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Antropóloga Anita Carrasco revisa la compleja relación entre atacameños y la industria del cobre

Tatiana Oliveros
Por : Tatiana Oliveros Artista, colaboradora de El Mostrador Cultura
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En su libro ‘El abrazo de la anaconda’ (Ed. Pehuén), la antropóloga y académica Anita Carrasco explora en detalle la compleja relación entre los Atacameños y la industria minera del cobre. Carrasco narra el proceso de instalación de la minera Anaconda, posteriormente Codelco, en el norte de Chile.


La antropóloga y académica Anita Carrasco, quien creció en el norte de Chile, ha dedicado su carrera al estudio del mundo indígena. Tras completar sus estudios en Chile, decidió especializarse en antropología y obtuvo una maestría y un doctorado en la Universidad de Arizona. Durante su investigación doctoral, estableció un vínculo profundo con la comunidad Likantatay en Calama, la cual inicialmente era una toma de terreno habitada por personas que se habían visto obligadas a migrar debido a la explotación de agua para la minería. Este trabajo sirvió como base para su libro “El abrazo de la anaconda. Crónica de la vida atacameña, minería y agua en Los Andes”.

Durante sus conversaciones con los habitantes de los pueblos, quienes compartieron sus experiencias con las mineras, Carrasco quedó sorprendida por el recuerdo nostálgico positivo que tenían de la época en que la empresa minera Anaconda operaba, a pesar de los impactos negativos que esta tuvo en sus vidas. Fue así como descubrió el concepto creado por el historiador ambientalista Rob Nixon, denominado “violencia en cámara lenta”. Este concepto describe una forma de violencia a largo plazo que los afectados no reconocen como tal debido a su naturaleza gradual e invisible. Además, Carrasco utiliza el concepto de “ambientalismo de los pobres”, también creado por Nixon, el cual resalta cómo los desastres ambientales afectan de manera desproporcionada a las personas con menos recursos.

Escribir para todos

Anita Carrasco tomó un curso de escritura creativa de no ficción para aprender a contar historias de manera justa y evitar escribir de manera que recurriera a términos e ideas muy específicas del lenguaje académico. En su lugar, persiguió el objetivo de narrar una crónica histórica con una escritura que lograra reflejar las voces de los representados y evitar distorsionarlas, de modo que pudiera ser leída por todo público y en especial por los protagonistas de este relato. Carrasco señala que su fin era evitar que la escritura académica perjudicara la esencia y el impacto de las historias que estaba contando. Su objetivo era rescatar las voces de los representados y presentar la realidad de una manera auténtica y significativa.

Revisa la entrevista completa aquí:

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