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El discurso de Piñera en la ONU y el movimiento estudiantil

Es evidente que la masiva manifestación estudiantil del día de ayer dejó en incómoda posición al gobierno, especialmente al Presidente de la República que fue a Naciones Unidas con un discurso de fuertes referencias a la sociedad del conocimiento, con el telón de fondo de la crisis de la educación en Chile.


No resulta convincente, en varios de sus pasajes, el discurso del Presidente de la República ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. La innecesaria y localista referencia a las movilizaciones estudiantiles, calificándolas como  “una causa noble, grande, hermosa” es totalmente contradictoria con sus actuaciones previas, y las declaraciones que a esa misma hora hacía el ministro vocero Andrés Chadwick ante la prensa en Santiago.

Sin coordinación de vocerías, es evidente que la masiva manifestación estudiantil del día de ayer dejó en incómoda posición al gobierno, especialmente al Presidente de la República que fue a Naciones Unidas con un discurso de fuertes referencias a la sociedad del conocimiento, con el telón de fondo de la crisis de la educación en Chile.

En Santiago, la reacción de los estudiantes no se hizo esperar. Sus líderes emblemáticos, fortalecidos por la masiva convocatoria, pese a todos los pronósticos adversos, tanto del gobierno como de los medios oficialistas, hicieron duras críticas a los dichos del Presidente.

[cita] temas, de amplia relevancia internacional, se mezclan con otros domésticos, también sumamente importantes pero que juntos terminan opacando la imagen del gobierno y dando la impresión que improvisa todo[/cita]

Camila Vallejo Presidenta de la FECH los calificó como un hecho lleno de “contradicciones, incoherencias e inconsistencias” que demuestra su posición intransigente de no querer avanzar en reformas estructurales en la educación, y la incapacidad de sostener sus argumentos en ámbitos internacionales formados e informados sobre el significado de la educación.

A su vez , el presidente de la FEUC, Giorgio Jackson en clara alusión a las palabras de Andrés Chadwick declaró que “no nos guiamos por el people meter (…) ni nos medimos de acuerdo al indicador de cuanta gente asiste a las marchas” sino por la convicción de que  “nuestras demandas (…) son más plausibles, son más justas, e invitan a una convicción y a una entrega por este movimiento cada vez mayor”. Esta convocatoria, dijo “demuestra que el movimiento estudiantil sigue más vigente que nunca y que “lo único que va a dar fruto son soluciones ante la demanda principal que es una educación pública, de calidad y financiada por el Estado”.

En ese contexto, aspectos importantes de la intervención presidencial en la ONU, se vieron opacados y pasaron a segundo plano. Pese a que, al menos dos de ellos, fueron referencias  a temas muy relevantes para la política exterior de nuestro país, como es el tema de la mediterraneidad de Bolivia y sus demandas de salida soberana al mar, y el reconocimiento internacional de un Estado Palestino.

Respecto de Bolivia, resulta indudable que Chile ha quedado en tensa posición internacional, luego del anuncio hecho por el primer mandatario boliviano Evo Morales de recurrir a tribunales internacionales para obtener la solución de su mediterraneidad.
En tal contexto no solo resultan apropiadas sino necesarias las palabras del Presidente chileno, de que “entre Chile y Bolivia no existen asuntos territoriales pendientes. Ellos quedaron definitivamente resueltos por el Tratado de Paz y Amistad de 1904.”  Cualquier referencia fuera de ese marco, en un ámbito internacional como la Asamblea de la ONU, abriría un cauce de mayor incertidumbre y no corresponde bajo ninguna circunstancia.

Sin embargo, tal como se ha sostenido en otras oportunidades, nuestro país debe reconocer que si bien no tenemos un litigio territorial pendiente con Bolivia, sí tenemos una parte del problema boliviano en nuestras manos: su salida al mar.  Y en consecuencia, tal como lo señaló el Presidente, si bien de acuerdo al Tratado  “tanto Chile como Bolivia tenemos el deber de respetarlo y cumplirlo de buena fe”, no es menos cierto que debemos entender que se está en una situación que evoluciona rápidamente a tensión, lo que es un problema serio para un país que no explora otros caminos que el comercio y la bilateralidad.

Es conveniente que Chile perciba que la solución con Bolivia, luego de la demanda de Perú ante La Haya por el tema marítimo, no tiene carácter bilateral sino más amplia o multilateral, a menos que se aceptara la hipótesis de cortar el territorio nacional con una franja soberana boliviana, lo que resulta bastante inviable y mucho peor desde el punto de vista de la paz y la seguridad.

En esa perspectiva, encontrar soluciones “concretas, factibles y útiles para ambos países” como señaló el Presidente en su discurso, no tiene demasiadas posibilidades si Chile no se empeña en una solución global o si, como resultado de La Haya, la frontera norte de Chile termina con encerrada en un horizonte marítimo estrecho, producto de la bisectriz que demanda Perú como frontera.

Tales temas, de amplia relevancia internacional, se mezclan con otros domésticos, también sumamente importantes pero que juntos terminan opacando la imagen del gobierno y dando la impresión que improvisa todo.

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