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El impacto mundial y los análisis que deja el  acuerdo entre Washington y La Habana Largas negociaciones secretas precedieron a la noticia conocida hoy

El impacto mundial y los análisis que deja el acuerdo entre Washington y La Habana

Los líderes de todos los colores celebraron el anuncio. Pero luego de las palabras de buena voluntad, en opinión de analistas y editorialistas están las razones económicas detrás de esta decisión y las consecuencias político-económicas que condujeron a este arreglo entre dos vecinos históricamente distanciados.


“Hoy, Estados Unidos de América empieza a cambiar su relación con el pueblo de Cuba. En el cambio más significativo de nuestra política en más de cincuenta años, terminaremos con un enfoque obsoleto que por décadas fracasó en promover nuestros intereses y, en cambio, comenzaremos a normalizar la relación entre los dos países”. Asi comenzó su anuncio el presidente Barack Obama, en el que confirmaba el comienzo de las conversaciones para restablecer las relaciones de todo tipo con el régimen de Raúl Castro después de un bloqueo económico que se extiende desde 1960, en plena Guerra Fría, fantasma de la conflagración nuclear mediante, pero que sólo se convirtió en la ley que rige hasta hoy en 1996.

Casi a la misma hora el presidente Raúl Castro confirmaba también las conversaciones para restablecer las relaciones diplomáticas e insistía en su disposición de entablar un diálogo «respetuoso», «recíproco» y «basado en la igualdad soberana», al tiempo que reclamó el fin de las restricciones a «los viajes, el correo postal directo y las telecomunicaciones». Ambos anuncios estuvieron acompañados del intercambio de ciudadanos presos en ambos países, uno de ellos, un agente de inteligencia norteamericano preso hace 20 años en la isla que no fue identificado.

Los discursos de Obama y Castro son el resultado de conversaciones reservadas entre funcionarios de ambos países desde hace al menos 18 meses, que incluyeron la participación de Canadá y del Vaticano, hecho, este último, que fue destacado por Castro, justo hoy cuando el Papa Francisco cumple 78 años.

La «gran noticia», como la calificaron muchos, sorprendió a todos. Las presidentas de Argentina, Cristina Fernández, y Brasil, Dilma Rousseff, nunca pensaron que iban a ver una reconciliación de Cuba y EE.UU., según reconocieron en la ciudad argentina de Paraná, donde hoy se celebró una cumbre de Mercosur.

Para el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, ambas partes han demostrado una «enorme altura de miras». Insulza exhortó al Congreso estadounidense, que tendrá mayoría republicana en la próxima legislatura, a «adoptar las medidas legislativas necesarias para levantar el embargo en contra de Cuba, que aún permanece en vigor».

«Día de buenas noticias en la Patria Grande», escribió en Twitter el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, para referirse al anuncio de Obama y Castro y al cese al fuego declarado por la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC).

Por su parte, el presidente de Perú, Ollanta Humala, calificó de «decisión valiente e histórica» el acercamiento entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, porque «abre un nuevo escenario en el proceso de integración de América Latina».

El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, expresó hoy su total disposición a ayudar para que Cuba y Estados Unidos logren «una eficaz normalización» de su relación. En el mismo sentido se pronunció el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien dijo que la organización está dispuesta a apoyar a los dos países en todo lo que sea necesario para favorecer futuras decisiones en ese sentido y permitir un acercamiento «entre dos pueblos que han estado separados por largo tiempo».

Análisis de un gesto radical

Pero luego de las palabras de buena voluntad vinieron los primeros análisis sobre las razones que motivaron a romper un estatus que parecía más rígido que la piedra. El analista venezolano Moisés Naím, en una entrevista con la estación de radio estadounidense WNYC, afirmó que “es una sorpresa muy bienvenida. Tenemos la evidencia de que de que el embargo no funcionó para lo que fue establecido, que fue explícitamente estimular un cambio de régimen en Cuba, y sólo proveyó de una maravillosa excusa a los hermanos Castro para justificar el fracaso de su dictadura”. En eso coincidió con el editorial de The New York Times, que identificó la nueva estrategia de Washington para influir en la democratización de Cuba como una de las razones de este anuncio, en el que estuvo de acuerdo con la administración Obama.

En el plano comercial, Naím recordó el caso de Vietnam, otro país comunista con el que Estados Unidos incluso estuvo en guerra y con el que hoy tiene una fluida relación comercial y diplomática.

El economista y escritor venezolano, reconocido opositor de Hugo Chávez, abordó las consideraciones económicas que a su juicio condujeron a esta decición. Explicó que Cuba es un país en bancarrota, que en el pasado fue sostenido por la Unión Soviética y, luego del colapso, ese lugar lo ocupó Venezuela, “que regaló cantidades sustanciosas de petróleo y eso en parte retrasó las reformas en más de una década”.

Para Naím una de las causas “sorpresivas” que condujeron a este cambio radical es que “la caída del precio del petróleo que golpeó a Venezuela significa que ya no puede sostener por mucho tiempo más a Cuba” y eso provocó que en la isla buscaran otras opciones. Ya que “han reconocido en muchas oportuidades que la economía cada vez es menos eficiente y difícil de manejar”.

Pero el Washington Post hizo una advertencia al consignar en su editorial que los Castro han pensado precisamente en el ejemplo de Vietnam, creyendo que una avalancha de turistas estadounidenses y las inversiones empresariales les permitirán mantener “un régimen totalitario” por cinco décadas más, mientras Obama puede decir que ha acabado con una política fallida durante 50 años; cuando lo que en verdad ha hecho es darle a un régimen fracasado por 50 años “una nueva oportunidad de vida”.

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