Nos encontramos muy cerca de la publicación de un nuevo Informe de Política Monetaria. El contexto es complejo para la autoridad considerando las recientes sorpresas inflacionarias y el cambio de expectativas de los agentes de mercado, que internaliza un alza para la Tasa de Política Monetaria en 2015. ¿Debe utilizar, como es habitual, en el escenario base para sus proyecciones lo implícito actualmente en las expectativas de mercado? Si lo hace, entregaría finalmente un sesgo el futuro de la Tasa de Política Monetaria (TPM) y no considerarlo también significaría una sorpresa respecto a las publicaciones previas.
Da la impresión que en el próximo IPoM el Banco Central intentará dar un mensaje más estricto respecto a la inflación. Esto favorece la opción de utilizar como escenario base lo implícito actualmente en las expectativas. Esto no necesariamente significa que cambiará el sesgo de política en su comunicado, es solo un supuesto de proyección. Pero es relevante. Evidentemente el Consejo no debe necesariamente estar de acuerdo con lo implícito en el mercado: de esta forma envía una señal tal como correctamente lo hizo en diciembre respecto a la inflación.
En la última minuta publicada, el culpable de la mayor y persistente inflación era el tipo de cambio, cuyo impacto se reconocía mayor al proyectado. Aparentemente existiría coincidencia respecto a que la inflación terminaría convergiendo al 3%, pero en un período más prolongado. De todas formas, si el origen del alza de la inflación es el tipo de cambio, debería diluirse en los próximos meses. Al respecto y en relación a la decisión de política monetaria, existe cierta discrepancia en el consejo respecto a si los antecedentes disponibles eran o no suficientes para sugerir algún cambio en el corto plazo. Finalmente, como la diferencia efectiva entre el escenario de mantención de la TPM en 3% y el implícito en los instrumentos de mercado (alza de 25pb en Sept’15) es menor, el Banco Central efectivamente utilizaría este supuesto, lo que acompañará un Informe bastante más duro respecto a la inflación.
Sin embargo, el sesgo de política monetaria no debería variar. Compartimos la evaluación respecto a que la inflación terminará cediendo frente al aumento de las brechas de capacidad ante las mediocres cifras de actividad actuales.
Efectivamente la convergencia ha sido más lenta que lo pronosticado y también hace bastante sentido que el traspaso a precios de la depreciación cambiaria haya sido mayor y más persistente que el patrón histórico. Sin embargo, el efecto para los próximos meses de la depreciación de la moneda se diluiría, sin descartar que se revierta, y predominarían finalmente las menores presiones inflacionarias producto de la mayor brecha de capacidad.
En este sentido, estimamos que anticipar alzas de la TPM para el 2015 resulta muy apresurado considerando el aún débil escenario de crecimiento que observaremos en todo el año. En este contexto, el Banco Central debería mantener un sesgo neutral para los próximos movimientos de la TPM, con un discurso más duro en relación a la inflación, pero consistente respecto a su proyección acerca de que la inflación perdería fuerza en los próximos meses. Todo esto en el contexto de expectativas de inflación contenidas en 3% y sin que se materialice el principal riesgo inflacionario asociado a un aumento del precio del petróleo.
Matías Madrid
Banco Penta