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Partidos: la ley de hierro de la oligarquía

Por ahora está claro que ante el escenario de elecciones municipales, había que «juntarse con alguien» porque no tenemos mayoría y los puestos son pocos. Servirá también como «ensayo general», aunque los políticos insisten en que no se pueden extrapolar resultados. Claro, el sistema para elegir alcaldes y concejales es distinto que para las parlamentarias, pero quien sabe, quizás el escenario se reconfigura y los nuevos, producto de su influjo, le doblan la mano al sistema.


Por Roberto Mardones*



El escenario partidista se está complicando. El sistema electoral legado de la dictadura militar, al parecer, ya no puede contener el desborde del multipartidismo tradicional chileno. Tan propio es de nuestro sistema político contener varias opciones partidistas, como hacer alianzas duraderas, efímeras, coherentes, incoherentes, etc.



Lo de hoy no se podría explicar fácilmente, pero que resulta muy interesante que haya doce partidos políticos y cinco alianzas para enfrentar el proceso eleccionario municipal con doce mil candidatos, Cuestión, por lo menos, digna de reflexión.



Vamos viendo. Al sistema de partidos vigente, que contiene a los partidos políticos tradicionales ubicados en las dos alianzas principales más el Juntos Podemos (hasta aquí llevamos 8 partidos de los cuales solo 6 tienen representación parlamentaria, producto del sistema electoral), se le agregan cuatro partidos, en el siguiente orden de aparición:
1. Partido Regionalista de los Independientes (P.R.I.). El 2006 surge en el extremo norte (I, II y III región) y extremo sur (X, XI y XII), este año 2008, su ámbito de acción se ha extendido a todo Chile.
2. Partido Ecologista (P.E.). Irrumpe este año 2008 y su ámbito de acción es la I, II y III región.
3. Fuerza País (F.P.), al igual que el anterior, su fecha de instalación es 2008 y su rango de operación es la nueva región XV más la I y la II.
4. Izquierda Cristiana (I.C.). Como los otros dos, su data es de este año y su rango de acción también es el norte, regiones XV, I y II.



¿Qué expresa esta cantidad de partidos nuevos? Quizás estemos frente a un Ä„basta de política centralizada! ¿Será la expresión del clivage centro-periferia? Esto parecería muy bien, es digno de aplausos que los partidos se preocupen por el desarrollo de las regiones y que tengan proyectos de desarrollo regional. Pero cabe una duda, ¿por qué el P.R.I., y la I.C. tienen su domicilio en Santiago y el P.E. en Concepción? La respuesta es clara, es una estrategia política para doblar la mano del artículo 6 de la ley 18.603, es más fácil lograr la cláusula del 0,5 por ciento exigido por el Servicio Electoral. De esta situación surgen por lo menos dos preguntas: ¿A quien o quienes pretenden representar? ¿Qué buscan instalándose como partido?



Si no es lo anterior, ¿estaremos frente a una fragmentación del sistema en términos ideológicos? En 18 años esto no ha ocurrido. Hemos estado frente a lo que Giovanni Sartori denominaría una «segmentación», vale decir, las diferencias entre los partidos son básicamente de opinión, no se ha producido polarización, por eso es que se ha dado el tipo de competencia que tenemos, con tendencia hacia el centro. ¿O será que se está expresando la multidimensionalidad de la sociedad? Respecto de esto habría que ver quienes son las cabezas de estos partidos, a quienes dicen integrar y representar (minorías étnicas, sexuales, tercera edad, ecologistas, etc.), observar si su discurso es coherente con su accionar o solo, como ha sido hasta ahora, es producto del fervor de la contienda y la política de súper oferta, tan común de los partidos «atrápalo todo».



Y como ningún partido tiene mayoría, hay que aliarse. Típico en Chile desde el siglo XIX. A esta «taza de leche» para la Concertación de Partidos por la Democracia, que jugaba dentro de un marco de competencia centrípeta con la Alianza por Chile, que producto de su pasado, su ineficacia, sus rencillas, etc, ha sido incapaz de arrebatarle el poder (con unas reglas del juego establecidas para ellos) y una coalición marginal como el Juntos Podemos, que no les hacía mayor mella, en un abrir y cerrar de ojos el PPD y el PRSD le montan una estrategia distinta, y el resultado es la denominada «Concertación Progresista». La respuesta es una «Concertación Democrática», que reúne a la D.C y al P.S.: feliz cumpleaños número 18. ¿Esta mayoría de edad significa que ha madurado y hay que mudarse? ¿Tomaran caminos distintos? A río revuelto, ¿ganancia de pescadores? Depende de quienes sean los pescadores.



Si esto no fuera poco, los partidos recién nacidos, buscaron su nicho. El Juntos Podemos acogió a la I.C. Y el P.R.I. y el P.E. componen la alianza denominada «Por un Chile limpio». Fuerza País se quedó solo, tiene su domicilio en el norte y en la papeleta electoral irá como pacto «La fuerza del norte». Seguramente incluirá a algún independiente o desencantado de otro partido.



Esta por verse que tipo de alianzas se han formado. Por ahora está claro que ante el escenario de elecciones municipales, había que «juntarse con alguien» porque no tenemos mayoría y los puestos son pocos. Servirá también como «ensayo general», aunque los políticos insisten en que no se pueden extrapolar resultados. Claro, el sistema para elegir alcaldes y concejales es distinto que para las parlamentarias, pero quien sabe, quizás el escenario se reconfigura y los nuevos, producto de su influjo, le doblan la mano al sistema.



Como sea, es bueno tener más participantes, que haya más alternativas, aunque sea más de lo mismo. Algo tendrán que esforzarse los viejos, porque en Chile, está claro, se cumple cabalmente la «ley de hierro de la oligarquía».





*Roberto Mardones es politólogo, académico de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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