Lo que ocurre en el Servicio Local de Atacama revela que se requiere contar con una institucionalidad dotada de un nivel de liderazgo mucho más ágil, pertinente y competente, siendo imprescindible una infraestructura acorde a las expectativas que se han puesto en el sistema.
La Nueva Educación Pública es una de las reformas educacionales más importantes desarrolladas en el país desde la vuelta a la democracia. Su puesta en marcha requirió de amplios consensos, movilizados por una necesidad urgente: mejorar y fortalecer la educación pública que estaba en manos de la administración municipal tras décadas de mercantilización y falta de regulación. Chile necesitaba superar la idea de que solo algunos municipios, aquellos que poseían más recursos, podrían efectivamente entregar un servicio educativo de calidad.
El acuerdo fue establecer un sistema nacional que garantice el derecho a la educación, especialmente de aquellos estudiantes más desaventajados. Con la reforma, los Servicios Locales de Educación Pública fueron definidos como los agentes claves y especializados para apuntar hacia un mejoramiento escolar que busque equidad en los territorios, bajo la orientación y coordinación de la Dirección de Educación Pública.
Lo que ocurre en el Servicio Local de Atacama revela que se requiere contar con una institucionalidad dotada de un nivel de liderazgo mucho más ágil, pertinente y competente, siendo imprescindible una infraestructura acorde a las expectativas que se han puesto en el sistema. Los más de 50 días sin clases de niños, niñas y jóvenes impactarán en sus aprendizajes y en su bienestar socioemocional. Son sus trayectorias educativas las que se deterioran con cada día sin clases.
Para cambiar el rumbo, la implementación exitosa de esta reforma requiere que el proceso de traspaso hacia los nuevos SLEP se realice con mucha mayor precisión, cuidando cada fase, de manera tal que sea posible analizar y monitorear en detalle tanto las condiciones como las necesidades de los nuevos SLEP, las que deben ser atendidas con urgencia. A su vez, es fundamental fortalecer la infraestructura del sistema. Esto implica un catastro muy especializado que permita identificar y reparar los establecimientos educativos antes que su administración sea traspasada a un nuevo SLEP. Se debe evitar que un nuevo SLEP tenga lo mismos problemas que ya fueron identificados (y con bastante tiempo) en Atacama. Si bien este es un caso extremo entre la diversidad de los SLEP que existen en el país, si no se toman las medidas a tiempo, esta pesadilla podría repetirse.
Esto también implica fortalecer el desarrollo de capacidades profesionales, identificando de manera ágil los desafíos críticos y promoviendo el aprendizaje colaborativo en red entre los SLEP, especialmente con aquellos que sí han logrado abordar los múltiples desafíos durante su implementación, y que han avanzado en materializar el sueño de una educación pública de excelencia.
Volver atrás no parece ser la mejor opción, dado el estado de muchos municipios que no han asumido la tarea educacional como una de sus prioridades. La educación pública es justamente pública, dado que debe ser para todos y todas, no solo para algunos estudiantes de algunos municipios.
Las recriminaciones mutuas entre los distintos sectores políticos no ofrecen solución a los y las 30.000 estudiantes de Atacama y tampoco permiten que la educación pública llegue a ser el sueño que el país merece. Más bien, lo que se requiere es volver al camino de los acuerdos nacionales en torno a este tema y subsanar los problemas en el diseño e implementación de esta reforma.
Después de 50 años y de varios fracasos, Chile ha logrado realizar unos Juegos Panamericanos que se han destacado en su ejecución y formidable infraestructura. Ello requirió que tres gobiernos, de diferentes sectores políticos, asumieran y contribuyeran a esta tarea, teniendo en el horizonte el bien de Chile. Parece evidente, y no obstante debemos indicarlo, que necesitamos también que la educación pública tenga también una mirada país. La educación es el camino por el cual transitan las trayectorias vitales de los y las estudiantes. Por ello, el llamado es a reconstruir y materializar con urgencia el sueño de la educación pública que todos y todas merecen.