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Educación geográfica para una ciudadanía responsable Opinión

Educación geográfica para una ciudadanía responsable

Ulises Sepúlveda
Por : Ulises Sepúlveda académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado.
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Como geógrafo y educador, me preocupa el nivel de analfabetismo espacial de nuestros ciudadanos y de alguna forma me parece que muchos de los problemas observables en nuestra sociedad están basados en la pobreza de la formación vinculada a territorios y espacialidades.


De un tiempo a esta parte, la Geografía como disciplina ha perdido protagonismo en el currículo escolar. Lleva muchos años a la sombra de la Historia en un rótulo clásico llamado Historia y Geografía, al que en las actuales bases curriculares se le agregan las Ciencias Sociales. En este maridaje, la evolución de la disciplina del espacio en la escuela ha cumplido roles geopolíticos o se ha limitado a presentar síntesis de los atributos físicos y humanos del entorno, como climas, zonas naturales y regiones. Este rol se ha ido agotando y hoy parece agonizar, quizás debido a la herencia de la relación con el Instituto Geográfico Militar en el desarrollo de la geografía nacional, o la anomia de la academia a la hora de disputar políticamente el espacio curricular -más allá de aquellos que nos dedicamos a la educación geográfica-, ya que hoy existe una gran desconexión entre los avances y conocimientos de la geografía de la universidad y lo que se trabaja en las escuelas. Por otra parte, a mi juicio, se debe dejar cierta herencia geopolítica y administrativa relacionada con la influencia del Instituto Geográfico Militar, en la comprensión de una geografía sintética y finita. Finalmente, tengo que señalar que la disputa curricular al interior de la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias Sociales se ha solucionado con una especie de cuoteo de espacios de contenido, lo que va en detrimento del sentido ciudadano de los mismos, o la necesidad de entregar experiencias de aprendizaje integral.

Pueden ser estos algunos elementos que afecten la presencia y el sentido de la disciplina. Es evidente que la geografía escolar ha carecido de un horizonte claro: no se han establecido procedimientos y conceptos geográficos fundamentales para la integración de conocimientos por parte de los ciudadanos. Esto se refleja en las actuales bases curriculares de geografía, las cuales presentan un enfoque limitado a regiones, zonas naturales y la tricontinentalidad de Chile, dejando elementos espaciales de orden general transversalizados con otras disciplinas. El currículo señala la importancia del espacio geográfico, las escalas y una declaración de interpretación de la realidad mediante datos. En mi opinión, este esfuerzo es muy superficial y carente de fondo metodológico y conceptual sólido. En síntesis, el protagonismo de la geografía escolar se ha perdido y parece considerarse innecesario. Hoy, en la práctica, es la narrativa histórica la que organiza la enseñanza y el aprendizaje en las bases curriculares actuales de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Por supuesto que existen escuelas y profesores que han implementado para sus estudiantes estrategias para el desarrollo de habilidades geográficas, que responden en forma contextual, pero que en ningún caso van a permitir soslayar lo que debe ser el deber del Estado en la formación en esta área.

Como geógrafo y educador, me preocupa el nivel de analfabetismo espacial de nuestros ciudadanos y de alguna forma me parece que muchos de los problemas observables en nuestra sociedad están basados en la pobreza de la formación vinculada a territorios y espacialidades. Es una situación que me parece a los menos escandalosa, ya que las vidas de las personas ocurren en y con los espacios, tanto materiales como simbólicos. De hecho, el ejercicio de la ciudadanía es un ejercicio territorial. Lo anterior está más que claro para los países de las principales economías del mundo (OCDE), donde la enseñanza de la geografía como disciplina independiente es básica en sus escuelas, dándole tiempos curriculares a los problemas territoriales de esas sociedades y del mundo.

