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BBC News Mundo

Cristo Redentor sufrió severos daños por lluvias en Río

El acceso al monumento -declarado una de las siete nuevas maravillas del mundo-, estará cerrado al público por tiempo indeterminado hasta que se concrete su restauración.


Las fuertes lluvias que azotaron el estado brasileño de Río de Janeiro la semana pasada, dejando un saldo de 247 muertos, no sólo causaron daños personales, sino que afectaron gravemente la infraestructura de la región.

Una de las perjudicadas fue la que muchos consideran el símbolo más reconocido de Río: la estatua del Cristo Redentor, que está en la cima del cerro Corcovado.

Debido al daño causado por las lluvias, el acceso al Cristo -declarado una de las siete nuevas maravillas del mundo- estará cerrado al público por tiempo indeterminado.

Las autoridades informaron que hubo deslizamientos de tierra en varios puntos del Parque Nacional Floresta Tijuca, donde está Corcovado. Los aludes también afectaron la línea férrea del tren turístico que llega hasta el Cristo.

Según el presidente del Tren del Corcovado, Sávio Neves, las reparaciones costarán más de US$1 millón y podrían tardar unos seis meses.

Desde febrero pasado la estatua del Cristo Redentor se encontraba cerrada al público, mientras se le realizaban tareas de restauración.

Esas obras también debieron ser suspendidas como consecuencia de las lluvias.
El Cristo, inaugurado en 1931, mide 38 metros y es el principal punto turístico de Río de Janeiro, la ciudad más popular de Brasil.

Miden los daños

Más allá de los daños a la industria turística, las autoridades de Río han comenzado a estimar los costos de la reconstrucción de la ciudad.

El alcalde de Río, Eduardo Paes, anunció que los trabajos podrían costar entre US$114 y US$143 millones.

En tanto, el gobierno estatal inició este martes los trabajos de demolición de unas 1.200 casas consideradas en riesgo, por estar en las laderas de cerros con peligro de aludes.

La mayoría de las víctimas fatales de la semana pasada fallecieron como consecuencia de los deslizamientos de tierra en las zonas más pobres.

El número más alto de muertos se dio en la ciudad de Niterói, donde un derrumbe en el Morro de Bumba sepultó a decenas de personas.

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