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5 preguntas para entender por qué Grecia vuelve a agitar Europa Partido de izquierda Syriza rechaza medidas de austeridad de la UE

5 preguntas para entender por qué Grecia vuelve a agitar Europa

Tras seis años de recesión, en 2014 la economía griega logró crecer un modesto 0,6%. Pese a ello, la inestabilidad política en el país pone en riesgo la frágil recuperación económica, debido a que los comicios tuvieron que ser adelantados porque el primer ministro Antonis Samaras no logró que su candidato –el excomisario europeo Stavros Dimas– fuera elegido presidente en tres votaciones parlamentarias diferentes.


La inestabilidad política está de regreso en Grecia, después de que se convocaran elecciones anticipadas para el 25 de enero. Y Europa mira con atención.

El partido de izquierda Syriza es el favorito para ganar los comicios, según las encuestas.

Lea también: Temores por la incertidumbre electoral en Grecia

La formación encabezada por Alexis Tsipras rechaza las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), a las que culpa del aumento del desempleo y la pobreza en el país.

1. ¿Por qué se encuentra Grecia en una situación tan complicada?

Tras la adopción del euro en 2002, el gobierno griego incrementó la deuda pública aprovechando que la estabilidad de la moneda única europea permitía acceder a dinero prestado más barato.

Pero el aumento de la deuda no fue acompañado de las reformas necesarias para acabar con la evasión fiscal y el malgasto de las administraciones públicas.

Así, el déficit público se disparó y, tras el estallido de la crisis financiera de 2008, se supo que el endeudamiento griego era muy superior de lo que las autoridades habían reconocido oficialmente, por lo que Atenas necesitó una línea de crédito de emergencia para evitar entrar en default.

En 2010, la UE y el FMI concedieron a Grecia un paquete de rescate de más de US$130.000 millones que debía desembolsarse en diversas partidas.

En 2012 se constató que esos fondos no eran suficientes y se aprobó un nuevo rescate, esta vez por valor de más de US$150.000 millones, que se condicionó a que el gobierno heleno adoptara estrictas medidas de austeridad para reducir el gasto en sanidad, educación y otros servicios públicos.

El costo de esas medidas ha sido enorme, con cerca de un tercio de los griegos en riesgo de pobreza y exclusión social y una tasa de desempleo de más del 25%.

2. Pero, ¿no se decía que las reformas estaban funcionando?

Tras seis años de recesión, en 2014 la economía griega logró crecer un modesto 0,6%.

Pese a ello, la inestabilidad política en el país pone en riesgo la frágil recuperación económica.

Los comicios tuvieron que ser adelantados porque el primer ministro Antonis Samaras no logró que su candidato –el excomisario europeo Stavros Dimas– fuera elegido presidente en tres votaciones parlamentarias diferentes.

Esa incertidumbre, hizo que los costes del endeudamiento griego aumentaran y que la bolsa de Atenas se hundiera.

En las encuestas el partido de izquierda Syriza aparece un 3% por delante de la formación de centro-derecha Nueva Democracia de Samaras.

De ganar los comicios, Syriza ha dicho que quiere renegociar el rescate griego, para que se produzca una quita de la mitad de la deuda del país.

Las autoridades de la UE y el FMI insisten que Atenas debe seguir implementado medidas de austeridad.

El rescate griego sólo está pensado para continuar durante dos meses más, lo que pone en la cuerda floja las finanzas de Atenas.

3. ¿Es la situación tan grave como las anteriores crisis griegas?

Probablemente no. En 2012 se hablaba de una salida de Grecia del euro, lo que se temía podía provocar un contagio de la inestabilidad a otras economías de la eurozona.

Muchos analistas creen que la UE ha hecho lo suficiente para evitar los peores escenarios que se preveían hace dos años.

La UE cuenta ahora con el Mecanismo de Estabilidad Europea que, con unos fondos de más de US$600.000 millones, puede desembolsar ayuda financiera en caso de que sea necesaria.

Además, en la memoria de los inversores están las palabras que pronunció en 2012 el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, quien dijo que haría “lo que hicera falta” para salvar al euro.

Por otro lado, algunas de las economías más maltrechas de la eurozona –como la irlandesa y la española– parecen haber superado los perores momentos de la crisis y están creciendo.

Grecia ha conseguido balancear su presupuesto, aunque tiene una deuda colosal de más de US$350.000 millones.

4. ¿Qué podemos esperar de las elecciones de enero?

La política griega es muy volátil en estos momentos y los votantes son muy receptivos a los mensajes antiausteridad de formaciones como Syriza.

Este partido puede ganar las elecciones, aunque necesitaría formar una coalición para gobernar, lo que podría hacer que suavice su oposición a la austeridad.

Por otro lado, una victoria de Syriza podría inspirar a otras formaciones de izquierda con un credo similar que están ganando fuerza en Europa, como el partido Podemos en España o el Die Linke en Alemania.

Las formaciones de ultraderecha Frente Nacional en Francia y Ukip en Reino Unido también podrían beneficiarse.

La inestabilidad política podría retrasar el crecimiento económico que Europa necesita desesperadamente para reducir el desempleo y aumentar la inversión.

5. ¿Es posible que Grecia abandone el euro?

Syriza ha dicho que quiere que Grecia permanezca en el euro y en los últimos años las principales economías de la eurozona, con Alemania a la cabeza, han invertido mucho tiempo y dinero en que eso sea así.

Pese a ello, se teme que haya una crisis de confianza en la economía griega. En el peor de los escenarios, los griegos podrían correr a los bancos a sacar sus ahorros, igual que sucedió en 2012 en Chipre, país que tuvo que ser rescatado.

El temor a que un gobierno encabezado por Syriza se niegue a pagar la deuda podría llevar al país al default y a que los inversores pierdan la confianza.

El BCE podría rechazar dar otro rescate, lo que haría que el Banco Central Griego tuviera que ayudar a los bancos del país, una situación que haría inevitable la salida del euro.

Los analistas creen que una salida desordenada de la moneda única europea sería catastrófica para Grecia, disparando la inflación, lo que dificultaría aún más la vida de los ciudadanos.

En el largo plazo, una salida del euro haría más competitiva a la economía griega, aunque el costo inmediato sería altísimo para la estabilidad de la eurozona.

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