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El rol de la ONU en el antiguo plan para atacar a Irak

Que EEUU y el Reino Unido abiertamente plantearon atacar a Irak hace tiempo es una cosa, pero otra es que el organismo que debe velar por la paz actúe tardíamente y, más aún, ayude a legitimar esa acción. Lo que está en juego es la credibilidad de los procesos que el organismo encabeza o acompaña en favor de la paz.


El 5 de febrero, cuando Colin Powell dio a conocer ante el Consejo de Seguridad de la ONU el informe con nuevas evidencias de inteligencia sobre Irak, en realidad el verdadero "juego" de inteligencia no estaba en la recopilación que presentaba, sino en los datos que finalmente girarán en torno a la figura del Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan; de su equipo y de lo que trasciende en el Consejo de Seguridad: la caja negra no se ha develado todavía.



Desde el año 2001, antes del atentado del 11 de septiembre, el Secretario General ha estado preocupado de que EEUU y el Reino Unido no ataquen a Irak y de contener el plan anglo-americano. En ese tiempo la administración de Gorge W. Bush, en consulta con Tony Blair, había planteado que Saddam Hussein debía salir mucho antes de la reelección de Bush el 2005, que daban por descontada.



Sin embargo, esta larga planificación tuvo muchos tropiezos. EEUU y el Reino Unido se encontraron aislados. El propio Secretario General se manifestó en contra del ataque al Irak. En febrero de 2002 declaró en Londres después una reunión con Blair que "en esta etapa sería poco sensato un ataque al Irak".



Ya en ese tiempo el Secretario General no descartaba un ataque. Su declaración no causó extrañeza y no se analizó en profundidad. El está supuesto a rechazar cualquier intento de guerra antes de agotar todas las vías diplomáticas. El itinerario ya estaba trazado y se avecinaba una intensa agenda diplomática. Aún así, los que hoy se oponen a la guerra fueron sorprendidos. La población mundial, en tanto, estaba totalmente desinformada.



La sensación es que aquí se partió al revés: la guerra es una meta y el proceso es legitimarla con inspecciones. Eso parece delatar la connivencia de las Naciones Unidas. El Secretario General y varios personajes de su equipo y del Consejo conocían el plan de guerra contra el Irak y no impidieron que el proceso de inspecciones tuviera el desenlace que tuvo: pleno de inconsistencias y armados de ultimo minuto.



La misión de los inspectores en Irak es una muestra de una situación que pocos se atreven a cuestionar en esta clave de secretismo, distorsiones y poca transparencia. Todo es implícito y por eso la única alternativa es entrar a Irak y abrir esas múltiples cavernas donde Hussein esconde las armas.



En este proceso la ONU se ha inmerso en el contexto de inconsistencias que se han generado por un nuevo tipo de demandas. Llámense éstas globalización o perplejidades de la modernidad, el análisis es que la inoperancia reflejada responde a sistemas institucionales internacionales cuyas misiones y estructuras no se han revisado con la profundidad y ética requeridas.



Proceso de inspección: detener la guerra o legitimarla



En tanto, Estados Unidos y el Reino Unido preparan sus tropas y realizan un intenso lobby diplomático para convencer a los otros países sobre lo justa que es la guerra. A la vez, los jefes de las misiones de inspección, Blix y El Baradei actúan como una fuerza de avanzada en una última negociación donde no se descarta la renuncia de Saddam Hussein. Esto al amparo de las Naciones Unidas.



Al mismo tiempo, las agencias de la ONU en Irak sensibilizan e informan como cualquier grupo operativo de avanzada que se prepara para la invasión. Nadie la descarta y los planes de evacuación están en marcha, lo que significa que permanecerá un staff básico, y el resto llenará los hoteles en los países vecinos.



La empresa turística instalada se disculpa diciendo "lo lamentamos por Irak y su gente, pero nos beneficia". La guerra atraerá a muchas personas con capacidad de informar, ayudar, y sobre todo, a los reality-reality shows. La fecha de la invasión se prolonga siempre por razones de logística, buscando una mayor legitimidad.



Esta la traerá una segunda resolución del Consejo del Consejo de Seguridad de la ONU, planteada para después del 14 de febrero, cuando se espera que Blix y El Baradei repitan lo que ya se ha dicho a pesar de los aviones U2 y de las entrevistas a los científicos: en Irak hay disposición para el desarme, pero falta mucho por hacer.



