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Martín Caparrós se lanza en picada contra el Papa Francisco y lo califica de «una trampa»

Martín Caparrós se lanza en picada contra el Papa Francisco y lo califica de «una trampa»

El escritor y periodista argentino publicó en su columna en El País, una dura crítica contra la imagen de «viejito pícaro de barrio» que proyecta el nuevo Pontífice quien, según él, intentará convertir a Argentina en un referente de conservadurismo para el mundo entero.


Una tajante y hostil columna publicó este lunes el escritor y periodista argentino Martín Caparrós en El País sobre el nombramiento del nuevo Papa, su compatriota, el sacerdote Jorge Bergoglio, y cómo este celebrado hecho repercutirá en el poder de la Iglesia Católica al otro lado de la cordillera, pero también en el mundo entero.

Haciendo casi caso omiso de las denuncias en contra del cura, que ya han sido publicadas por toda la prensa internacional, Caparrós va más allá y señala lo evidente: «Como si no bastara con saber que, como organización, la iglesia de la que el señor Bergoglio ya era un alto dignatario apoyaba con entusiasmo a los militares asesinos», escribe.

Pero lo importante, la verdadera tesis su texto no tiene que ver con dimes y diretes, sino con lo que la Iglesia ya ha convertido en un legado al interior de la propia Argentina y continuará queriendo expandir al resto del planeta (recuperando así territorio perdido). «Así fue como, hace 25 años, se opusieron con todas las armas de la fe a ese engendro demoníaco llamado divorcio, que solo pudo establecerse cuando el gobierno de Alfonsín se atrevió por fin a enfrentar a la iglesia católica -y el mundo siguió andando. También intentaron oponerse a la ley de matrimonio homosexual hace un par de años, pero estaban de capa caída y no pudieron», señala el escritor.

Caparrós se muestra preocupado con el hecho de que tener a Bergoglio en el poder vaya a significar ensalzar también a este conservadurismo extremo, encarnado en una Iglesia Católica argentina que, pese a las tendencias de su  propio país, «va a pelear con uñas y dientes y tiaras para evitar que un gobierno argentino tome medidas que podrían ser vistas como precedentes por otros gobiernos y sociedades regionales», en temas como el aborto y las fertilizaciones asistidas. No sólo eso. Argentina servirá como el ejemplo para evitar que todos estos proyectos se aprueben también en otras naciones, asegura el periodista.

Con esto como punto de partida, Caparrós describe al amable Bergoglio que hemos visto en televisión los últimos días como un «hombre inteligente» de «cierto perfil vendible que puede ayudarlo mucho en su trabajo», como lo han sido los gestos que durante los últimos días ha llevado a cabo sorprendiendo a la opinión pública (como por ejemplo, pagar su cuenta del hotel). Cada uno de éstos, señala el escritor, son en realidad actos conscientes que tienen una sola dirección: definir cómo los demás lo ven. «Con su sonrisa sencilla de viejito pícaro de barrio, el señor Bergoglio quiere recauchutar para recuperar el poder que está perdiendo», asegura. «Es una trampa que debería ser berreta; a veces son las que cazan más ratones», concluye.

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