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El complicado escenario para las AFP, la inevitable reforma y las opciones sobre la mesa

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Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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No es la principal reforma prevista por los candidatos a la Presidencia. No supera a la tributaria, educacional o constitucional en la agenda, pero sí cruza el interés de todos.

Hay coincidencia que el sistema de pensiones chileno enfrenta una crisis y ya nadie escabulle el tema. Y aunque la última reforma al sistema ocurrió justamente en el gobierno de Michelle Bachelet, quien parece tener la mayor probabilidad de regresar a La Moneda, la realidad trajo de vuelta el problema, pero esta vez con una urgencia mayor.

Las estadísticas no mienten. Joaquín Vial, ex presidente de AFP Provida y hoy consejero del Banco Central, abrió la polémica a comienzos de año advirtiendo que en promedio el 60 % de los afiliados a las AFP no tendría más de $ 20 millones acumulados, lo que le generaría una pensión menor a $ 150 mil.

Tras eso las opiniones se dispararon y no han dejado de cruzarse en el debate público. El jueves pasado se dio uno de los más completos debates sobre el tema.

El diagnóstico del gobierno

La fundación Chile 21 invitó a una serie de expertos en el tema y la discusión fue ardua. El subsecretario de Previsión Social, Augusto Iglesias, puso los números necesarios para relevar la urgencia del tema.

Presentó situaciones hipotéticas de afiliados que llegan a la edad de jubilar hoy y cuyo salario sube 0,5 % real anual. En el caso de los hombres la tasa de reemplazo de su pensión es de 54 % y en las mujeres 39 %.

Es decir, el hombre afiliado recibirá poco más de la mitad de su sueldo en los últimos tres años activo laboralmente y la mujer menos del 40 % de su ingreso.

Explicó que hay cinco causas detrás. Primero, que el crecimiento económico ha provocado alza de salarios cada vez mayores, lo que en el caso de quienes están por jubilarse hace más negativa la comparación con la pensión que recibe.

A esto se suma que las personas viven más (las mujeres desde 1980 elevaron en 7 años su expectativa de vida y los hombres en 6,2 años), tiempo, lo que debe ser financiado con un periodo fijo, que no se ha modificado desde entonces y con un aporte mensual como porcentaje de su sueldo que tampoco ha variado.

Agregó que la rentabilidad de los fondos no volverá a ser la misma lo que hace creer que no será un factor que permita ayudar adicionalmente a mejorar las pensiones.

En este sentido, entregó un dato preocupante: las compañías de seguros que venden rentas vitalicias a los pensionados las están calculando con una tasa de retorno dos puntos porcentuales por debajo de lo que era hace diez años.

Es decir, las pensiones, sólo por las menores tasas de retorno que se está obteniendo por invertir los fondos en el mercado, disminuyen un 20%.

Y finalmente, advirtió de preocupantes cifras de evasión y elusión previsional. Con esto se refirió a que un 20 % de los trabajadores asalariados en Chile sus empleadores no le pagan sus cotizaciones.

A esto se agrega, dijo, los independientes que hacen boletas de honorario que en un porcentaje mínimo han comenzado a cotizar voluntariamente en el sistema, por lo que no están acumulando dineros para cuando envejezcan.

Iglesias hizo un diagnóstico crudo respecto de lo que deberá enfrentar el próximo gobierno en este punto.

“El gobierno que venga se va a enfrentar con un problema de proporciones. Pocos están siguiendo ese camino de cotizar. Cuando llegue el año obligatorio (2015) se va a aplicar de golpe una carga equivalente al 14,5 % de la renta. No se quién está dispuesto a sacrificar ese ingreso. Viene un tema y más vale empezar a discutirlo ahora”, sostuvo.

Las palabras de Iglesias dieron paso a la presentación de diversos panelistas, cada uno con críticas diversas al sistema y propuestas variopintas, no todas ellas recogidas en los programas de los candidatos presidenciales.

Duro diagnóstico del sistema

Alvaro Gallegos, de Chile 21, fue duro con el sistema de pensiones.

