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Crisis ambiental y nuevo plan de descontaminación

Es necesario actuar de inmediato para resolver la crisis ambiental. Cada mes de espera, de fatalismo, de resignación, de incapacidad de rebelarse, de incompetencia para resolver el problema, representa cientos de muertos y miles de niños con deformaciones irreversibles.


Hace unas semanas vivimos un record de emergencias ambientales en la que las últimas lluvias apenas implican una pausa. Se vive en la capital una condición ambiental crítica, desesperada.



Las autoridades ambientales responsabilizan al clima o a la geografía de la ciudad, lo que es falso. Esta grave crisis de salud pública es resultado de las decisiones que tomó el año pasado la actual autoridad ambiental.



Menciono solo las principales decisiones causantes de la crisis:
-La desafectación de las mil 700 industrias más contaminantes.
-El aumento de vida útil de buses de 10, a 11 y luego a 12 años.
-Permitir que circulen buses de 20 años
-El Decreto Número 20, que permite construir en parques, cementerios y clubes y en las mejores tierras agrícolas de la Región Metropolitana.



La crisis también es el resultado de aplicar medidas políticas, esto es, medidas cínicas o inútiles además de costosas:



a. Restricción a los automóviles catalíticos: si se detienen todos los catalíticos, para siempre, la contaminación por material particulado disminuirá uno o dos por ciento.



b. Prohibir que los vehículos escolares circulen de noche, cosa que nunca han hecho.



La crisis es resultado de ofrecer tolerancia infinita a los buses, responsables del 60 por ciento o más de la contaminación más tóxica: la autoridad permite que circulen buses con sello verde, con letrero ecológico y que expelen grandes nubes de humo negro.

La crisis es resultado de ofrecer tolerancia inaceptable a la industria, con la disculpa de que ellos ya hicieron reconversión a gas de ciudad, cuando en rigor tienen mucho por hacer para respetar la vida de sus semejantes.



La crisis es resultado de permitir el uso de petcoke en Santiago y de tolerar que Caletones contamine cuanto quiera.



Y en medio de la crisis que vivimos, como resultado de todo lo expuesto se aplican políticas de absoluta torpeza, como suspender los subsidios en días de emergencia a los colegios de las zonas más contaminadas, en los cuales sus alumnos agonizantes faltan a clases y elevan los índices de ausentismo, que son penalizados.



Y en medio de esta crisis que vivimos, la autoridad ambiental insiste en aplicar políticas perversas:



a. Intenta imponer un nuevo Plan de Descontaminación que destruye la escasa institucionalidad ambiental y otorga amplia moratoria hasta el próximo gobierno.



b. Intenta desmantelar el Cenma, organismo encargado de la predicciones a partir de las cuales se decretan las emergencias. Pretende romper los termómetros para que nadie sepa cuanta fiebre tenemos.



La solución a esta grave crisis pasa necesariamente por echar del templo a los fariseos, y sustituir a las autoridades ambientales. Deben dejar sus cargos por manifiesta incapacidad para resolver esta grave crisis ambiental, que para los ciudadanos es asunto de vida o muerte, asunto de tener hijos sanos o hacerlos sufrir deformaciones irreversibles, y que las autoridades venden como resultado de tener que elegir entre medio ambiente y crecimiento, lo que es falso.



Es necesario actuar de inmediato para resolver la crisis ambiental. Cada mes de espera, de fatalismo, de resignación, de incapacidad de rebelarse, de incompetencia para resolver el problema, representa cientos de muertos y miles de niños con deformaciones irreversibles.



Es necesario que las autoridades de Conama nos digan, aquí y ahora, qué piensan hacer hoy para resolver la crisis. Hay que hacerles ver que este Plan de Descontaminación que proponen, en el que ellos mismos declaran que las medidas no permiten cumplir las metas y que dentro de cinco años propondrán nuevas medidas que eventualmente permitirán cumplirlas, es irresponsable.



Debe exigirse al gobierno que dentro de un plazo de una semana presente un plan de reducción de emisiones, esto es, un plan de descontaminación real y no este esquema de compraventa de emisiones teóricas, donde el mejor relacionado obtendrá condiciones más ventajosas.

Un plan sencillo de reducción de emisiones, expresado en toneladas por mes, que debe incluir al menos:



a. Las cifras de reducción total de emisiones que se exigirán a cada sector;



b.un sistema de fiscalización real e inmediato, a la industria y a las fuentes móviles, que permita reducir la contaminación, determinando quiénes y cuánto contaminan, y penalizando a los infractores.



Para terminar afirmo algo que parece imposible, como parecía, antes de Giuliani, hacer de Nueva York una ciudad limpia y sin criminales: Descontaminar Santiago es posible y sencillo, y se puede lograr a bajo costo y en corto plazo. Solo se necesita determinación y sinceridad.



* ONG Cívica de derechos ciudadanos.






  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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