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Elecciones norteamericanas: lo que importa

Al final de estas dos convenciones ha sucedido lo esperado. Estados Unidos, el poder dominante de la globalización se vuelve aldea, reduciendo el ejercicio político, que en vez de apuntar agresivamente a resolver problemas trascendentales, se orienta a temáticas de ornamentación publicitaria ligadas a las características de los personajes en competencia.


Con la consecución de las dos Convenciones partidarias para confirmar los nominados a la presidencia y vicepresidencia, las agendas en disputa comienzan a diluirse en biografías personales y a proyectar los respetivos carismas.



Con el surgimiento de la carta Sarah Palin en el ticket republicano, el elemento gravitante está profundamente asociado al rol de la mercadotecnia en política, donde esta se apropia de las agendas y las plataformas políticas. Se obtienen electores con un expediente, y después, cuando se está en el poder, se hace otra cosa. Es la política en su esencia más pura y no ha cambiado desde los clásicos, con muy aisladas excepciones.



Al final de estas dos convenciones ha sucedido lo esperado. Estados Unidos, el poder dominante de la globalización se vuelve aldea, reduciendo el ejercicio político, que en vez de apuntar agresivamente a resolver problemas trascendentales, se orienta a temáticas de ornamentación publicitaria ligadas a las características de los personajes en competencia.



Esto esencialmente se debe al espíritu con que el Partido Republicano ha decidido enfrentar las ocho semanas que restan. Como la agenda que tenían se saturó con los ocho años de George W. Bush, el partido que tiene programado estar en la Casa Blanca 16 años para erradicar cualquier vestigio de liberalismo progresista, según dijo el actual Vicepresidente Dick Cheney antes de asumir hace ocho años, se decidió por la estrategia de la destrucción del oponente, y no por instalar el tema más atractivo.



Es una lástima. Inclusive, en las elecciones de Ronald Reagan, y el actual Presidente George W. Bush se hablaba desde los contenidos económicos hasta la contención al comunismo en épocas de la Guerra Fría clásica.



Con el surgimiento de Sarah Palin, la gobernadora de Alaska, como compañera de lista de John Mac Cain, la temática se reduce al circuito inmediato de las emociones personales. Es como un regreso a la era pre Woodrow Wilson, en pleno aislacionismo internacional de EE.UU. Sin entrar en la arena de los prejuicios, con Sarah Palin emerge una figura política evocando una mezcla de Doris Day y Connie Francis. Los republicanos son maestros en este sentido. Fabrican a Ronald Reagan, Dan Quayle, Arnold Swcharzeneger, todos apropiados a los tiempos, frente a quiénes los demócratas pudieron hacer poco.



Personas y no políticas. ¡Entonces qué!



La apuesta republicana consiste en resaltar la experiencia guerrera de McCain y el pathos de Palin como mujer, convertidos en factores decisivos para esta elección. No es el contenido de las políticas públicas el tema de interés para el elector, sino los valores que representan las personas.



Es decir, lo que comienza e emerger en esta elección con el surgimiento de Palin para contrarestar la sustancia de Barack Obama, no es un EE.UU. partido en dos por una polarización de carácter político o ideológico, sino que es algo peor: en el sustrato metodológico del republicano que domina la escena política, las políticas públicas están separadas de la condición individual.



Un regreso a los orígenes de la formación del alma estadounidense: el más estricto individualismo, exacerbado en un mundo que se hace cada vez más interdependiente. En este sentido, el ticket Mac Cain- Palin, sería un anatema respecto a los tiempos. "Para los republicanos esta elección no es sobre temas, sino sobre personas", comenta un experto. "Ya no importa ni Irak, Osama Bin Laden quedó atrás y la economía cuenta poco", recalca.



Aunque trata de hacer esfuerzos para no caer en la trampa de la mercadotecnia, Barack Obama no puede situarse muy distante de ello tampoco. Por ese factor, los temas para debatir y resolver se reducen a la parte con menos especificidad como son los valores, la educación, y la moral.



¿Dónde está El Dorado de los votos?



El propio Partido Demócrata ha vencido en las últimas elecciones de senadores y gobernadores, con una agenda alejada de los temas sociales. Lo que concentra la atención, frente a un cambio generacional de votantes que podría denominarse latamente de un "pragmatismo modernista", son las oportunidades originadas en la sociedad pos industrial, orientadas a la rentabilidad de los servicios, la alta tecnología, la información, el transporte y las biociencias.



Ir en pos del voto de los estados del oeste que se concentran en estas áreas, y del voto de la mujer dentro del ámbito del elector medio, pareciera ser la consigna de la parte final en esta elección.



En este sentido, no todo está resultando para la mercadotecnia republicana. Antes del surgimiento de Palin, Barack Obama mantenía una ventaja significativa sobre McCain en las preferencias de mujeres. En una reciente encuesta (Washington Post-ABC News), Obama tenía un 55% de apoyo del universo electoral de mujeres. MacCain apenas bordeaba el 37%. Con la nominación de Palin, sorpresivamente ésta aparece obteniendo más adhesión de los hombres. Por otra parte, más del 50 % de las mujeres piensan que Palin no está calificada para ser vicepresidente. Hay un cordón de siete estados del medio oeste y oeste, con gobernadores demócratas y donde estos han aumentado el número de representantes.



El posicionamiento de Sarah Palin y el arsenal publicitario para destacar los valores personales que representa apelan al núcleo ético del llamado estadounidense medio. A ello se debe agregar el cariz que adquirirá la campaña en este período que resta. Ha comenzado a predominar la estrategia política de la destrucción del adversario, comandada por los discípulos de Karl Rowe, el asesor que contribuyó a las dos victorias de George W. Bush.



De ese elector "medio" depende que EE.UU. salga o permanezca en el corazón de la oscuridad.



Resolver los temas más esenciales centrados en la economía, o el fracaso de EE.UU. en su aspiración de liderar el mundo, parecen aspiraciones muy altisonantes frente a un electorado neoconservadurizado, y cada vez más preocupado del circuito personal próximo. Algo tendrán que ver los gurús de la autoayuda y el emprendimiento, Sex and The City, la era de la información y la alta tecnología. Cualquier artefacto ideológico que intente vincular bienestar individual con sistema, suena a depravación.



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