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Propuesta para mejorar el sistema de litigación penal


En mi calidad de abogado penal que ejerce libremente la profesión, me ha tocado actuar tanto por la parte querellante como abogado defensor, dependiendo del asunto de que se trate.



Actuaciones en el ejercicio liberal de la profesión en un sistema criminal de tipo acusatorio esencialmente adversarial, que nos permite conocer la mentalidad, los temores, las dudas, las fortalezas y las debilidades de uno y otro operador dentro de este nuevo modelo al momento de plantear y desarrollar las respectivas teorías del caso. Aspecto relevante con motivo de las inquietudes que hemos notado en el último tiempo con el tema de la víctima penal.



Así y a modo de ejemplo, esto se nota claramente en las audiencias de control de detención ante los Juzgados de Garantía, ya sea al momento de cuestionar la legalidad de la detención del imputado, o bien, al momento de debatir la procedencia y sustento de las medidas cautelares personales que se están solicitando o bien derechamente en los derechos y medidas de protección a favor de las víctimas que en dichas audiencias se solicitan.



Más aún, en ocasiones en que he actuado como abogado de la parte querellante, he escuchado por parte de la policía lo interesante que es conocer la mentalidad de un abogado defensor durante un proceso investigativo, a fin de evitar cometer errores en materias como flagrancia, controles de identidad, lectura de derechos del imputado, obtención de evidencia probatoria que no sea declarada ilícita por no encontrarse ajustada a derecho puesto que la mayoría de las veces, por no decir siempre, actúan siguiendo las instrucciones y directrices del fiscal del Ministerio Público, desconociendo la dinámica de los defensores que van a controvertir lo anterior.



En consecuencia, qué pasaría si por un momento, los fiscales del Ministerio Público fuesen acompañados algunos días en sus actuaciones investigativas por defensores, para conocer y entender su actuación profesional en calidad de pasantes, y viceversa; esto es, que defensores en igual tiempo y modalidad, fuesen acompañados por fiscales. Incluso más, en esa labor de integración, conocimiento y aprendizaje recíproco, también podrían actuar jueces del sistema penal y porqué no decirlo, también, ambas policías. En síntesis, articular una modalidad recíproca de perfeccionamiento profesional en aras de un bien superior en materia de Administración de Justicia en beneficio de todos los intervinientes del sistema.



Creo que sería interesante, pues aprenderíamos de manera recíproca la labor del otro y sobre esa base, derechamente actuaríamos más ajustados a Derecho, logrando así una mejor aplicación de la Justicia y la Equidad, sin que ello signifique renunciar a cumplir profesionalmente con el rol propio y definido dentro de las competencias y atribuciones que le cabe a cada uno de los operadores dentro de este nuevo sistema de Justicia Penal.



Incluso más, protegeríamos de mejor manera no solamente este nuevo proceso penal, sino que además, cuidaríamos los principios básicos en que se sustenta el mismo para que la Justicia escrita con mayúscula en cada proceso a que es llamada a concretarse, efectivamente así sea hecha y percibida por las partes en conflicto en particular y la comunidad nacional en general.



Finalmente, seríamos más exigentes no solo con nosotros mismos, sino que también con los demás auxiliares de la Administración de Justicia para que las garantías de todo Estado de Derecho Democrático, efectivamente sean respetadas y cumplidas de tal modo que los fines nunca justifiquen los medios.



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Kléber Monlezun Cunliffe. Abogado. www.lmoabogados.cl

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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