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Venezuela / elecciones: escenarios el día después

El presidente aspira a mantener dos tercios de la Asamblea Nacional, es decir 110 diputados de un total de 165, lo cual es el mínimo para garantizar la aprobación de leyes orgánicas y otras decisiones fundamentales para el avance del “proceso” sin ningún tipo de obstáculos. En tanto, la oposición retorna a la institucionalidad luego de haberse retirado de los comicios parlamentaros de 2005.


Gobierno y oposición lo han repetido hasta el cansancio: las elecciones parlamentarias de este domingo 26 de septiembre definirán el rumbo político de Venezuela. ¿En qué dirección?

Lo primero es definir qué será considerado una victoria para las partes. En el oficialismo, el presidente Hugo Chávez ha dicho que aspira al menos a preservar dos tercios de la Asamblea Nacional -110 diputados de un total de 165- el mínimo requerido para garantizar la aprobación de leyes orgánicas y otras decisiones fundamentales para el avance del «proceso» sin ningún tipo de obstáculos.

En la otra acera, la oposición vuelve a la institucionalidad tras haberse retirado de los pasados comicios parlamentarios de 2005.

Ahora aspira a quebrar la hegemonía que ayudó a crear en el poder legislativo -y para ello- le hacen falta al menos 56 diputados.

El resultado «calificado»

Empecemos por un escenario medio, en el que la oposición gana (rompe la mayoría calificada o de dos tercios) y el oficialismo gana (mantiene la mayoría absoluta). En ese caso, politólogos consultados por BBC Mundo coincidieron en que la primera batalla postelectoral sería simbólica.

«El gobierno va a tratar de convertir cualquier resultado en una victoria suya (…). El tercio es fundamental (para la oposición), pero incluso obteniéndolo podría haber una desvalorización, porque algunos pensarán que tendría que ser mayoría aplastante», opina la politóloga Colette Capriles.

«(Si lograra el tercio), la oposición generaría mucha fuerza, porque trataría de transformar una derrota en una victoria», dice el también politólogo Nicmer Evans.

Pasado el forcejeo por la apropiación del resultado, ¿qué pasará en la Asamblea? Nadie parece dudar de que cierta inestabilidad comenzará a formar parte de la ecuación.

«La dinámica en general de la política va a ser diferente. Espacios nuevos van a intervenir», dice Capriles. «El (oficialista) Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), buscando un objetivo de la transformación política y social que no va a abandonar, tendría diversas opciones bastante complicadas», señala Evans.

Ninguno de los dos politólogos descarta la posibilidad de que haya un diálogo, si bien ambos admiten que no sería cosa fácil. «No es que la oposición vaya a tener éxito inmediatamente, ni siquiera que tendrá éxito, pero lo que sí es cierto es que va a ser diferente», resume Capriles.

A esto podría contribuir el hecho de que en 2012 habrá elecciones presidenciales. Encuestas coinciden en que ciertos elementos más radicales del proyecto impulsado por el presidente Hugo Chávez (como la primacía de la propiedad social sobre la propiedad privada) no gozan de aceptación entre los venezolanos.

Oposición sorprende

La otra opción es que no haya negociación, en cuyo caso la tesis es similar a si la oposición llegara a obtener la mayoría absoluta de la Asamblea.

La respuesta podría ser una «radicalización» de la acción oficial, que entonces se incline a «ignorar y desvalorizar la sociedad democrática», según dice Capriles.

«En estos dos escenarios veríamos la posibilidad de buscar figuras dentro del reglamento de la Asamblea, para la incorporación más activa del poder comunal o popular. Buscaría generar una mayor legitimidad de las actuaciones del PSUV y el Partido Comunista sin tener que confrontar a la oposición, sino que sea el pueblo el que lo confronte a través de formas de poder comunal o popular. Lo cual deslegitimaría las acciones de la oposición», explica Evans.

En otras palabras, el oficialismo trataría de aprobar leyes – algunas de las cuales se encuentran ya en el tintero – que transfirieran en alguna medida las competencias de la Asamblea Nacional a nuevos poderes comunales o locales.

La clave de todo esto es que los nuevos diputados no tomarán posesión de sus cargos hasta enero. El actual Legislativo, dominado por el oficialismo, tendría hasta entonces para poner en marcha el poder comunal.

Otros analistas han planteado que la reacción del gobierno a este panorama adverso podría ser aún más extrema a través de una disolución de la Asamblea o la convocatoria a una Constituyente. «La imaginación se queda corta», dice Capriles.

Gobierno repite

Si, por el contrario, el gobierno consigue 110 diputados o más, todo queda como al principio. Quizás el único elemento novedoso tenga que ver con las ya mencionadas elecciones de 2012.

La oposición, que por primera vez logró ponerse de acuerdo sobre una lista de candidatos de unidad, habrá retornado, sí, a la institucionalidad, pero cargando con una derrota que le hará cuesta arriba construir una fórmula con posibilidades de cara a esos comicios.

El oficialismo, por su parte, habrá recibido «una luz verde, una autorización popular, para que el proceso revolucionario profundice el socialismo en Venezuela», afirma Nicmer Evans.

Sin embargo, «radicalizar o no radicalizar» puede convertirse en un dilema complejo para el gobierno, de cara a 2012.

«Eso no implica una absoluta bandera blanca para hacer todo lo que se desea en el más corto plazo (…) Tendría amplias posibilidades de desarrollo, pero tendría que aplicarlas con prudencia», opina Evans.

Con otras palabras, Capriles coincide: «es un juego permanente de combinaciones impredecibles, porque el gobierno tiene un olfato para cerrar aquí (o apretar las tuercas) y abrir (o aflojarlas) por allá», dice.

Como se dice popularmente por estos lados, el 27 de septiembre amanecerá y veremos.

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