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Parte II: Realidades opuestas


Los bancos argentinos, más que faltos de liquidez, aparecen como insolventes. A fines de 2000, tenían 62 mil millones de dólares en créditos, 84 mil millones de dólares en depósitos y 16,5 mil millones de fondos propios (capital de los bancos).



La devaluación del peso, la «pesificación» de los créditos (conversión en pesos, a razón de uno a uno, de los créditos en dólares), las dificultades de los deudores (incluyendo el Estado y las Provincias), la caída del valor de los títulos y los retiros de los depósitos, engendraron pérdidas que excedieron ampliamente los fondos propios de los bancos. Sin embargo, el contraste es grande entre los bancos controlados por los grupos extranjeros (50% del total) y los bancos de capital argentino.



Como indica el cuadro siguiente, relativo a los principales grupos extranjeros implantados en Argentina, cuyos créditos vigentes superan 1.500 millones de dólares, éstos cuentan con los medios para hacer frente a las deudas contraídas. Ellos no necesitan el apoyo del gobierno argentino y no deben recurrir a amenazas.



¿Desde cuándo el Citybank no reembolsa los depósitos de sus clientes, que estén depositados en New York, París, México o Buenos Aires?. ¿Se propone quizás hacer un anuncio de una medida semejante?. Lo probable es más bien lo contrario.



Además, técnicamente, el apoyo que deberá aportar a su filial Banco Bansud (vía Banamex), contribuirá reforzar la situación del peso. En efecto, la re-capitalización se hará mediante el aporte de dólares. Curiosamente, este banco proyecta una pérdida de sólo 470 millones de dólares en Argentina para el año 2001. ¿Estará esperando que después de haber privatizado los beneficios, se socialicen las pérdidas?.







Fuente: BCRA (enero 2002) & The Banker (Julio 2001)
Cifras del BCRA en 2001, cuando un peso valía un dólar



La situación de los bancos de capital argentino es más preocupante. Ellos cuentan con 9 mil millones de fondos propios para 34 mil millones de crédito y 40 mil millones de dólares de depósitos. La recapitalización de los bancos por parte del estado y las provincias está fuera del alcance a corto plazo.



No obstante, la colonización bancaria de la Argentina no es ineluctable. Se podría contemplar un esquema similar al adoptado en Francia para salvar al Crédit Foncier de France (banco de capital privado especializado en los préstamos hipotecarios subvencionados a las familias modestas. Después de haber consumido íntegramente sus fondos propios en 1995 (1,7 mil millones de euros de pérdida) y antes de ser recapitalizado e integrado en la red mutualista de cajas de ahorro, el CFF funcionó por varios años con fondos propios contables negativos; esto gracias a una garantía otorgada por el Estado y a una línea de crédito entregada por la Caisse des Dépots et Consignations.



El Estado francés no arrojó el CFF a los buitres. Se podría contemplar, por ejemplo, la emisión y colocación en el mercado de obligaciones por parte de los bancos estatales argentinos, las que serían suscritas por un pool de bancos internacionales, principalmente europeos, reembolsable al ritmo de recapitalización de los bancos argentinos; estos títulos serían garantizados por el Estado argentino y contra-garantizados por los estados europeos.



En Argentina, no se produce más riqueza hoy que hace diez años, 40% de la población vive bajo el umbral de pobreza y el Estado es incapaz de recaudar los impuestos y hacer frente a su deuda. Lo menos que se puede esperar del FMI, es un poco de decencia. De la comunidad internacional se podría esperar un esfuerzo financiero, que salga del corralito intelectual de las recetas económicas standard y muestre una mayor capacidad de innovación política.





* Jérome de Boyer: Maitre de Conférences, Universidad de París 9, Dauphine.



* Ricardo Solís: Profesor de la UAM, México
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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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