Dijo que es falso que el sistema de reparto que existe en Europa y otros países del mundo –en que las cotizaciones de las personas van a un fondo común gestionado por el Estado, el cual se hace cargo de las pensiones de los ciudadanos- esté quebrado y el de pensiones privadas no.

Aseguró que si no corrige el rumbo el sistema de AFP también quiebra, pero advirtió que eso no ocurre porque el Estado siempre lo rescata. De hecho, dijo que la reforma que hoy se analiza sería el tercer rescate del Estado al sistema creado por el entonces ministro del Trabajo José Piñera en 1981, durante el régimen militar.

Antes, afirmó, lo hizo a comienzos de la década del 2000 cuando se creó el APV (Ahorro Previsional Voluntario) que, según dijo, terminó favoreciendo principalmente a las personas de alto ingresos. Esto, porque dado que hay un tope de imposición (entonces era UF 60) quienes tiene sueldos superiores a eso, estaba subcotizando y por ende, sus pensiones serían mucho más bajas que su sueldo.

El resultado de la política pública aplicada en ese momento, ejemplificó, es que hoy el Estado aporta $ 400 mil mensuales a una persona que gana $ 6 millones, si hace una cotización adicional al tope legal. “Y estamos discutiendo de sueldo ético familiar de $ 250 mil”, ironizó.

El segundo rescate, para Gallegos, es el de 2008 cuando Bachelet y el Congreso aprobaron la creación del Pilar Solidario (PBS), el que permitió darle Pensión Básica Solidaria ($ 75 mil mensual hoy) a personas que no han cotizado en el sistema y aportes del Estado a personas que tengan sueldos bajos (hoy el tope para recibir ese aporte es $ 250 mil. Esto, dijo, fue para corregir el que el sistema de AFP estaba dando pensiones muy bajas.

Pero ahora, indicó, viene el tercer rescate: a la clase media, que cotiza, trabaja, pero sus ahorros no alcanzan para pagar una pensión de al menos un 70 % de su sueldo.

A su turno, el gerente general de la Asociación de AFP, Francisco Margozzini, respondió sin tapujos. Advirtió que la PBS se paga a personas que nunca han cotizado. “¿Qué culpa tienen las AFP de eso?”, preguntó.

La propuesta de CENDA

En el panel también estaba Manuel Riesco, economista de Cenda, histórico crítico de las AFP, quien se mostró satisfecho de que hubiera consenso respecto de que no volverán las grandes rentabilidades. “Nos vendieron un sueño y la crisis de 2008 nos trajo a la realidad”, dijo.

Riesco aseguró si se eliminarán las AFP –“lo cual pondría algunos muy contentos”, ironizó, generando risas en la audiencia- el Estado no sólo no aumentaría su gasto en pensiones sino que quedaría con superávit debido a que volverían al Fisco las cotizaciones que hoy administran las AFP. Junto con ello, dijo, se mejorarían las pensiones que hoy se pagan.

Margozzini respondió citando los números de Iglesias, quien había indicado que el 66 % del Aporte Solidario va a cubrir pensiones de personas que cotizaron en el sistema anterior al creado en 1981. Y agregó que más de la mitad de las pensiones que hoy pagan las AFP justamente corresponde a cotizantes del antiguo sistema de reparto.

Cabe mencionar que existen varios estudios de economistas de diversas tendencias que refutan parte del análisis del economista de Cenda.

Ex titular de la Superintendencia de AFP

También participaron del seminario el economista y director de AFP Habitat, Klaus Schmidt-Hebbel, el ex superintendente de AFP y Valores y Seguros Guillermo Larraín, el presidente de la Asociación de AFP, Guillermo Arthur, el economista del PS Gonzalo Martner y la superintendentade Pensiones Solange Berstein.

Arthur defendió las tasas de reemplazo del sistema y adjudicó a otros factores externos a las AFP el nivel de jubilaciones actual. De hecho, consideró injusto el cálculo del promedio de pensiones pues incluye a las mujeres que se inscribieron en el sistema sin haber cotizado y con el único objeto de recibir el bono por hijo.

