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¿Por qué los Estados deben pagar 600 veces más que los bancos?

Michel Rocard y Pierre Larrouturou
Por : Michel Rocard y Pierre Larrouturou Michel Rocard, ex Primer Ministro de Francia y Pierre Larrouturou, economista.
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¿Vamos a esperar que sea demasiado tarde para abrir los ojos? ¿Vamos a esperar que sea demasiado tarde para comprender la gravedad de la crisis y escoger juntos la metamorfosis, antes que nuestras sociedades se disloquen sin remedio? No tenemos la posibilidad aquí de desarrollar las diez o quince reformas concretas harían posible esta metamorfosis. Queremos simplemente mostrar que es posible desmentir a Paul Krugman cuando afirma que Europa se encierra en “una espiral de la muerte”.


Son cifras increíbles. A fines de 2008, ya sabíamos que George Bush y Henry Paulson pusieron sobre la mesa 700 mil millones de dólares (540 mil millones de Euros) para rescatar de la bancarrota a los bancos americanos. Una suma colosal. Recientemente un juez norteamericano dio la razón a los periodistas de Bloomberg quienes demandaron transparencia a su Banco Central acerca de la ayuda que éste había aportado al sistema bancario.

Luego de examinar mas de 20.000 páginas de documentos diversos, Bloomberg concluye y muestra que la Reserva Federal prestó secretamente a los bancos en dificultad la suma de 1.200.000 millones de dólares a la increíble tasa de 0,01% anual.
Al mismo tiempo, en numerosos países, los pueblos sufren planes de austeridad impuestos por gobiernos a los que los mercados financieros rehúsan prestar billones a tasas de interés inferiores a 6, 7 o incluso 9%!. Asfixiados por esas tasas de interés, los gobiernos se ven “obligados” a bloquear prestaciones sociales (pensiones y asignaciones) o los salarios de los funcionarios y recortar los planes de inversión, acrecentando la cesantía, para terminar por ahogarnos muy pronto en una recesión extremadamente grave.

¿Es normal que, en caso de crisis, los bancos privados, que se financian habitualmente al 1% por los Bancos Centrales, se puedan beneficiar de tasas de 0,01% y que en las mismas circunstancias, ciertos Estados se vean forzados a pagar tasas de 600 a 800 veces mas elevadas? “Ser gobernados por el dinero organizado es igual de peligroso que por el crimen organizado”, afirmaba Roosvelt. Tenía razón. Estamos viviendo una crisis del capitalismo des-regulado que puede conducir al suicidio de nuestra civilización. Como plantean Edgard Morin y Stéphane Hessel en El Camino de la Esperanza (Fayard, 2011) , ¿nuestras sociedades deben elegir: la metamorfosis o la muerte?

[cita]¿Vamos a esperar que sea demasiado tarde para abrir los ojos? ¿Vamos a esperar que sea demasiado tarde para comprender la gravedad de la crisis y escoger juntos la metamorfosis, antes que nuestras sociedades se disloquen sin remedio? No tenemos la posibilidad aquí de desarrollar las diez o quince reformas concretas harían posible esta metamorfosis. Queremos simplemente mostrar que es posible desmentir a Paul Krugman cuando afirma que Europa se encierra en “una espiral de la muerte”.[/cita]

¿Vamos a esperar que sea demasiado tarde para abrir los ojos? ¿Vamos a esperar que sea demasiado tarde para comprender la gravedad de la crisis y escoger juntos la metamorfosis, antes que nuestras sociedades se disloquen sin remedio? No tenemos la posibilidad aquí de desarrollar las diez o quince reformas concretas que harían posible esta metamorfosis. Queremos simplemente mostrar que es posible desmentir a Paul Krugman cuando afirma que Europa se encierra en “una espiral de la muerte”.

¿Cómo entregar oxígeno a nuestras finanzas públicas? ¿Cómo actuar sin modificar los tratados, lo que demandaría meses de trabajo y sería imposible en el contexto de una Europa detestada por sus pueblos?

