Diecisiete meses después de la delegación provisional de sus cargos por una grave enfermedad intestinal, el papel que jugará Fidel Castro sigue siendo una incógnita.
La revolución cubana comenzó la cuenta atrás hacia su medio siglo en medio del proceso electoral para renovar sus órganos de poder, la tarea de responder a problemas económicos reiteradamente denunciados y la incógnita del futuro político del líder cubano, Fidel Castro.
El jefe de la revolución señaló en un mensaje a la nación que la entrada de lleno en el año 50 simboliza el medio siglo de «resistencia heroica», pero las tareas pendientes, como indicó el presidente provisional, Raúl Castro, el pasado 28 de diciembre en la última sesión de la legislatura en el Parlamento, no son pocas.
«¡A trabajar duro!», fue el saludo con que el presidente provisional del país, Raúl Castro, culminó su discurso ante la Asamblea del Poder Popular (Parlamento) cubano, tras un año de continuismo y sin grandes cambios.
Minutos antes había señalado el «exceso de prohibiciones y medidas legales» y la necesidad de que la tierra esté «en manos» de quienes puedan producir con eficiencia como dos de los elementos que las autoridades tendrán como referencia durante los próximos meses.
La intervención del también ministro de las Fuerzas Armadas ponía colofón a un año marcado por su discurso del 26 de julio, principal fecha del calendario de la revolución, que aprovechó para subrayar que el proceso político cubano necesita reformas «estructurales».
Tras realizar más de 215.000 reuniones con 5 millones de ciudadanos que expresaron más de 1,3 millones de planteamientos sobre ese discurso, según indicó Raúl Castro, la lista de tareas pendientes ha quedado perfilada, aunque las reformas no serán rápidas, ya que, afirmó, aquí «nadie aquí es mago».
Con ese escenario, los próximos 366 días presentan una intensa agenda política con el próximo 20 de enero, día de los comicios a diputados nacionales y provinciales, como primera fecha de referencia.
Tras la designación de los parlamentarios, la Asamblea Nacional, en fecha aún no definida pero no superior a los 45 días posteriores a las elecciones, deberá constituirse y designar a los nuevos Consejos de Estado y de Gobierno, de los que es presidente Fidel Castro.
Diecisiete meses después de la delegación provisional de sus cargos por una grave enfermedad intestinal, el papel que jugará a partir de ahora el hombre que gobierna Cuba desde hace 50 años sigue siendo una incógnita.
El 17 de diciembre Castro sorprendió a través de un mensaje leído en el programa «Mesa Redonda» de la televisión cubana con la primera referencia a su rol en el futuro político de la isla desde que comenzó su convalecencia.
El líder cubano afirmó crípticamente que su «deber elemental» no es aferrarse a cargos y «mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas».
A ese primer comentario añadió el 28 en otro mensaje, esta vez enviado al Parlamento, que fue una persona aferrada al poder «un tiempo por exceso de juventud y escasez de conciencia, cuando, sin preceptor alguno, iba saliendo de mi ignorancia política y me convertí en socialista utópico».
Entre medias de ambas misivas, el día de Nochebuena, Raúl Castro afirmó que su hermano continúa recuperándose, haciendo dos horas de ejercicio diarias y esgrimiendo una gran actividad intelectual.
«No lo abrumamos con problemitas pero le consultamos todas las cuestiones principales, por eso todos los dirigentes del Partido defendimos que se postulara nuevamente como diputado de la Asamblea Nacional, como primer paso», dijo.
La respuesta definitiva a la incógnita de si Fidel Castro renovará su mandato al frente de los órganos de poder del Estado solo saldrá de la nueva Asamblea.
Fidel Castro también es primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), cargo del que solo puede disponer el Congreso del Partido, que no se reúne desde 1997, pero que, según analistas en la isla, podría ser convocado este año en un momento político transcendental para la isla.
<bEFE