A última hora, Colin Powell insinúa que Irak tiene contactos con Bin Laden, lo que se considera un intento desesperado más para legitimar el ataque, porque a EEUU no le van quedando alternativas para justificar la guerra, y todo esto "amparado" por la ONU, porque atacar a Irak e instalarse en el Medio Oriente es un script bien diseñado en el cual no han participado Francia, China, Alemania y Rusia.



El Secretario General de la ONU y su equipo conocen bien este guión y han fallado en comunicárselo con anticipación y con detalle al resto de los miembros del Consejo que forman el grupo de los paises con poder de veto, con excepción de Alemania. Esa información coincide con las versiones que circulan de fuentes bien informadas en la zona que no son necesariamente pro Hussein. Lo que está en juego, en todo caso, es la credibilidad de los procesos que Naciones Unidas encabeza o acompaña en favor de la paz.



El rol de los medios



Esta connivencia sutil del Secretariado General de la ONU y del Consejo con el plan original de agotar todas las instancias -a través de una inspección- y legitimar el ataque no es destacada por los medios, que en general muestran una condescendencia marcada con la ONU.



Existen varias razones. La principal es porque Naciones Unidas es una de las empresas generadoras de empleos y servicios más grande y extendida del mundo, sólo comparable con las grandes multinacionales. Como tal, los medios no pueden alienar su relación con semejante multinacional.



En el ámbito de la globalización la ONU ha adquirido un nuevo ímpetu, aunque el rol esencial que sus agencias tuvieron en el pasado ha cambiado. En un mundo estatal que se privatiza, la ONU se ha quedado sin instituciones para funcionar en los países donde es más necesitada.



El tema de la seguridad le calza a la ONU como anillo al dedo, porque puede usar su enorme capacidad instalada en cerca de 190 países y miles de localidades para hacerlo interactuar con su tema favorito: los derechos.



Aunque suene cruel, esta empresa global que es la ONU también se beneficia con los desastres humanitarios. Acrecienta su rol y sus arcas se ven reforzadas con nuevos recursos. El plan de reconstrucción del Irak contempla una buena tajada monetaria para la ONU. EEUU se inclina por una mayor legitimación en la apropiación del petróleo y que la ONU ejercite el rol principal en la parte civil.



¿Puede la ONU parar esta guerra?



Pero, con todo su mandato y poderío, qué puede hacer Naciones Unidas mas allá de los inspectores de armas y las decisiones del Consejo de Seguridad. ¿Dónde está ese equipo de servidores internacionales reclamando una paz en la región que traerá beneficios al mundo entero?



Si uno revisa el intinerario de la ONU, la respuesta a si puede parar la guerra es un rotundo no. Aun en la era de la Unión Soviética el organismo podía usar la paridad nuclear y apostar a alguna solución, pero eso no resultó a partir de la guerra de las dos Coreas tras la Segunda Guerra Mundial y ahora no hay modo de presionar.



En su informe de octubre de 2002 al Congreso, la CIA dice que un ataque a Irak provocaría la reacción de ese país y éste haría uso de sus armas de destrucción masiva. Desde hace varios meses el ataque es inminente, todos aseguran que ocurrirá e Irak todavía no hace uso de esas armas.



Muchos se preguntan qué ha contenido a Saddam. ¿Dónde está la poderosa información de inteligencia relativa a que Irak tiene un sistema tan sofisticado de bunker bélicos a tan remota profundidad que los satélites británicos y estadounideneses son incapaces de detectar? Un general británico entrevistado por la BBC al día siguiente de la exposición de Powell decía: "Esto no tiene sentido, no hay país en el mundo que pueda tener un sistema de tanta profundidad y que dispare proyectiles con tanta rapidez al mismo tiempo".



El Mostrador.cl consultó a Melhen Karma, un abogado libanés y periodista líder de opinión en la zona, pues es director de tres semanarios y dos periódicos con ediciones simultáneas en árabe, francés, e inglés: ¿Qué puede hacer Naciones Unidas y su Secretario General en particular para parar la guerra’. Respondió: "Nada, pero todo puede suceder. Hoy en el mundo mandan los intereses, ya no hay moral".



ADEMÁS:



La vida diaria en la frontera entre Irak y Jordania



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