A excepción de Riesco y Gallegos, hubo una generalizada concordancia en la necesidad de elevar la tasa de cotización y elevar la edad de jubilación. Sin embargo, la forma de hacerlo y las medidas que adicionalmente se deben tomar abrieron la discusión a la intervención del Estado y cuestionamientos a la competencia entre las AFP.

Larraín dijo que si se toman ambas medidas significaría una “transferencia” a las AFP y explicitó sus dudas sobre el nivel de competencia que han en esta industria..

En este sentido, Larraín calificó como un error que en 2008 la negociación del gobierno de la Concertación con la oposición haya derivado en un sistema de licitación de afiliados que se acotó a los nuevos afiliados del sistema por dos años.

La AFP Modelo ganó dos licitaciones (2010 y 2012) ofreciendo una comisión de 0,77 % del sueldo imponible (en el último proceso), la mitad de promedio de la industria, con lo cual se aseguró afiliar a todas personas que entren al sistema hasta agosto de 2014.

Pero sólo Habitat redujo su comisión ante la llegada de Modelo. El resto de las AFP no lo ha hecho, lo que para Larraín evidencia que hay razonables dudas sobre la competencia del sector.

“Creo que fue un error en la discusión de 2008 la negociación que se hizo donde se licuó o redujo a una expresión más baja de lo que recomendó la Comisión Marcel o nosotros en la superintendencia de entonces de tener una licitación importante que generara disminuciones de precios significativa, hoy creo que vamos a pagar el costo de aquel error”, sostuvo.

Para Larraín, además, la situación de bajas pensiones actual y del futuro próximo más próximo sólo se puede solucionar con un pilar de reparto para el cual, indicó, podría crearse un sistema de reparto adicional al de AFP actual, donde se aporte un 2-3 % de los sueldos adicionales y que éste destinado a mejorar las pensiones insuficientes.

En el seminario, además, hubo una mayoritaria concordancia en que la AFP estatal que propone Bachelet y otros candidatos no permite solucionar los problemas de pensiones del sistema. Así lo señaló Larraín, Martner y Augusto Iglesias.

AFP Estatal

“Soy partidario (de la AFP estatal)  pero creo que no tiene nada que ver con la discusión que hay que sostener”, dijo Martner, ex subsecretario de la Presidencia en el gobierno de Lagos y ex presidente del Partido Socialista.

En todo caso, al mismo tiempo, Martner coincidió con Gallegos en que las AFP tiene una “sobre utilidad” que debe ser corregida, pero descartó de plano la idea de Riesco de volver a un sistema de reparto. “No tiene sentido entrar a esa discusión”, dijo.

Quién  sí apoyó la AFP estatal fue Eugenio Rivera, encargado de programa económico de Chile 21, quien advirtió que es un deseo evidenciado en encuestas y que permitiría dar mayor libertad de elección a las personas y ampliar los objetivos de financiamiento de los fondos, particularmente hacia las pymes locales.

Schmidt-Hebbel, en tanto, reafirmó su idea de que se debe elevar la edad de jubilación y aumentar la tasa de cotización, aunque en este último caso, respaldo la necesidad de que esa mayor cotización la pague el empleador y así no signifique reducir el sueldo líquido de los afiliados.

“Los economistas sabemos que a la larga da lo miso a quien se le carga, a la larga se ajustan con el crecimiento de los sueldos”, indicó, defendiendo de paso el nivel de rentabilidad de las AFP las que, a su juicio, “hicieron la pega”. Aun más, fue enfático en defender el cobro que hacen las AFP asegurando que en términos internacionales suenan “razonables”.

Aun más, hizo comparaciones de comisión y rentabilidad entre la AFP que representa y los fondos mutuos a nivel de gestión de fondos de ahorro previsional voluntario, asegurando que son mucho más convenientes las administradoras de fondos de pensiones.

En medio de tanta efervescencia de diagnósticos y propuesta, Solange Berstein llamó a ser cuidadosos con las medidas que se tomen pues podría hipotecarse el futuro de las nuevas generaciones.

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