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El olvido de los campamentos de Viña del Mar arrasados por el fuego PAÍS Créditos: Manuel Lema Olguín, Agencia Uno.

El olvido de los campamentos de Viña del Mar arrasados por el fuego

Según cifras de la municipalidad de Viña del Mar, en la comuna hay cerca de 2.175 techos pertenecientes a campamentos que resultaron damnificados por el megaincendio. Estas familias, al no contar con un título de dominio de propiedad, no reciben ayudas habitacionales dispuestas por el Gobierno.


El pasado 2 de febrero del 2024, se desató el megaincendio de la Región de Valparaíso, que se concentró en las comunas de Viña del Mar, Quilpué, Limache y Villa Alemana, y fue catalogado por el Presidente Gabriel Boric, como “la mayor tragedia desde el terremoto del 2010”.

Las llamas se iniciaron en las inmediaciones del Lago Peñuelas, cercano a la ruta 68 que une a Santiago con la Quinta Región. Rápidamente, se volvió incontrolable debido a los múltiples focos de incendio. 

El fuego arrasó con pastizales, bosque, industrias y con alrededor de 6.974 viviendas, según cifras del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred).

Tras un arduo despliegue de Bomberos y voluntarios de la Corporación Forestal Nacional (Conaf) -entre otras ayudas-, el día 4 de febrero se logró controlar los focos de fuego que quemaron una superficie de 8.651 hectáreas, afectando al menos a 20.822 personas.

Producto de ello, el siniestro ha cobrado, hasta la fecha, la vida de 134 personas, según ha constatado el Servicio Médico Legal (SML), entidad que aún se encuentra identificando a los cuerpos de las víctimas.

Tragedia desde los campamentos

Según la estimación del sexto reporte de “Afectación incendio 2024 por barrios y campamentos” de Viña del Mar, hasta el pasado 10 de febrero son 4.777 los techos afectados en la comuna, de ellos 2.175 son a nivel de campamentos, siendo los asentamientos precarios pertenecientes a los sectores de Miraflores y Achupallas los más perjudicados. 

Entre los cerros que bordean el Camino Internacional de Viña del Mar y al margen de la planificación urbana de la ciudad, se encuentra el campamento Los Almendros B, en el sector del paradero 10 de Achupallas.

Solo en la calle Contulmo residen más de 60 familias, a quienes el pasado viernes 2 de febrero el esfuerzo y trabajo de toda una vida quedaron reducidos a cenizas.

Casas quemadas en Achupallas. Créditos: Manuel Lema Olguín, Agencia Uno.

El Comité de Vivienda de Los Almendros B, se encuentra emplazado en una propiedad que actualmente es propiedad del Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu), y si bien se encontraba en proceso de regularización de los terrenos, llevan años esperando una respuesta de las autoridades para poder establecerse legalmente.

Cecilia Estay Ossa, Presidenta del Comité de Vivienda Los Almendros B, tiene 66 años, de los cuales 38 los ha vivido en el lugar. “Teníamos casi lista la compra de los terrenos. Faltaba que viniera alguien a desafectarlos. Hemos estado más de seis años esperando que vengan desde el departamento de Obra, el Serviu, Bienes Nacionales (BB.NN). Es una demora terrible”, expresa. 

Hasta el momento, de parte del Gobierno la única ayuda que ha llegado es la monetaria. Cecilia, afirma que en su familia de siete integrantes han recibido el bono de $1.500.000 por afectación mayor, el cual, debido a la gravedad del daño provocado por el fuego, resulta insuficiente cuando de habitabilidad se trata. “¿Qué vas a comprar con un bono? si el cemento, la arena, el huevillo (piedra) y la madera está super cara”, comenta.

De tal manera, los vecinos de Los Almendros al no contar con un título de dominio de propiedad, quedan fuera de las ayudas habitaciones del Plan de Recuperación y Ayudas Tempranas del Gobierno, por lo que no han recibido viviendas de emergencia, lo que les tiene durmiendo en carpas en el mismo sitio donde una vez estuvieron sus hogares.

Carpas y toldos azules para protegerse de la llovizna. Créditos: Manuel Lema Olguín, Agencia Uno.

“Estamos terriblemente abandonados”

A Los Almendros, el fuego llegó cerca de las 17:30 horas del viernes 2 de febrero. Lisett Ramos, vecina y prima de Cecilia, cuenta que quedó atrapada dentro de su casa durante la emergencia. “Yo no podía salir, el calor como que retorció los fierros y trancó la puerta”

Ella le agradece la vida a un vecino quien recordó que estaba sola y acudió a abrir la puerta trancada para escapar. Fueron las últimas dos personas que faltaban por salir del pasaje Contulmo. “Afortunadamente, mi prima se salvó”, dice Cecilia.

No obstante, comentan que el pasaje es una calle sin salida y por desgracia, hubo una adulta mayor que no logró escapar, estaba sola y su reja con llave, de modo que falleció dentro de su casa. 

