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Culebrones

Marcelo Mendoza
Por : Marcelo Mendoza Periodista y doctor (c) en Sociología. Autor del libro "Todos Confesos".
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El trípode Política, Economía y Culebrón va en vías de convertirse en una Santísima Trinidad indisoluble.


Leo en la muy utilizada pauta diaria de la agencia UPI que Sebastián Piñera, ex senador y siempre empresario -y que a pesar de ser joven es un eterno candidato a la Presidencia (y sin haberlo sido oficialmente ni una sola vez aún: eso dice mucho)-, leo, digo, que Piñera, a las 11:30 horas del viernes pasado, daba a conocer los resultados de una encuesta acerca de las recién estrenadas teleseries chilenas.



Sebastián, a quien se le conoció como La Locomotora, ya hace un tiempo que dejó por decisión propia el Parlamento. Estoy desilusionado, dijo entonces, del trabajo parlamentario: desde estos estrados da impotencia lo poco que se puede hacer por Chile.



Volvió a las faenas empresariales (con la mira en las presidenciales). En los sillones de las empresas había mucha más acción. Su hiperkinesis conocida encajaba más en el mundo de los haberes y deberes que en el letargo de los trámites legislativos.



Siempre Presidenciable, y pese a lo anterior, muchos pensaron que el brillante economista se salía de los interiores del horrible edificio del Parlamento para, por fin, derechamente, lanzarse a la carrera por llegar a La Moneda. Pero no pudo ser así: al final, un gallo de pelea apellidado Lavín -también economista, que es lo que hoy se usa- le ganó el quien vive y estuvo a punto de lograr el cometido.



La Locomotora, en todo este período de tregua (tiempo que considera el lapso entre la salida del Senado y la aún no acontecida llegada a la Presidencia), ha estado relativamente ausente. Digo relativamente porque, sin contar alguna que otra cosita (por ejemplo, fue uno de los nueve hombres clave del equipo del propio Lavín en su candidatura), de tiempo en tiempo aparece como vocero de su Fundación Futuro para dar a conocer resultados de encuestas sobre los más disímiles asuntos.



La Pauta UPI de este viernes informa que ahora el sondeo de Piñera es sobre las teleseries. Y que el propio dueño del negocio, como casi siempre, la da a conocer.



Al margen de los resultados de aquella muestra y del rigor científico que ésta haya tenido, a nadie puede dejar indiferente que sea un Presidenciable quien en persona se preste para estos menesteres, por muy dueño que sea de la fundación comprometida. No quiero decir con esto que lo que hace Piñera no sea pertinente. Por el contrario: lo que la Pauta UPI registra es sólo la evidencia irrefutable de algo que se venía sospechando desde hace tiempo: el trípode Política, Economía y Culebrón va en vías de convertirse en una Santísima Trinidad indisoluble: la evidencia de que éste es el país en donde la promiscuidad alcanza su versión más avanzada.



Me informan que el diputado Ávila está a punto de debutar como actor teatral de La Muerte y la Doncella. Y ello no hace más que corroborar lo dicho: si el magnífico Ávila no se ha estrenado todavía como actor de teleserie es sólo porque aún no le dan el vamos. Todavía hay tiempo: los congresales son jóvenes y el camino es ancho y expedito.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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