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Cuando un macetero en la ventana puede salvarte la vida Opinión

Cuando un macetero en la ventana puede salvarte la vida

Eduardo Labarca
Por : Eduardo Labarca Autor del libro Salvador Allende, biografía sentimental, Editorial Catalonia.
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Señal de normalidad, un macetero en la ventana, Relatos autobiográficos de una alemana en Chile es la obra escrita e ilustrada por la “alemana” Borgis Lohan, de 72 años, quien se hallaba en la sala con la misma modestia con que en el libro describe su presencia en momentos decisivos de la historia del siglo veinte de Europa y de Chile, el país que ella adoptó y que la supo adoptar.


Sorprendentemente, el salón del glamoroso Colegio de Arquitectos, en la primera cuadra de la Alameda, se repletó para la presentación del libro de una autora primeriza y desconocida, de la tercera edad. La presencia de Beatriz Buccicardi, presidenta del colegio, y las palabras de Soledad Bianchi, académica y crítica de literatura, dieron testimonio de que la obra y su autora merecían el aplauso que le brindamos.

Señal de normalidad, un macetero en la ventana, Relatos autobiográficos de una alemana en Chile es la obra escrita e ilustrada por la “alemana” Borgis Lohan, de 72 años, quien se hallaba en la sala con la misma modestia con que en el libro describe su presencia en momentos decisivos de la historia del siglo veinte de Europa y de Chile, el país que ella adoptó y que la supo adoptar.

Borgis llegó a Chile como hija adolescente del agregado de prensa de la embajada de la República Federal de Alemania, la Alemania Occidental, pero antes, en Holanda, a los 12 años había vivido su aprendizaje “violento y brutal” de la Historia, cuando el Volkswagen en que la habían dejado con sus hermanas fue apedreado por un grupo de niños en una calle de La Haya. Era un auto alemán tripulado por alemanas llegado del país cuyas tropas invasoras habían traído a la patria y familias de esos niños “el hambre, la persecución y la muerte”. Borgis Lohan confiesa que ese acontecimiento marcó su vida y que gracias a ello “soy ahora lo que soy”, ya que las clases de historia recibidas hasta entonces en su país se detenían antes de la Segunda Guerra Mundial, como si esa guerra de destrucción y exterminio llevada a cabo por Alemania nunca hubiera existido.

El sello Libros del Pez Espiral, que publica obras selectas de impecable presentación gráfica, ha dado acogida a este libro en que Borgis Lohan recuerda su llegada a Chile y las experiencias de su aterrizaje en el combativo Pedagógico de avenida Macul. Sus observaciones y reflexiones nos conducen de la mano con esta joven alemana que se sumerge “ávida y dichosa” en un mundo de “nuevos olores, sabores desconocidos, costumbres extrañas, poesía de otro ritmo, sonidos diferentes”. Su amistad con Lumi Videla, dirigente estudiantil de boina negra que años más tarde será asesinada por la dictadura y su cuerpo arrojado a la embajada de Italia, la lleva a solidarizar con los pobladores de la toma de terrenos de Santa Adriana y adentrarse en un mundo en que “todo tenía sentido para mí”.

De ahí en adelante se suceden los capítulos en que los recuerdos y la crónica se entremezclan con las reflexiones y opiniones, a menudo vehementes, de la autora. Las marchas y protestas callejeras iniciales con sus compañeros del Pedagógico donde ella estudia castellano y luego se muda a sociología, la primera vez en que huye de los carabineros empapada por el chorro del guanaco van haciendo de la alemana Borgis una joven cada vez más combativa a favor de la justicia social en su país de acogida.

Borgis une su vida a Alejandro e ingresa a la juventud comunista y participa activamente en el proceso de la Unidad Popular y el gobierno de Salvador Allende, y cuando estalla el golpe militar se sumerge en diecisiete años de acción clandestina: operar un mimeógrafo en casa, pintar consignas en los muros, lanzar miguelitos en una calle, imprimir volantes contra la dictadura en el mimeógrafo del Instituto Goethe donde trabaja o sortear un control policial gracias al hecho de ser rubia de ojos azules, y llorar la muerte de tantos amigos y camaradas asesinados. Un macetero en la ventana avisa a los contactos que la casa no es una ratonera invadida por la DINA y que pueden llegar con confianza, y al cabo de muchos años Borgis y sus amigos celebran con baile, música y muchos brindis la detención de Pinochet en Londres.

Borgis Lohan es madre de dos hijas chilenas, una de ellas Alejandra del Río, destacada poeta nacional. Además, ha pasado varias temporadas en Alemania con la intención de quedarse allá, pero siempre ha terminado regresando a Chile, y para hacer frente a la depresión y soledad espiritual experimentadas a la vuelta a la democracia, ha puesto toda su energía creadora en el aprendizaje y práctica de la xilografía, el grabado en madera, “medio que me sirvió para liberarme de los fantasmas”. Y como prueba de ello están los grabados que ilustran los relatos de esta alemana en Chile en el libro que me dedicó con una afectuosa referencia personal:

A Guayo

con quien compartimos

la misma suegra.

Con cariño.

B. Lohan

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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