se aprenden en la práctica y no necesariamente en una sala de clases.

Disponer de una herramienta de certificación del “saber hacer” es especialmente importante si se considera que en nuestro país el 33% de la población entre 20 y 65 años no ha completado la Educación Media (Casen 2015) y, al mismo tiempo, que estamos enfrentando una revolución tecnológica que cambiará muchos de los puestos de trabajo tal como los conocemos, y la clave estará justamente en la capacidad de adaptarse, innovar y aprender las competencias del futuro.

Por ello, desde su creación, la Comisión del Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales, ChileValora, ha trabajado con la convicción de que las competencias de los trabajadores son un componente fundamental para mejorar los indicadores de productividad, competitividad y equidad del país desde el fortalecimiento de los conocimientos y habilidades de las personas.

En este sentido, uno de los aspectos que merece ser destacado es que todo el trabajo realizado por ChileValora ha sido a través de una metodología de diálogo social tripartito, lo que es inédito en el país, pues genera un diálogo fructífero entre trabajadores, empleadores y el Estado en busca de representatividad, pertinencia, legitimidad social y eficacia de las políticas públicas. De hecho, en 2016 las Naciones Unidas (ONU) reconoció a ChileValora por ser un referente mundial en lo que se refiere al diálogo social en el mundo del trabajo, en el marco del lanzamiento de la iniciativa “Pacto Global: diálogo social reforzado para el trabajo decente y el crecimiento inclusivo”.

A fines de enero, luego de un arduo recorrido de 8 años en el proceso de instalar esta política pública, celebramos el haber alcanzado los “100 mil procesos de evaluación” conducentes a una certificación, un gran hito en el cumplimiento de los objetivos, pero también de nuestro aporte tanto al país como a trabajadores y empleadores, y el fruto de un diálogo social que ha sabido integrar las visiones y necesidades de todos.

Junto con avanzar en la cobertura de los procesos de evaluación y certificación, podemos decir que a través de la construcción de un Catálogo Nacional de Perfiles Ocupacionales, hemos contribuido a generar insumos de enorme utilidad a la hora de avanzar en un sistema de formación para la vida y el trabajo que permita efectivamente a las personas recorrer itinerarios formativos y laborales, integrando y reconociendo los distintos saberes.

Hoy podemos decir que 21 sectores productivos –entre los cuales destacan los sectores de logística y transporte, turismo, metalmecánico, comercio y energías renovables no convencionales– cuentan con su cadena de valor identificada a nivel de procesos productivos, rutas formativo-laborales, perfiles ocupacionales y planes formativos que orientan los desarrollos de carrera de las personas y son insumos claves para dar pertinencia a la capacitación y la educación técnica, teniendo como horizonte la formación a lo largo de la vida.

Pero aún tenemos importantes desafíos en los cuales será necesario avanzar, a lo menos en cinco aspectos claves: ampliar la cobertura de certificación de competencias laborales a través de una estrategia de focalización en sectores prioritarios alineados con la agenda país; fortalecer las capacidades de los Organismos Sectoriales como espacios de diálogo social tripartito para aumentar el valor social de la certificación y su pertinencia con las necesidades del mundo productivo; profundizar la articulación del sistema de certificación con la capacitación laboral y la formación técnica; evaluar y comunicar los resultados e impactos del sistema de certificación, para gestionar mejoras, aprendizajes y fortalecer el posicionamiento de la institución; y, por último, fortalecer la institucionalidad de ChileValora.

El hito que celebramos es uno de los grandes avances en materia de certificación laboral que ha tenido el país, pero es solo el comienzo. El futuro próximo traerá nuevas exigencias y debemos estar preparados para continuar haciendo una contribución importante en la formación de las personas, el mejoramiento de la equidad y la productividad del país.

Ximena Concha
ChileValora

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias