Publicidad

La muerte de los hijos de Sadam: ¿otra victoria inútil en Irak?

Publicidad

Después de los vítores por la muerte de los hijos de Sadam Husein, los aliados "caen en la cuenta" que eran más valiosos con vida. Uday y Qusay podrían haber entregado información vital sobre el elusivo paradero del arsenal químico y biológico, los planes nucleares, los contactos con Al Qaeda, que justificaron la guerra, y lo más importante de todo: dónde está su padre. Con sus muertes se demuestra la "inoperancia" de los servicios de inteligencia aliada, o que las seis horas de encarnizado comb


Hace poco, EEUU a través de su embajador en la ONU pidió un amplio apoyo al Secretario General de la ONU. Apoyo que debía traducirse en dos tópicos esenciales: tropas y fondos, los principales responsable de los dolores de cabeza que sufre Washington. Esto porque, al parecer, los contratos firmados con los consorcios de armamentos que financiaron parte de la guerra y la invasión, no significan nuevos aportes en metálico. Los consorcios estarían reticentes a invertir en la reconstrucción de Irak ante los malos pronósticos de rentabilidad futura que se dan al petróleo iraquí.



"Financieramente, Irak está sin fondos y las empresas que aportaron liquidez a la primera guerra privatizada del siglo XIX, no están dispuestas a continuar colaborando en las condiciones de incertidumbre que prevalece", sostiene Rasha Al-Jaizeed, una consultora financiera que conoce bien el tema al haber participado en las operaciones preguerra.



En este escenario, la "Operación Libertad" cumple su cuarto mes y no se vislumbra, o no se hace público, un plan de reconstrucción serio y creíble. A pesar del nombramiento de un Consejo de Gobierno local -bajo la tutela de la Casa Blanca que lo dirige a través del representante del Presidente Bush, Paul Bremer-, la ocupación sigue aceleradamente su ruta hacia un seguro desastre.



El Irak de post guerra que se ha ido configurado no estaba en los planes iniciales. Los yerros en la planificación, que hoy son reconocidos incluso por los aliados, se produjeron por una información insuficiente y errada; un análisis liviano; y una precipitación de la acciones basadas en criterios políticos y de lucha de poderes, factores que contribuyeron a conformar el caos actual. Caos que es denunciado por las más de 50 agencias humanitarias presentes en Irak, entre ellas Oxfam, Save the Childen Fund y la Cruz Roja.



Incluso, el subsecretario de Defensa de Bush, Paul Wolfowitz, lo comprobó y reconoció en su reciente visita a Irak. "Hemos cometido errores porque sabíamos poco de Irak, pero la gente (ahora) se siente más libre", explicó a través de la TV de su país. Bajo este sofisma, Wolfowitz trata de justificar los medios utilizados para conseguir un fin "loable" que no es el objetivo declarado antes de la invasión. Es, en realidad, una manifestación más del cinismo que prevalece entre los políticos de la ultra modernidad.



El derrocamiento de Sadam y el descubrimiento de fosas con los cuerpos de miles de víctimas de guerras pasadas o del choque con los aliados -de lo que no existe certeza- no han logrado amortigua el impacto del desastre general.



El desconocimiento de la realidad sociopolítica de Irak gestado por el bloqueo y las sanciones occidentales, se constata diariamente. Sin embargo, esta falta de información no detuvo la ansiedad por derrocar a Sadam e instalarse en la zona. Ni en la peor de las hipótesis, los estrategos de ambos lados del Atlántico, fueron capaces de anticipar la magnitud y efectos de sus equivocaciones. A lo que hay que añadir la descomposición ética que provoca en sus propios países el develamiento de fraudes y manipulación de la información.



La ONU saca la voz



La debacle producida en Irak ha obligado a Bush a buscar la "colaboración" de la ONU y del Consejo de Seguridad en el restablecimiento del orden. Esta dosis de cordura ha permitido a Kofi Annan pedir la salida de las tropas de ocupación "lo más pronto posible" para restaurar la soberanía en el país árabe. En tanto, el enviado del Secretario General de las Naciones Unidas en Bagdad, Sergio Viera de Mello, señaló "que no se pueden esperar resultados en poco tiempo".



La dupla De Mello Bremer -este último representante de EEUU- no se lleva del todo bien pero, al menos, los personeros concuerdan en la necesidad de otorgar seguridad para poder centrarse en la reconstrucción.



De Mello, experto en DDHH, se ha concentrado, en lograr en los cuatro meses que dura su misión en Irak, en poner en funcionamiento la maquinaria de la ONU. Pero ni él ni Bremer han logrado desactivar la bomba de tiempo en que están montados.



Pese a sus esfuerzos, "Vieira de Mello ve cómo el tiempo se le consume, mientras Paul Bremer no da pie en bola", ironiza un funcionario de la ONU en Irak. Opinión que se parece a la del enviado del Pentágono John Hemre, quien después de recorrer el país concluyó que: "son muy limitadas las oportunidades para restaurar el orden y se necesita de acciones urgentes", según consigna la edición del Times del 22 de julio.