En Villa Arauco, cercana a Los Almendros, una mujer por salvar a su hija quedó encerrada. La madre movió los barrotes de la ventana y sacó a su hija, pero ella no logró salir, no caía por la abertura de los fierros. “Murió calcinada y mientras tanto su hija miraba como ella se quemaba” cuentan.

”Aquí una evacuación como tal no hubo. Cada uno salió como pudo. No había vías de evacuación y al ser una calle sin salida no podíamos salir para ninguna parte, solo seguir subiendo porque el pasaje se quemaba por ambos lados”, relata la dirigenta.

“Tampoco tuvimos ayuda de Bomberos, porque ellos estaban apagando donde se inició el fuego, para Las Palmas, Placillas, Peñuelas”, señala la presidenta del comité.

La pérdida en Los Almendros fue total, muchos vecinos, además de perder sus casas, perdieron sus fuentes de trabajo. “La tornería quedó completamente quemada, al vecino mecánico, que se ganaba su platita arreglando autos, se le quemaron cuatro vehículos que no eran de él”. 

Autos quemados en Achupallas. Créditos: Manuel Lema Olguín, Agencia Uno.

“No hay nada. Imagínate, se derritieron los chuzos, las palas, todo. Por eso estamos parados, no tenemos herramientas”, expone Cecilia.

Ella denuncia que a Contulmo no ha llegado la ayuda. “Falta que pasen por el pasaje, que revisen qué necesita la gente por las calles Pablo de Rokha, Rubén Darío, Collipulli. La ayuda no está llegando. Estamos terriblemente abandonados”.

Con mucho pesar, ella señala que de parte de la municipalidad solo han recibido algunos útiles de aseo, mercadería y agua. Una ayuda que no atiende a la principal necesidad de los vecinos. “A nosotros la municipalidad no nos ha aportado nada como un techo, una casa prefabricada, una ayuda, es decir, por lo menos una media agua.  Aquí casi todos están viviendo en la calle”, lamenta.

Consultado por las ayudas hacia habitantes de tomas de terrenos, Rene Lues (DC), concejal de Viña del Mar, espera que “tanto la municipalidad, el Minvu, BB.NN, y los distintos organismos públicos con injerencia sobre la materia, coordinen sus respectivos esfuerzos y roles para lograr una solución adecuada, rápida y legal para estas familias”.

Por su parte, el también concejal de Viña del Mar, Alejandro Aguilera (CS), comenta que “yo soy de la idea que hay que ayudar, pero aquí hay trabas jurídicas que impiden eso de manera directa”. Esto, ya que aún no se definen las ayudas que recibirán las familias que están fuera del Plan de Recuperación y Ayudas Tempranas. 

“En todo caso, muchas tomas no van a esperar la acción del Estado, y de hecho ya están reconstruyendo sus casas en los mismos lugares que tenían antes del incendio, en varios de los cuales no se debería construir por ser consideradas zonas de riesgo”, asegura Lues.

Con ello, el concejal militante de la Democracia Cristiana, agrega que el Estado no tiene la fortaleza institucional, ni las autoridades, el liderazgo suficiente como para realizar un ordenamiento urbano de la ciudad después de una catástrofe de esta magnitud. 

Por el momento, la labor de reconstrucción aún es una incertidumbre. “Más encima ahora viene el frío, esto es para rato, por último, que traigan unos rollos de nylon para poder proteger las carpas, para que no se mojen”, exige la presidenta de Los Almendros.

Créditos: Manuel Lema Olguín, Agencia Uno.

“Yo no he visto municipios acá en la zona”

Ante la falta de una ayuda concreta de parte de la autoridad comunal y a nivel de gobierno, el voluntariado es uno de los apoyos más importantes que se ha materializado en las zonas afectadas. Ya sea en la remoción de escombros, la reconstrucción de casas e incluso en la contención emocional, los voluntarios se han vuelto un acompañamiento esencial en sectores desprotegidos por el Estado.

Lilian Valdés, Sebastián Cifuentes y Jennifer Vásquez, son santiaguinos pertenecientes al “Voluntariado Alma de Chile”, organización que cuenta con más de 100 personas, siendo cerca de 40 de ellas, quienes se han desplegado directamente en las zonas de Achupallas, Villa Independencia, Monte Sinaí y El Olivar, los sectores más damnificados.

“El grupo surgió de manera espontánea a través de redes sociales”, destaca Lilian, quien se desempeña como matrona. “Es importante también decir que no son gente del municipio ni nada de eso, sino que somos gente del pueblo, ayudando al pueblo”, agrega Jennifer, que viene desde la comuna de Lo Prado.

Voluntarios en trabajos de remoción de escombros. Créditos: @voluntariadoalmadechile.