Angela Merkel tiene razón cuando dice que no se debe estimular a los gobiernos a que continúen con las políticas expansivas. Sin embargo, lo esencial de las sumas que nuestros Estados demandan a los mercados financieros dice relación con deudas antiguas. En 2012, Francia debe solicitar préstamos por 400 mil millones : 100 mil millones que corresponden al déficit presupuestario (que serían casi iguales a cero si se anularan las bajas de impuestos otorgadas en los últimos diez años) y 300 mil millones que corresponden a antiguas deudas y que somos incapaces de reembolsar si no nos endeudamos por los mismos montos algunas horas antes de reembolsarlas.

Obligar a pagar tasas de interés colosales por deudas acumuladas hace cinco o diez años no corresponde a responsabilizar a los gobiernos, sino a asfixiar nuestras economías en beneficio exclusivo de algunos bancos privados: bajo pretexto de que hay un riesgo, ellos prestan a tasas demasiado altas, sabiendo que no hay riesgo real, ya que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FESF) está garantizando la solvencia de los Estados deudores…

Inspirándonos en lo hecho por el Banco Central americano para salvar su sistema financiero, proponemos que la “deuda antigua” de nuestros Estados pueda ser refinanciada a tasas cercanas a 0%.

No hace falta modificar ningún tratado europeo para poner en práctica esta idea. Ciertamente, el Banco Central Europeo (BCE) no está autorizado a prestar a los Estados miembros, pero entre sus facultades está la de prestar sin límite a los organismos públicos de crédito (artículo 21.3 de los Estatutos del sistema europeo de Bancos Centrales) y a los organismos internacionales ( artículo 23 del mismo Estatuto). En consecuencia, el BCE puede prestar al 0,01% al Banco Europeo de Inversiones (BEI) o a la Caja de Depósitos, quienes pueden prestar al 0,02% a los Estados que se endeudan para pagar los vencimientos de la deuda antigua.

Nada impide poner en marcha tal sistema de financiamiento a partir del mes de enero! Se ha dicho y reiterado: el presupuesto italiano presenta un excedente primario. Estaría por lo tanto, en equilibrio si Italia no estuviese obligada a pagar gastos financieros cada vez más elevados. ¿Hay que abandonar a Italia, dejar que se hunda en la recesión y la crisis política, o bien terminar de una vez con la renta de los bancos privados?. La repuesta debiera ser evidente para quienes actúan a favor del bien común.

El rol que los tratados asignan al BCE es el de velar por la estabilidad de los precios. ¿Como puede permanecer sin reaccionar cuando ciertos países ven los precios de sus Bonos del Tesoro duplicar o triplicar en pocos meses?. El BCE debe también velar por la estabilidad de nuestras economías. ¿Cómo puede el BCE permanecer sin reacción cuando el precio de la deuda amenaza con empujarnos hacia una recesión “aún mas grave que la de 1930”, en opinión del Gobernador del Banco de Inglaterra?

Si nos atenemos a los tratados, nada impide al BCE actuar con fuerza para hacer bajar el costo de la deuda. No solamente nada le impide actuar, sino que todo lo incita a hacerlo. Si el BCE se mantiene fiel a los tratados, debe hacer todo para que disminuya el precio de la deuda pública. La opinión general es que se trata de la inflación mas inquietante!

En 1989, después de la caída del Muro, bastó tan solo un mes para que Helmut Kohl, François Mitterand y otros jefes de Estado europeos decidan crear la moneda única. ¿Después de cuatro años de crisis, que esperan nuestros dirigentes para entregar oxígeno a nuestras finanzas públicas?. El mecanismo que proponemos se podría aplicar inmediatamente, tanto para disminuir el costo de la deuda antigua como para financiar inversiones fundamentales para nuestro futuro, como un plan europeo de economía de energía.

Es necesario un tratado de convergencia social y una verdadera gobernabilidad económica. Aquellos que reclaman la negociación de un nuevo tratado europeo tienen razón: con los países que lo deseen, hay que construir una Europa política, capaz de actuar sobre la globalización. Una Europa genuinamente democrática ya lo han propuesto en 1994 Wolfgang Schauble y Karl Lamers o Joschka Fischer en el 2000.

Todo esto es indispensable. Pero, ningún nuevo tratado podrá ser adoptado si nuestro continente se hunde en una “espiral de la muerte” y que los ciudadanos terminan detestando todo lo que viene de Bruselas. La urgencia es enviar a los pueblos una señal muy clara: Europa no está en manos de los lobbies financieros. Ella está al servicio de los ciudadanos.

* Publicado en Le Monde (traducción El Mostrador).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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