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La Junta Nacional del PDC y los dilemas de la Concertación

Dos listas parlamentarias, como ocurrió con las elecciones de concejales, puede ser una alternativa que evite la desigual competencia de las anteriores elecciones legislativas. Aquí está el nudo gordiano de la continuidad de…


Por Carlos Huneeus*

La Democracia Cristiana culminó la Junta Nacional con la proclamación unánime  de Eduardo Frei Ruiz-Tagle como su candidato presidencial y eligió una nueva directiva, presidida por el diputado Juan Carlos Latorre, ingeniero, con estudios de postgrado en Alemania, ex subsecretario de Obras Públicas del gobierno del presidente Ricardo Lagos y con una larga trayectoria política. Le acompañan en las vicepresidencias, el diputado Francisco Renán Fuentealba y Marcelo Trivelli, con Moisés Valenzuela como secretario general, que tenía este cargo en la anterior directiva que encabezó la senadora Soledad Alvear. Es una directiva heterogénea que da cuenta del amplio acuerdo interno, que exigirá enorme habilidad a sus integrantes para que el PDC dé un mensaje coherente.

El resultado de la Junta es positivo ante la muy difícil situación que enfrentó el PDC durante el 2008, uno de sus peores años desde la recuperación de la democracia en 1990, con la expulsión del senador Adolfo Zaldívar y la renuncia de cinco diputados, la destitución por el Senado de la ministra de Educación, Yasna Provoste, y la elección municipal.

Fue posible por el consenso alcanzado entre las principales figuras y sectores acerca de la difícil situación en que se encuentra el PDC.  Fue determinante en ello el liderazgo alcanzado por Frei, que ha tenido consistencia y claridad desde hace años y ha sido aceptada por un amplio sector de la ciudadanía y de la Concertación. También fue importante el papel de Soledad Alvear, que proclamó la candidatura de Frei y llamó a la unidad, dejando de lados diferencias de los últimos meses.

Frei tiene ventajas sobre sus competidores en el PS y PPD como el mejor postulante de la Concertación. Es mejor candidato contra Piñera para buscar votos de centro.  Recordemos que los presidentes Lagos y Bachelet fueron elegidos en segunda vuelta por el alejamiento de los votos centristas, mientras que Frei y Aylwin lo fueron en primera vuelta. La postulación de Frei disminuye el espacio de la candidatura de Adolfo Zaldívar, porque representa la continuidad histórica del falangismo. Por ello hubo voces en la junta del PDC, como la de Ricardo Hormazábal, en el sentido que Frei debía seguir hasta la primera vuelta. Sus claras palabras en la Junta a favor de la renovación del PDC y de la Concertación demuestran la voluntad política de cambiar los estilos de acción de los partidos (no a los «operadores políticos») que no se han escuchado en los otros precandidatos.

La elección del 2009 es muy difícil para la Concertación porque la simultaneidad de la elección presidencial y parlamentaria plantea un complejo escenario en la competencia legislativa por el debilitamiento del PDC. El sistema binominal se ha convertido en un obstáculo para la Concertación por la práctica de una competencia de tres partidos -PS, PPD y PRSD- contra uno, el PDC, que ahora amenaza seriamente su presencia en el Congreso. Ese es un objetivo no explicitado por parlamentarios, especialmente en el PPD, como el senador Girardi, que no quieren la continuidad del PDC en el sistema político, prefieren una competencia entre dos bloques y ven la política como un juego de cálculos electorales. Este planteamiento conduciría a una larga y sólida hegemonía de la derecha. Dos listas parlamentarias, como ocurrió con las elecciones de concejales, puede ser una alternativa que evite la desigual competencia de las anteriores elecciones legislativas. Aquí está el nudo gordiano de la continuidad de la Concertación.

El PDC ha dado pasos muy importantes para volver a ser un actor decisivo de la Concertación y mostrado una estrategia para derrotar a Piñera y la derecha el 2009. Los demás partidos de la coalición oficialista también tienen un rol determinante para hacer posible un quinto gobierno de la coalición, un logro sin precedentes en las democracias consolidadas.

*Carlos Huneeus es director del CERC.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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