Al mismo tiempo EEUU, que lleva el peso militar y financiero de la ocupación, no puede reestablecer el orden y contener la resistencia armada organizada como guerrillas que cuenta con el apoyo creciente de la ciudadanía, a pesar de desplegar una fuerza de ocupación de 150 mil hombres. Los soldados aliados muestran síntomas de fatiga, frustración y no hay la rotación de personal que se requiere. El general John Abizaid, a cargo de las operaciones militares, ha reconocido abiertamente esta realidad. Mientras en Washington, el Secretario de Defensa trata de minimizarla.



Nuevos frentes



Los medios que anticiparon este curso -como The Guardian y The New York Yimes-, han sido cercados por un cuerpo de poderes cuyo espectro cubre la propaganda, la academia y la política, entre otros. "Ya no se puede funcionar en forma independiente. Hasta The Jordan Times tiene problemas para colocar reporteros en el lugar de los hechos y basa su información, esencialmente, en las agencias EFE, AFP y Reuters que están alineadas con las fuerzas de ocupación. La situación está peor que cuando la manejaba el Ministro de Información de Sadam. El control es total y nadie confía en nada", sostiene Shafik Alam, quien trabaja para un medio independiente de Jordania.



Según un artículo de Hasan Abu Nimah, aparecida en The Jordan Times, Estados Unidos enfrenta en Irak el "síndrome de la tarea pendiente" ("unfinished business syndrome"), tal como le ocurrió en Afganistán, donde el caos crece sin contención, los talibanes recuperan protagonismo y Osama bin Laden no aparece por ningún lado. En Irak sucede algo similar, pero con el agravante que la intervención armada provocó una fractura en el sistema internacional que no se ha restañado. Para peor, esta fase de estabilización requiere de una reingeniería para la cual no hay fondos, ni personal adecuado. Además, agrega Nimah, la población estadounidense no se sienten más segura después de estas dos guerras, como lo muestran las encuestas.



Fuentes de las agencias humanitarias señalan que no se constata la puesta en práctica de ningún plan de reconstrucción en Irak. Y la verdad es que, tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, las prioridades son otras: el suicidio de David Kelly, en Londres, y el fraude sobre el uranio de nigeriano, en Washington.



Robert Dreyfuss, en The Nation, señaló hace un par de semanas, que la información sobre la compra de uranio en Níger, por parte de Irak, podría ser una operación de inteligencia del gobierno israelita de Ariel Sharon. "Todo puede ser obra de una célula secreta establecida el año 2002, encargada de falsificar documentación y que se deslizó hasta el Pentágono para alimentar la idea de que Irak compró uranio a Níger".



La denuncia de The Nation estaba dirigida contra Abram Shulsky, un halcón que trabaja estrechamente con Eliot Abrams, funcionario pro-israelí que asesora al Consejo de Seguridad Nacional estadounidense. La fuente de Dreyfuss, que aún no ha sido identificada, sería un ex funcionario del gobierno. Al igual que esta fuente secreta, muchas otras han logrado romper el cerco con que se trata de impedir que la información clave y estratégica llegue a la opinión pública mundial.



El intento por homogeneizar la información es parte de la estrategia que busca evitar el tener que reconocer que la invasión fue error de la nueva doctrina de seguridad basada en la acción preventiva.



Es por eso que medios díscolos, como la BBC y The Guardian, están en la mira de los aliados. Mientras, otros medios comienzan a dar señales de domesticación y disparan en contra de la BBC con titulares como: "El topo de la BBC" que sacó el diario español "El País" al sospechar que David Kelly, experto británico en armamento, era el informante secreto de la cadena.



A la John Wayne



En tanto en Estados Unidos, el veterano congresista demócrata Richard Gephard cataloga a la política internacional de Bush de actuar "a la John Wayne", responsabilizándola, además, de un marcado retroceso respecto de los avance experimentados de las última dos décadas.



En tanto, la analista Frances Fitzgerald habla de "un multilateralismo a la Bush", basado en pequeñas alianzas con poderes subrogantes o subsidiados. En África, los ejemplos son Senegal y Sudáfrica, mientras que en América Latina los "socios" serían Brasil y Argentina. Proceso que contrasta con la distancia que ha tomado EEUU de sus dos grandes vecinos: Canadá y México, que no lo apoyaron en su incursión bélica.



Una opinión similar nos entrega N.K. Biswas, analista de un think tank de Nueva Delhi. "La operación libertad tiene que ser un triunfo a toda costa, cueste lo que cueste. Los viajes de los personeros del Gobierno de EEUU se orientan a formar un bloque de opinión en este sentido".



Según Biswas, el estilo de la operación militar en Irak, la carencia de tacto político, el empecinamiento en las acciones emprendidas, cruza todas las fronteras. "Aquí en la India hay mucha preocupación, como también en Malasia y el enclave que conforman con Singapur", agrega.



Bajo esta lógica, "el TLC entre EEUU y Singapur hay que pesarlo en el contexto del equilibrio estratégico con su vecina Malasia y que se extiende hacia Indonesia. Este estilo de accionar es una señal que va más allá del conflicto que pueda emerger en Corea del Norte. Conflicto que es un velo que impide ver lo que se está armando en otras regiones. El Gobierno indio ha anunciado que no enviará soldados a Irak ni contribuirá con fondos. Decisión que le costará, a la larga, ser excluido de los acuerdos comerciales y en la falta de apoyo norteamericano en sus disputas con China y Pakistán", afirma Biswas.



Vea lo último sobre la guerra Irak-Estados Unidos

Publicidad

Tendencias