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¿Tropezón o caída…?

Guillermo Bilancio
Por : Guillermo Bilancio Profesor de Estrategia en la Universidad Adolfo Ibañez y Consultor de Empresas.
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La región está descubriendo algunos espacios no cubiertos en Chile, y más allá del otrora ejemplo del orden, el orden y la ortodoxia como concepto están en duda, no sólo en la región sino en el mundo. Lo que fue, no será.


En octubre de 1998 tuve mi primer contacto “en vivo” con la realidad chilena. Aquellos días en los que se rompían huevos frente a las embajadas de España y del Reino Unido, como protesta de un incrédulo segmento de la sociedad que veía a Pinochet detenido en Londres. Algo impensado y a la vez contradictorio. Recuerdo decirle a unos amigos chilenos que ese hecho era premonitorio para futuros y progresivos cambios en el estilo  y en la conducta social.  Un hito.

Pasaron algo más de 12 años y este Chile no es igual. Sin llegar a niveles de “destape”, no cabe duda que la ciudadanía está dejando poco a poco la idea de vivir protegida como un rebaño y se hace sentir, como si necesitara ser un actor protagónico de este proceso de transformación. Varios hitos a lo largo de estos años han dado como resultado un perfume diferente.

No es una protesta directa sobre el presidente Piñera, sino que es una acción contestataria sobre el “deber ser” chileno reflejado en la política, en la economía y en el escenario sociocultural. El modelo chileno, sin duda está en revisión.

[cita]La región está descubriendo algunos espacios no cubiertos en Chile, y más allá del otrora ejemplo del orden, el orden y la ortodoxia como concepto están en duda, no sólo en la región sino en el mundo. Lo que fue, no será.[/cita]

La seguridad jurídica intachable se ve afectada por hechos que complican a los que supuestamente conducen, como el caso de La Polar entre otros, que exigen un replanteo de un marco legal para la gestión empresarial. La economía adormecida por el precio del cobre exige diversificación y riesgo a partir del desarrollo tecnológico e industrial que para Chile es aún un desafío inconcluso. El modelo histórico del milagro chileno deja huellas en una brecha de ingreso cada vez mayor entre los que más tienen y los que intentan acceder al bienestar básico, pero sin ser tratados como rehenes atados a la cuota eterna.

El sistema sociocultural plantea cambios notables a partir de la discusión abierta sobre la educación, la incipiente pero insistente búsqueda de igualdades civiles y lo que vendrá respecto a la salud y a la mayor necesidad de integración de sectores más débiles a la vida social. Sin transversalidad, no hay desarrollo posible.

La región está descubriendo algunos espacios no cubiertos en Chile, y más allá del otrora ejemplo del orden, el orden y la ortodoxia como concepto están en duda, no sólo en la región sino en el mundo. Lo que fue, no será.

¿Será la hora de una alternativa novedosa? No es un tema ni de izquierda, ni de derecha, es una cuestión de actitud de afrontar un rumbo posible con los riesgos propios del crecimiento inteligente. Porque no hay planes ni proyectos sin ideas, y parece que las que se han aplicado están hoy en proceso de revisión. Hay una oportunidad de hacer estrategia país por sobre la aburrida administración.

Más allá del maquillaje, se nota el tropiezo. Pero no es una caída…si se cambia a tiempo. Y por ahora, hay tiempo…por ahora.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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