La nieve es una gran noticia para los niños, que desean sacar el trineo, pero un dolor de cabeza para los servicios de limpieza, que tienen que redoblar sus esfuerzos para hacer viables tanto las aceras como la vía pública.
Moscú vive el invierno con más nieve en cien años, aseguró este martes Piotr Biriukov, teniente de alcalde de la capital rusa para servicios comunales.
«Un invierno como éste no lo había desde hace cien años. Este año la cantidad de nieve caída supera ya en más de un 50 por ciento lo habitual», señaló Biriukov, citado por las agencias locales.
El funcionario municipal cifró en 216 centímetros la nieve caída desde el principio del invierno, cuando la media en los meses más fríos ronda los 152 centímetros.
Sólo desde el comienzo del mes de febrero la capital rusa se ha visto completamente cubierta por un manto de nieve de 36 centímetros.
La nieve es una gran noticia para los niños, que desean sacar el trineo, pero un dolor de cabeza para los servicios de limpieza, que tienen que redoblar sus esfuerzos para hacer viables tanto las aceras como la vía pública.
Los viandantes se las ven y se las desean para no resbalar, ya que las aceras se han convertido estos días en auténticas pistas de patinaje.
Otra de las secuelas del exceso de nieve son los atascos, ya tradicionalmente kilométricos, pero que en estos días adquieren dimensiones increíbles.
Muchos moscovitas se ven incluso obligados a dejar sus coches aparcados y descender al metro, que sufre saturaciones pese a sus más de 300 kilómetros de líneas.
En ocasiones, los propios pasajeros del transporte público se ven obligados a bajar y empujar, ya que los microbuses se quedan irremediablemente atascados en la nieve.