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Equipo económico canta boleros al  sector privado y éste no se conmueve

Equipo económico canta boleros al sector privado y éste no se conmueve


El ex presidente Ricardo Lagos llamó a “pensar en grande” y desplegó sobre la mesa decenas de proyectos a realizar bajo la premisa de que todo lo que se pudiera concesionar, se concesionara. Parecía un mago sacando conejos de un sombrero. Conejos del tamaño de una megaciudad a la que llamó Sanraval, que nacería de la unión de Santiago, Rancagua y Valparaíso.

Esa grandilocuencia chocó con el tono mesurado de los expositores que le sucedieron y el problema está en que son los ministros en ejercicio quienes están llamados a impulsar una alianza estratégica público-privada y no el ex mandatario que está en retirada.

Todo ello ocurrió en el marco del encuentro ‘Cooperación Público Privada’, organizado por Icare. El primero en hablar después de Lagos fue el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, que como buen funcionario disciplinado aludió a la necesidad de una “colaboración intensa, pero inteligente… requerimos de un nuevo pacto de colaboración: moderno, abierto y participativo. Es importante superar la dicotomía entre más Estado o más empresa. Hay que colaborar”.

Pero más allá de un discurso de buenas intenciones, ideas concretas que despercudieran a la audiencia no dio. Después vinieron el ministro de Transporte, Andrés Gómez-Lobo, y el ministro de Energía, Máximo Pacheco, que tampoco lograron sintonizar con la audiencia.

Arenas cita a la CPC

Mientras eso sucedía en CasaPiedra, en el centro de Santiago, el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, se reunía con los dirigentes de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Su nuevo norte ya lo expuso en El Mercurio este fin de semana, cuando dijo frases del siguiente tenor: “El rol del sector privado es insustituible”; “la reactivación es una tarea de todos, sector público y privado”; y “es absolutamente necesario una alianza estratégica público-privada para enfrentar la desaceleración económica y enfrentarla en todas sus dimensiones”.

Y ayer lo señaló nuevamente: “Para el Gobierno y el Ministerio de Hacienda es muy importante construir confianzas, construir los puentes y cuidar las expectativas”.

Declaraciones que al sector privado no convencen, pues todavía los moretones de la Reforma Tributaria están a simple vista. “Tiramos y tiramos números y las rentabilidades para los nuevos proyectos no dan”, comentaba un analista.

Lo que resulta evidente es que el equipo económico guardó los tambores de guerra y comenzó a cantarles sus primeros boleros a los empresarios.

La pregunta lógica la hizo Juan Claro, el ex presidente de la Sofofa y de la CPC y actual director de empresas, el mismo que llamó al ex Presidente Piñera para que no hiciera el proyecto Barrancones: ¿Es posible reeditar una Agenda Pro Crecimiento como la que lanzamos cuando asumió Ricardo Lagos? Y la respuesta que dio Claro fue que ya no es posible hacer lo mismo porque la sociedad chilena es más compleja.

“Esto no es un problema público-privado, es un problema de sociedad”, expresó.

Y siguió adelante con su argumentación. “Es lo más parecido a un concierto decafónico, donde no se privilegia una nota frente a la otra. Es decir, las opiniones técnicas son igual de valiosas que las que no lo son. Es además atonal, lo que implica que hay distintas visiones de la realidad. Y no tiene clausura, puesto que es permanente, no existe la posibilidad de terminarlo después de llegar a un arreglo”.

En el fondo y a la luz de las palabras de Juan Claro, el gobierno está respondiendo de la manera en que se reaccionaba hace ocho años, y no acorde a los tiempos. “La sociedad quiere acciones e inversión”, lanzó como quien no quiere la cosa. Lo mismo que dejó trasuntar Ricardo Lagos cuando dijo “aquí falta decisión política”.

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