Al observar la diversidad territorial y ambiental de los entornos humanos y no humanos en nuestro país y pensando en que, al terminar los 12 años de escolarización obligatoria, nuestros ciudadanos deberían estar habilitados con competencias procedimentales y cognitivas para responder adecuadamente algunos dilemas territoriales locales, nacionales y mundiales, analizando sus interrelaciones y relaciones escalares, propongo cinco temas/preguntas que me parecen básicas en la formación de nuestros ciudadanos y que todo chileno -por nuestro bien- debiera comprender:

  1. Organización espacial del Estado: ¿Comprende la expresión de la organización territorial del Estado para llevar servicios públicos a toda la diversidad geográfica de las comunas de Chile, evaluando su eficiencia, conflictos y posibilidades? ¿Entiende las diferencias y dificultades de las respuestas comunales y la diferenciación con las respuestas regionales? ¿Ha analizado la relación entre los actores privados y el Estado en la búsqueda de un desarrollo sustentable en diferentes escalas? ¿Ha analizado la factibilidad de las formas de producción en relación con la sustentabilidad y las futuras generaciones? ¿Comprende las relaciones de fragmentación espacial e interescalaridad que afectan los territorios, así como la necesidad de normativas para que los ambientes y las vidas de las comunidades y personas tengan viabilidad y dignidad?

 

  1. Instrumentos normativos organizadore del espacio: ¿Cuáles son los instrumentos que permiten organizar el territorio en diferentes escalas? Y en una escala más local, ¿qué es un plan regulador? ¿Para qué sirve? ¿Qué elementos regula? ¿Tiene relación con las responsabilidades políticas comunales o regionales? ¿Cuáles son los principales problemas y conflictos del actual plan regulador de su comuna? ¿Cómo se vincula con el desarrollo futuro de la misma? ¿Ha observado cómo el plan regulador permite un desarrollo armonioso o conflictivo con ejemplos concretos de su entorno?

 

  1. Investigar e indagar el mundo como un laboratorio: ¿Qué tipo de investigación en terreno ha realizado? ¿Ha tenido experiencias sensoriales con la naturaleza y experimentado las diferentes expresiones de biodiversidad, tanto local como de otras regiones? ¿Ha comprendido los efectos de la planificación y el desarrollo armonioso o la falta de ellos en diferentes ecosistemas? ¿El territorio nacional y sus particularidades son solo conceptos teóricos, o ha tenido la oportunidad de encontrar estos conceptos en modos de vida y biodiversidades que permiten el desarrollo de sensibilidades más allá de responder bien una evaluación? ¿Cómo ha usado diferentes plataformas geotecnológicas (SIG, visores de datos ministeriales, Google, etc.) para comprender los problemas de la realidad contemporánea?

 

  1. Riesgos de desastres: ¿Comprende las diferencias de los riesgos asociados a montañas, ríos, volcanes o zonas costeras? ¿Cuáles son las diferencias entre cada uno de estos entornos? ¿Qué tipo de exposiciones pueden enfrentar las personas ante el riesgo? ¿Cómo afectan los distintos agentes productores de riesgo? ¿Qué precauciones debe tomar si visita estos lugares? ¿Se analizan en las escuelas las cartas de inundación por tsunami? ¿Conoce la diferencia entre emergencias producidas por una nube ardiente, un lahar, un alud o una remoción en masa? Es importante que los ciudadanos estén conscientes de las amenazas en sus localidades y en aquellas que en algún momento podrían visitar, así como también deben poseer herramientas para analizar estos elementos en el entorno con ejemplos concretos.

 

  1. En relación con el cambio climático/crisis climática: El cambio climático necesita ser comprendido en diversas escalas y entornos geográficos diferenciados para comprender los desafíos del país, las necesidades de las localidades y las personas. No es solo aprender un concepto y memorizarlo para una prueba, es un asunto de primera importancia para el desarrollo presente y futuro de los habitantes de los distintos entornos geográficos de nuestro país.

Se podrían agregar muchos elementos, eso es seguro. Sin embargo, es preocupante que nuestros estudiantes carezcan de suficientes elementos para responder informadamente a estas temáticas, las cuales son muy cercanas a la disciplina geográfica y que son básicas en la viabilidad política de la consolidación de un Estado joven, que se desarrolle asegurando la sustentabilidad de las diversidades humanas y no humanas. ¿Seremos capaces como sociedad de brindarles las mejores herramientas para que ejerzan una ciudadanía responsable? A mi juicio, sin geografía, eso está por verse.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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