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Una nueva mayoría


Más allá de las opiniones de sectores interesados en que Joaquín Lavín disminuya sus posibilidades de ser el próximo Presidente de Chile, incluso contraviniendo los resultados de alguna encuesta circunstancial, creemos que la opción del abanderado de la Alianza por Chile se ha fortalecido en las últimas semanas.



Existe una profunda crisis en los partidos políticos chilenos, tanto de la Alianza como de la Concertación, que ha calado profundo en la imagen de la ciudadanía respecto de esta actividad. Se trata de una crisis de identidad, por una parte, y de credibilidad, por otra, a la que contribuyen las desavenencias directivas que no son más que rencillas personales.



Esta realidad ha hecho que Lavín fortalezca su candidatura como representante de amplios sectores de independientes que aventajan con creces a los partidos y estimamos que llegará a La Moneda con el apoyo de una gran masa de chilenos que está dispuesto a votar por él de todas maneras, además de aquel que finalmente le otorgarán las actuales colectividades políticas de centroderecha.



Es que las desavenencias de los presidentes de RN y la UDI han colmado la paciencia de quienes estiman que las rencillas personales no pueden impedir el triunfo de la candidatura de Lavín y lo que representa. Por eso, no sería de extrañar que en la práctica podamos ver en el futuro el nacimiento de una fuerza que aglutinando a millones de independientes y de desencantados de la Concertación, trascienda a los actuales partidos que forman la Alianza por Chile, sin excluirlos y lleve el cambio y la alternancia en el poder al Gobierno.



Es necesario que haya alternancia en democracia porque hay de verdad razones profundas para ello, aun cuando al Presidente Lagos no le guste.



Una nueva mayoría es la fórmula que permitió a la centroderecha de Jacques Chirac ganar las elecciones presidenciales en Francia a través de la Unión por la Mayoría Presidencial, una instancia a la cual se sumaron millones de votantes que tradicionalmente no se contaban entre los partidos de la derecha.



Estoy convencido que ganaremos los comicios presidenciales del 2005 y que Joaquín Lavín asumirá como Presidente de la República en Marzo del 2006, porque así lo quiere el país real, aquel con el cual nos encontramos a diario y que está muy distante de las rencillas personales de los dirigentes políticos de todos los sectores.



De allí que, no obstante las dificultades que se han planteado en RN y la UDI, el pueblo mayoritariamente valora la opción presidencial de Lavín y está dispuesto a darle la oportunidad de encabezar el gobierno en próximo período presidencial, para lo cual ganará las elecciones limpia y claramente.



(*) Senador.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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