Señor Director:
«Magallanes, Magallanes», expresaba siempre Bernardo O’Higgins, apuntando el dedo hacia el sur. Historia pura, cuyo reflejo es el monumento en Punta Arenas que da cuenta de esa frase heroica y futurista de nuestro prócer.
Sí, porque la Región de Magallanes, la más austral de Chile y que además incluye el territorio antártico, está lejana geográficamente del centro hegemónico que representa la capital, Santiago; y por eso esta región durante décadas se ha sentido aislada del país.
Este Magallanes prosperó y creció generando el recurso energético más relevante de la época: el petróleo y sus derivados. Es por esto que desde los años 60-al igual que el gas metano, con industrias radicadas en el borde norte del Estrecho de Magallanes y en la isla grande de Tierra del Fuego-, Chile le debe a la región el único aporte al PGB por concepto de explotación de este vital elemento para la industria.
Actualmente, los principales aportes al PIB regional están basados en la minería, con la extracción de hidrocarburos y gas natural; sigue en importancia la industria con maestranzas, astilleros y elaboración de gas metano.
En una región extrema que percibe merecer un privilegio de zona preferencial, antaño denominada “zona franca”: legítima forma económica de favorecer un área distante de la macrocefalia urbana que es Santiago, de los mercados y de los centros de poder.
Ana María Cabello Quiñones
Directora Pedagogía en Historia, Geografía y Cs. Sociales
Universidad Autónoma de Chile, Talca