Según la experiencia de Sebastián, la ayuda que hay es solo de voluntarios que llegaron a la zona. “Las manitos que se ocupan acá son voluntarios que vienen con las ganas de ayudar, pero in situ, el municipio y el gobierno ayudando a la gente aquí, no”, comenta Cifuentes, quien reside en la comuna de El Bosque.

“Se nota la diferencia del municipio y del Gobierno, que se acercan solo a las partes más céntricas. No suben a estas partes. ¿Por qué? Por el hecho de que son tomas. Pero no se ponen a pensar que ellos llevan viviendo casi toda su vida aquí. Hay niños, hay adolescentes que han nacido en estas tomas”, señalan los voluntarios. 

Sebastián sostiene que la mayor ayuda es de parte de los voluntarios. “Incluso en el tema de los camiones, son camiones particulares o empresarios, gente que ha tenido sus pymes, ha venido a ayudar y aportar su granito de arena. Yo no he visto municipios acá en la zona, la ayuda ha sido directa de la misma gente”. 

Voluntarios en trabajos de remoción de escombros. Créditos: Sebastián Cifuentes.

Además de la incertidumbre habitacional, otro miedo latente en los vecinos de Los Almendros es en cuanto a la seguridad. Durante las noches han visto sujetos merodeando por los terrenos y temen que se intenten tomar los sitios. “Acá policía no hay. La otra noche los muchachos (voluntarios) fueron a espantar a unos tipos que estaban rondando”, expone Cecilia.Los voluntarios se encuentran durmiendo en carpas al igual que los vecinos. Lisett Ramos, ha ofrecido su sitio para que ellos puedan acampar. “Me siento mucho más segura con ellos aquí”, comenta. Ya que desde el voluntariado, también se han organizado para hacer rondas nocturnas y vigilar el sector.

“Lo que quede después del incendio tiene que ser mejor de lo que estaba” 

Tras la campaña “Juntos Chile se Levanta,” se logró reunir un monto de $6.234.622.441, donde un 50% está destinado a la reconstrucción a través de Techo Chile, un 25% para kits de alimentación e higiene a cargo de Movidos x Chile y el 25% restante, para habitabilidad de viviendas a cargo del Hogar de Cristo.

Desde esta fundación, señalan que las casas cuentan con un kit de habitabilidad, que incluye muebles, utensilios de cocina y elementos para convertirlas en hogares. “Lo que queremos hacer es coordinar las ayudas que ofrece el Estado y lleguen a las personas que lo necesitan”, dice el capellán general del Hogar de Cristo, José Francisco Yuraszeck.

Asimismo, Yuraszeck agrega que “no basta solo con la ayuda económica y material, sino que también comenzamos a implementar, al igual que el año pasado en los incendios, un trabajo de apoyo psico-social con un equipo de trabajadores sociales, psicólogos, etc”.

Precisamente, Cecilia Estay, comenta que hasta el momento nadie se ha acercado a ellos para ofrecer una ayuda psicológica. “Yo no duermo por las noches, me acuesto a las 03:00 y a las 05:00 ya estoy despierta de nuevo. Sueño que mis hijos se están quemando y me despierto”. 

Es por ello la importancia del apoyo psico-social proporcionado por un equipo de trabajadores sociales y psicólogos. “Por  el trauma que significa perder tu casa, tus recuerdos, tus mascotas, haber perdido un ser querido o no encontrar a alguien que falleció, pero que está calcinado y pueden encontrar sus restos”, indica el capellán. 

Visión que comparte Lilian Valdés, quien señala que “sé que la ayuda a lo mejor viene retrasada, pero deberían planificarlo. Que se formen acá equipos multidisciplinarios, que hayan psicólogos, porque la gente va a necesitar ayuda. Hay muchos niños. Imagínate el trauma que le debe causar a un niño, perder su casa”.

La Región de Valparaíso es una de las regiones que históricamente presenta más campamentos y problemas de déficit habitacional y hacinamiento. Estos incendios agudizan esta problemática. En relación a ello, el capellán aseguró que “lo que quede después del incendio tiene que ser mejor de lo que estaba” .

Cecilia Estay también comenta que necesitan con urgencia cerrar los sitios. “Lo segundo más urgente es tener una media agua. Tenemos dos personas de ochenta y tantos años, necesitamos una media agua para ellos. Tenemos una persona que la van a dar de alta en el hospital. Hay mucha gente en esta calle que necesita con urgencia un techo”.

Tanto los vecinos como los voluntarios coinciden que lo más urgente es reconstruir “porque ya después se viene marzo y el frío. Aquí es una zona costera y la vaguada baja mucho en las mañanas. El estero cae muy fuerte. Hay niños, gente de avanzada edad”, señalan los voluntarios. 

Para brindar apoyo a los escolares damnificados, desde el voluntariado comenzaron una campaña de colecta. “Ya se consiguió el lugar de acopio para recolectar útiles escolares. Así que esperamos que funcione bien”. 

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