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La jornada laboral en la nueva economía


En estos días, estamos muy orgullosos por la disminución de la jornada laboral. Ello es expresión de un país que ha entrado a las ligas mayores, pero ello no nos cuadra con la jornada laboral de los conductores de medios de transporte que ha llegado a límites subhumanos y causa de la mayor parte de los accidentes que se viven en carreteras y también dentro de las ciudades. Todo el mundo se ha sorprendido, al enterarse, debido a la tragedia de Pullman Bus, que los conductores prácticamente no duermen y ello se adjudica a falta de fiscalización en relación al cumplimiento de la jornada.



Olvidamos que la ley laboral, y por tanto la jornada laboral, está concebida para los trabajadores con contrato indefinido y que cada vez menos trabajadores cuentan con éste. En 2003 había 1.400.000 contratos indefinidos y en 2004, sólo 900.000. La mayoría trabaja por obra, plazo fijo u honorarios. Hay 400.000 trabajadores a honorarios, es decir boletean y carecen de protección, salud y vacaciones.



Se ha olvidado, que la Dirección del Trabajo sólo fiscaliza a los trabajadores con contrato y sus facultades son sólo sancionatorias sin poder obligar al empresario a cumplir la ley o incluso a pagar las multas.



Se olvida que aún los trabajadores con contrato son obligados a trabajar más horas, por el miedo a perder la fuente laboral. Que las empresas hacen turnos para no pagar horas extraordinarias. Se trabaja horas extraordinarias más allá de las 2 horas permitidas, y eso se ha logrado presionando a los trabajadores para que «marquen su salida como jornada normal», para luego continuar desempeñando sus funciones en las empresas. En los turnos se puede entrar a las 7 de la mañana, salir a las 15 horas e ingresar al nuevo turno a las 22 horas del mismo día. O sea, ni siquiera se cuenta con las 12 horas que garantiza el Código del Trabajo en relación a las horas de descanso.

El artículo 45 del Código del Trabajo estipula que todos los trabajadores remunerados en forma diaria, a trato o a comisión, tendrán derecho al beneficio de la semana corrida, que es el equivalente al pago del día de descanso, pero todos sabemos que ello no se cumple, ya que, especialmente en comercio y servicios se trabaja domingos y festivos y los trabajadores contratados por obra, hora o faena carecen totalmente de este tipo de garantías.
Con el sistema de la tarjeta magnética, el trabajador marca y se va, pero vuelve a trabajar. Y ahí no se estipula cuántas horas más va a trabajar y ni siquiera que está en la fuente de trabajo. Si un trabajador se accidenta por lo tanto, la empresa no es responsable y la Mutual no reconoce el accidente.

Se olvida que la organización sindical se ha reducido a su mínima expresión lo que hace cada vez más difícil a los pocos trabajadores organizados defenderse. Que prácticamente no hay negociación colectiva. De 3.600.000 trabajadores trabajando, no más de 160.000 negocian colectivamente. Los Grandes Almacenes no ven con benevolencia los sindicatos y las empresas subcontratistas no negocian, porque dicen que no saben si les renovará el contrato. Se ignora que se descuentan las cuotas sindicales y se entregan tres o cuatro meses después.



Que la huelga concebida en la actual legislación es un pésimo negocio para los trabajadores, porque todo el costo recae sobre ellos. Sus derechos quedan automáticamente suspendidos mientras se desarrolla este proceso y los conflictos se judicializan eternizándose en los Juzgados, lo que los trabajadores no pueden mantener. Muchos trabajadores, que han sido despedidos por la causal de necesidad de la empresa, deciden no llegar a juicio, porque conocen las consecuencias. Optan por recibir algo de plata y buscar trabajo, porque no pueden esperar cinco o seis años por un juicio, ya que los Tribunales del Trabajo están atochados.
Que hay gran cantidad de trabajadores subcontratados, aproximadamente 600.000. En CODELCO, por ejemplo, hay 14.000 trabajadores contratados y 27.000 que trabajan a través de subcontratación sin derechos ni protección.



Que las empresas tienen varias razones sociales. Una empresa puede tener hasta cinco razones sociales y así evitan pagar gratificaciones y utilidades. En Almacenes París se encontraron 152 razones sociales diferentes, «lo más triste es que algunos trabajadores no sabían a cual pertenecían», comenta Arturo Martínez, Presidente de la CUT.



Tampoco sabemos que hay un millón de trabajadores a los que se ha descontado sus impuestos previsionales y no se les ha pagado. Un millón de trabajadores reúnen entre ellos alrededor de 600 mil millones de dólares entre sus fondos de AFP, ISAPRE y FONASA. Ello significa apropiación indebida, pero también impide a los trabajadores, en el período de no pago, capitalizar sus Fondos de Pensiones.



Se ignora la poca importancia efectiva del seguro de cesantía, que comenzó con 2.600.000 trabajadores, pero que en la actualidad sólo están en condiciones de cotizar entre 600 y 700.000, porque la rotación es muy alta al no estar la gran mayoría más de tres meses en una ocupación contratada por obra o faena.



Que el Sistema de AFP ha fracasado. Ingresaron al sistema 6.480.000 afiliados y ahora cotizan 2.900.000. Sus dos grandes promesas fueron:



1.El 70% de la tasa de reemplazo, es decir la pensión iba a ser el 70% de lo que el trabajador ganaba en su vida activa. Pero el 58% de los 2.900.000 trabajadores que cotizan va a conseguir apenas la pensión mínima.
2.Que al Fisco le costaría menos sostener a los pensionados que con el sistema antiguo de reparto. Sin embargo, actualmente, el Fisco está gastando 4,3 por ciento del PIB para pagar la diferencia de los que no tienen fondos para obtener la pensión mínima.
El Artículo 10, inciso 3, sobre la «polifuncionalidad» señala que en un contrato se pueden definir dos o más funciones específicas, sean éstas alternativas o complementarias. En la actualidad, los contratos de trabajo detallan un sinnúmero de funciones que ni siquiera son remuneradas. Un ejemplo real es lo que sucede en las grandes tiendas. Allí contratan vendedores «integrales» y la función de ese vendedor puede comenzar con hacer la venta o probar el producto, envolver, acompañar al cliente hasta la puerta, ir a bodega a buscar productos, colocarles los sellos de seguridad, ordenar la mercadería, contarla al inicio y al término de la jornada, vigilar que no roben, realizar los pagos de cuotas, captar nuevos clientes, hacer cambios de mercaderías e incluso disfrazarse para las fechas especiales. Todo con un sueldo mensual de 6 mil pesos, ya que la otra parte de la remuneración se gana a través de comisión.(Fuente: Exposición de dirigentes del Comercio frente a Comisión Cámara de Diputados).



El artículo 12, conocido como el ius variandi, garantiza al empleador a alterar en forma unilateral las condiciones que establece el contrato, ya sea en materia de jornada, de la naturaleza de los servicios o el lugar o sitio del trabajo, lo que debe informarse 30 días de anticipación. Ello nunca se cumple.



En suma, cuando se nos hable de jornada laboral, accidentes del trabajo o cualquier otro aspecto que favorezca a los asalariados, debemos averiguar a qué tipo de trabajadores considera y qué porcentaje de la fuerza laboral y de la población del país beneficia.



Ya sabemos que la disminución de la jornada laboral no beneficia a los conductores de buses urbanos e interurbanos de nuestro país.







Patricia Santa Lucía es periodista.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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